En la recta final por la sucesión de Cristina Fernández de Kichner —y a pocos meses de la temporada de turismo de playa en Uruguay—, el dólar se ubicó como uno de los temas centrales de la campaña electoral en Argentina.
En la recta final por la sucesión de Cristina Fernández de Kichner —y a pocos meses de la temporada de turismo de playa en Uruguay—, el dólar se ubicó como uno de los temas centrales de la campaña electoral en Argentina.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“El mercado va a fijar el tipo de cambio, no vamos a intervenir”, aseguró Mauricio Macri, jefe de gobierno porteño y candidato presidencial por la alianza opositora Cambiemos, en el marco de una presentación ante cerca de 600 empresarios, el jueves 13. “Veremos qué dice el flujo del mercado sobre un dólar de equilibrio”, añadió.
Macri, quien viene por detrás del oficialista Daniel Scioli en las encuestas de intención de voto, ya había marcado tiempo atrás su intención de terminar con las restricciones para operar con la divisa estadounidense que rigen en Argentina. Pero el nuevo comentario, ahora más cerca de las elecciones presidenciales del próximo 25 de octubre, tuvo mayor repercusión.
Miguel Bein, uno de los asesores económicos de Scioli, salió a polemizar. Dijo al canal de televisión C5N que “están planteando una devaluación brusca del peso para diciembre, algo así como una Macri-devaluación”. Agregó que liberar el tipo de cambio “sin ninguna transición, a través del mercado libre, genera fogonazo inflacionario, el desplome de los salarios, caída del consumo y la recesión de la economía”.
En Argentina rige un sistema cambiario de flotación sucia: el Banco Central (BCRA) interviene comprando o vendiendo dólares para controlar el precio de la divisa estadounidense. Pero el mercado está restringido —todavía más desde la semana pasada para algunos agentes, por un apretón del torniquete cambiario—, y entre otras cosas las operaciones deben ser autorizadas por la oficina recaudadora de impuestos, y tanto los exportadores como los importadores están sometidos a un tratamiento cambiario especial. Con tantas distorsiones, fueron surgiendo alternativas al mercado oficial que, aunque ilegales, están disponibles casi a la vista de todos: el dólar “blue” es de los más conocidos por los uruguayos que van de paseo a Buenos Aires y pueden cambiarlo a mejor precio a quienes lo ofrecen en las calles céntricas.
Argentina es para Uruguay el principal socio en el comercio de servicios turísticos; son argentinos la mayoría de los visitantes extranjeros que llegan a Punta del Este y a otros destinos locales, y es a Buenos Aires a donde más viajan los uruguayos que salen al exterior. Ese país es, también, un mercado importante para algunos productos de exportación, por lo que la evolución cambiaria es un dato relevante para la relación comercial bilateral.
Mario Blejer, otro asesor económico de Scioli, aseguró el viernes 14 que la eliminación de las restricciones para manejarse con dólares —conocidas popularmente como cepo cambiario— “se puede hacer en forma inmediata”. Algunos analistas leyeron ese comentario como una discrepancia con Bein.
Ese día el dólar “blue” llegó a valer 15,1 pesos argentinos, su mayor cotización en el año, y se estabilizó en torno a ese precio en las jornada siguientes. El oficial se ubicó cerca de los 9,3, por lo que la brecha entre ambos rondó el 63%.
Mientras, el presidente del BCRA, Alejando Vanoli, también cuestionó el planteo de Macri. “Aseguró que el candidato “quiere volver a que cualquiera pueda sacar del país U$S 200 millones por mes sin control”.
El periodista argentino Jorge Lanata afirmó ayer miércoles, en un ciclo de conferencias organizado por Búsqueda, que a “la moneda la van a tener que devaluar”. El ajuste cambiario será gradual si es electo Scioli y “más repentino” si gana Macri, vaticinó.
El sábado 15 “La Nación” aseguró que, en las dos semanas previas a las elecciones internas realizadas el pasado 9 de agosto, el banco central informó ventas de dólares por un monto 78% inferior a las que efectivamente realizó, en un intento de manejar las expectativas de los agentes. Fue “algo burdo y que muestra la incomodidad que el propio BCRA tienen con la situación que enfrenta”, afirmó Pedro Rabassa, de la consultora Empiria, citado por el diario.
Al cierre del mercado de cambios cada jornada el BCRA reporta el saldo de sus intervenciones. En las últimas semanas hizo más ventas que compras, lo que se refleja en una baja en su nivel de reservas (que rondan actualmente los U$S 33.650 millones). “Lo que buscaron tapar es que el nivel de ventas de reservas ya es similar al que, en su momento, obligó a (Juan Carlos Fábrega, ex presidente del BCRA) a devaluar” 21% el peso, en enero de 2014, analizó Federico Muñoz, de Ecolatina.
“El próximo gobierno, además del default, heredará un déficit fiscal alto, reservas bajas, tipo de cambio dual, tarifas semicongeladas y otros problemas. Así que confiamos en que el nuevo gobierno busque solucionar los problemas para atraer inversiones y crecer a tasas sustentables de mediano plazo, lo cual implica quitar las distorsiones y los controles de capitales de los últimos años”, sostuvo Delfina Cavanagh, analista de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s.
“Devaluar no está en el interés de nadie, pero cuanto más se espera, más posibilidades hay de que la olla estalle en la cara del gobierno”, sentenció por su parte Gabriel Torres, de Moody’s, otra de esas agencias.
Pero el mismo sábado el BCRA emitió un comunicado aclarando que “es falso” que haya ocultado ventas de dólares con un propósito electoral. Explicó que en el informe diario del saldo de operaciones “no se consignan determinadas operaciones que se suelen realizar dentro del sector público pero que no tienen impacto en el nivel de reservas. Este tipo de operaciones luego deben ser incorporadas contablemente a la serie estadística sobre compras o ventas de divisas y de allí la diferencia que ‘La Nación’ burdamente califica de ocultamiento”.
El banco subrayó en el comunicado, que ha fortalecido su posición de reservas desde el último trimestre del año pasado y que las mismas se encuentran en un “nivel adecuado”.
La economía argentina enfrenta varios problemas que heredará quien suceda a la presidenta Fernández desde el 10 de diciembre.
La actividad está estancada y las exportaciones en caída, en parte por la baja de precio internacional de los granos y otros productos. A pesar de eso, el desempleo se redujo a 6,6% en el segundo trimestre, casi un punto porcentual menos que en ese mismo período de 2014.
Las finanzas públicas son deficitarias (en cerca de 2,8% del Producto Bruto Interno-PBI en los 12 meses cerrados a junio).
Sin posibilidades de emitir títulos en los mercados internacionales —mientras sigue sin resolver un litigio con fondos de inversión y otros acreedores de la cesación de pagos declarada en 2001—, el peso de la deuda se redujo en los últimos años y ronda entre 40% y 50% del PBI, según distintas estimaciones.
A su vez, la inflación se aceleró en julio y alcanzó a 1,3%. La tasa de los últimos 12 meses fue de 14,8% según el instituto oficial, aunque algunas consultoras calculan que supera el 30%.