Diferencias en el “enfoque” y en los “objetivos” determinaron finalmente la operación que finalizó con el alejamiento del grupo Los Grobo de la empresa Agronegocios del Plata (ADP), principal productora de granos en Uruguay, según dijo a Campo el director de la compañía Marcos Guigou.
Los Grobo, grupo argentino liderado por Gustavo Grobocopatel, compartía con la familia Guigou la propiedad de la empresa creada hace 12 años con el 50 % del paquete accionario. El anuncio formal de la venta fue realizado sobre fines de julio, pero fue producto de un proceso interno que comenzó a gestarse a partir de desavenencias en la visión sobre las estrategias y los perfiles entre ambos socios.
Sobre el monto de la negociación por la cual la familia Guigou absorbió el 100 % del paquete accionario, el empresario prefirió no dar detalles para respetar un acuerdo formalizado en oportunidad de concretar la operación. Marcos Guigou, individualmente, mantiene su participación accionaria anterior, mientras que la parte de Los Grobo fue adquirida por una sociedad controlada por la propia familia.
ADP se prepara para dar una serie de “sorpresas” en el mercado de los agronegocios, y, según Guigou, la salida del grupo Los Grobo no supone ningún impacto financiero en la compañía y no alterará su actual estructura administrativa y de negocios, aunque sí habrá algunos cambios.
El empresario fue contactado por Campo en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, donde permanecerá hasta el 24 de agosto participando en una “experiencia familiar”.
Lo que sigue es un resumen de la entrevista.
—¿Cuáles fueron las razones por las que se produce el retiro de Los Grobo del paquete accionario de ADP?
—Teníamos algunas diferencias de visión de hacia dónde apuntar, con qu tipo de velocidad y qué enfoque, y hace un tiempo que veníamos en un proceso donde más allá de que pueda haberse filtrado algo, no había nada definido hasta que se resolvió.
—¿De qué orden eran esas diferencias?
—Tiene que ver más con un tema de la empresa de ellos que con otra cosa, incluso hasta por un tema personal. Es difícil de evaluar, porque en la propuesta de Gustavo (Grobocopatel) siempre estuvo que ADP tenía que ser una empresa más profesional, que no dependiera de los dueños, y la verdad es que al final del día casi todas las empresas dependen en alguna medida de las personas principales y de sus aciertos y errores. Ellos están más enfocados en Argentina y la verdad es que el management lo tenían acá, así que tampoco es que eso haya sido un problema porque estaban totalmente receptivos a lo que se iba haciendo, por lo que sin dudas que no pasó por una restricción para hacer lo que querían.
De todas formas, es algo que tendrán que comentar ellos si tienen ganas, pero no lo veo como algo que tenga que ver con que el problema sea Uruguay o el relacionamiento. Es una decisión empresarial y una posición, al menos me parece a mí, de que Argentina tiene mucho más para dar ahora. En definitiva son argentinos y probablemente esa sea una razón. Por lo menos yo pienso así, a mí me gusta hacer las cosas en Uruguay y pienso que a ellos les puede pasar lo mismo con Argentina.
—¿El cambio va a suponer algún tipo de reestructura administrativa?
En realidad, lo que estamos haciendo es el mismo proceso en que veníamos, con el directorio funcionando y con el formato que ya había. No hay por ahora grandes cambios, salvo en algunos temas de corto plazo. Donde sí va a haber cambios es en distintos productos que vamos a ofrecer. Una compañía tiene una función en el país que es la de proponer opciones, porque la escala nos da la posibilidad de probar algunas cosas y después poder mostrarlas. Tenemos la vocación de compartir la información y vamos a insistir sobre estos temas y tratar de que la agricultura o la agroindustria de Uruguay sea más fuerte, con un foco muy decidido en la producción primaria de origina valor y permite que el resto de la cadena funcione. Tenemos que ser muy competitivos en eso y muy generadores de propuestas tecnológicas para que esas cosas sucedan.
—¿Cómo queda conformado el paquete accionario?
Yo manejo lo mismo que tenía, y el grupo de acciones que tenían Los Grobo pasan a una sociedad que la controlamos también en la familia. Yo no sé exactamente dentro de unos años cómo va a ser, porque en el diseño de las empresas está la flexibilidad que puedan tener hacia adelante. Y Uruguay tiene una serie de formatos para sus organizaciones que es bastante especial. La idea es seguir con esa flexibilidad que nos costó tanto mantener.
—¿Es posible que vuelvan a incorporar capital de accionistas ajenos a la familia?
Hay mucha gente que quiere estar con nosotros y eso está bueno, pero la verdad es que después de un proceso donde en principio trabajamos muchos años con una sociedad muy buena, pero que después nos empezó a dar problemas, ahora queremos tomarnos un tiempito para ajustar las cosas y darles la dirección que pretendemos.
—¿Qué significa para ADP este cambio?
—En nuestro caso es una apuesta muy fuerte a mantener una empresa pujante en Uruguay y especialmente en el interior. A mí me interesa mucho que la empresa tenga centro en la ciudad de Dolores y con mucha gente joven trabajando. Me parece que tenemos un futuro interesantísimo para desarrollar productos que están hechos alrededor del sector, de lo que sabemos hacer, pero que no necesariamente son granos. Nuestro principal negocio es producir granos y exportar, pero probablemente tenemos mucho más valor para agregar si empezamos a vender otro tipo de cosas que yo he tratado de desarrollar también en otras actividades, como en el caso de Okaratech, por ejemplo. Lo que ahora vamos a intentar es sinergizar todas esas cosas y en un momento un poco más complicado ponerle más foco y más decisión a tener realmente una propuesta global.
—¿Qué impacto tiene la salida de Los Grobo en la situación financiera de la empresa?
—Hay mucho de leyenda urbana con respecto al capital que se trajo y a la inversión. En realidad esta es una empresa que se generó con un aporte igual de los dos socios y que fue relativamente pequeño. Lo que se hizo siempre fue crecer sobre esa estructura, y en realidad la empresa está igual. Lo que hay hoy es un cambio en los accionistas, que siempre pueden seguir cambiando. Yo soy parte interesada, pero pienso que no hay ahí mayores problemas. Nosotros veníamos de un años malo, pero tenemos la empresa ya con años de experiencia, con un montón de negocios en marcha y con una trayectoria hecha. Ahora sí tenemos mucha experiencia y hemos pasado por años malos, buenos y regulares. Se habla de una tendencia muy buena de los últimos años, pero también hemos pasado por sequías y por años de mayores costos, y en realidad hay doce años de trabajo y un equipo más fogueado que ha ido cambiando como todas las cosas que tienen una vida propia.
—¿No se resienten los planes de la empresa ni su financiamiento?
— No se van a mantener exactamente los mismos planes porque hay algunos temas donde teníamos diferencias de enfoque en algunos puntos. Pero la compañía sigue siendo la misma. Respecto al financiamiento, esta no era una compañía que estuviera apalancada del exterior como se pudo haber supuesto, sino que en realidad se autogestiona y siempre fue así, a pesar de que haya por ahí otra idea. Siempre fue de esa forma.
—¿Dónde va a poner el énfasis ADP en esta nueva etapa?
Como decía Woody Allen, una frase que me gusta mucho, “no hay que decir las cosas, hay que hacerlas, porque al hacerlas se dicen solas”. Pero tenemos una serie de innovaciones que van a ir saliendo y que van a ser parte de los nuevos años de la agricultura uruguaya. Todavía no puedo adelantar mucho, pero van a ser aportes interesantes en tecnología desarrollada en Uruguay, aunque algunas de las ideas puedan haber surgido en otro lado. Estamos decididos a llevar esas cosas adelante y son estrictamente de desarrollo de ADP.
Vamos a poner énfasis en todo lo que sea aprovechar nuestro expertisse en la agricultura o en los agronegocios, pero generando herramientas para los productores locales y para el mundo. Va a haber un gran empuje sobre esto.
Tenemos muchas cosas tecnológicas para ir mostrando, cambios para que el sistema agrícola, las rotaciones y la productividad sean mejores. Yo he desarrollado mucho la relación y el aprendizaje con la gente vinculada al software en Uruguay, identificado con Nicolás Jodal, a quien no conocía de antes y con quien hoy tenemos una sintonía muy grande.
Me parece que si existe un sector de software fuerte en Uruguay y a su vez un conocimiento grande de la forma de hacer los negocios en agricultura en un país difícil, hay una muy buena posibilidad de combinar las dos cosas, y este camino lo hemos hecho y lo tenemos bastante digerido con Nicolás en varias áreas y con propuestas concretas. Me parece que viene una etapa de madurez con cosas que van a ser muy buenas y que en general son actividades que generan trabajo de valor donde hay mucho para capturar.
Estamos apostando fuerte y muy confiados, con un equipo que está muy entusiasmado. Tenemos hoy una polenta bárbara con relación a las cosas que van a venir y a las propuestas que van a sorprender en los próximos meses.