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En los últimos cinco años creció el número de cooperativas agropecuarias, una forma de gestión que tiene profundas raíces en la historia del campo y que mezcla la “solidaridad” con lo “económico”, valoran algunos expertos.
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“Antes de que el agro fuera capitalista”, en el último cuarto del siglo XIX “la gente se juntaba en ciertos momentos del año a regar”, relató a Campo de Búsqueda la historiadora en temas rurales María Inés Moraes para explicar el origen de las asociaciones en el campo de Uruguay.
“Las relaciones estaban muy pautadas por las estaciones”, por “los períodos de siembra y de cosecha de los distintos cultivos”, agregó.
Después de 1930 apareció en el medio rural uruguayo el cooperativismo como forma de asociación. Por ese entonces se aprobó “una ley que dio un nuevo marco legal” a este tipo de organización, precisó.
En los últimos años, mientras la cantidad de productores tendió a caer, las cooperativas agrarias aumentaron y pasaron de 129 en 2008 a 162 en 2013, según datos del Instituto Nacional de Cooperativismo (Inacoop).
Si bien no hay datos sobre cuántas personas participan en estos emprendimientos, desde ese organismo aseguaron que el aumento de cooperativas significó también un incremento en el número de los productores que las integran.
Las 33 nuevas cooperativas surgidas en los últimos 5 años tienen características “más humildes” que el resto y muchas están asociadas al trabajo del Instituto Nacional de Colonización, precisó a Campo de Búsqueda el director ejecutivo del Inacoop, Danilo Gutierrez.
En 2008 las cooperativas estaban integradas por 14.700 productores, lo que representaba el 26% del total de las unidades económicas rurales, según un estudio que realizó el Centro de Investigaciones Económicas para las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF).
El 64% de los emprendimientos cooperativos estaba dedicado a la agroindustria, al acopio y venta de productos agropecuarios y a la compra y distribución de insumos. El 42% de las cooperativas se componía de 20 socios o menos, el 30% tenía entre 21 y 100 integrantes, mientras que el 29% contaba con más de 100.
En Uruguay, las cooperativas agrarias se fundaron “para comprar insumos más baratos y vender productos de mejor calidad”, apuntó el presidente de CAF, Juan Vago.
“La información, la asistencia técnica, la innovación, la transferencia de teconología” son “fundamentales” para poder “tener éxito” en el sistema cooperativo, consideró. Y agregó que hoy en día este tipo de asociaciones están mucho más consolidadas que en el pasado y cuentan con una estructura que incluye “gerentes”, “técnicos” y “funcionarios especializados”.
Pero más allá de su profesionalización y de los intereses económicos en este tipo de emprendimientos, también está presente la “solidaridad”, valoró en diálogo con Campo de Búsqueda el sociólogo rural Diego Piñeiro. Para desarrollar esta forma de gestión tiene que haber ciertos principios y “no es algo que lleven a cabo todos los productores”, agregó.
