Respecto a los trigales, los técnicos consultados manifestaron que hay casos detectados de problemas con el hongo denominado Fusarium y con bacterias por las condiciones climáticas, específicamente por las lluvias registradas durante el período de floración. Aunque esa situación “no es generalizada” sino que se limita a algunas chacras, indicaron.
En los predios con ese tipo de problemas, la situación terminará incidiendo en el volumen a ser cosechado y en la calidad del grano.
En cuanto a la cosecha de colza, hay un “avance importante” y los resultados hasta el momento promedian los 1.800 kilos por hectárea, comentó Verdera, aludiendo al área de influencia de Calmer.
En la zafra 2018-19 el rendimiento de los cultivos de invierno fue de 3.667 kilos por hectárea en trigo, lo que marcó un récord, de 3.813 en cebada, siendo el segundo máximo histórico, y de 1.646 en colza, que es la oleaginosa del ciclo invernal, según registros de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea).
Hasta 2010 el área plantada de colza era de unas 4.000 hectáreas; en los años siguientes entró en una fase de crecimiento por la demanda generada por la empresa estatal Alur para la producción de biodiesel y más recientemente por parte de otros actores del sector agrícola, que llevó a cubrir unas 55.000 hectáreas en la zafra 2018-19.
En la zona de Dolores (Soriano) están terminando la cosecha de zona y los resultados en kilos por hectárea cosechados son “satisfactorios”, ya que varían “entre 1.700 y 2.200”, y con “buena calidad” del producto, comentó el presidente de la Asociación Agropecuaria de Dolores, Andrés Alayón. Coincidió en que los rendimientos de la cebada “van a andar bien”, al igual que el trigo, aunque en ese cereal puede haber inconvenientes por hongos.
Para el consultor privado y líder comercial de la empresa Monsanto, Marcos Carrera, los resultados productivos de los cultivos de trigo, cebada y colza “son buenos, salvo algún manchón” provocado por el impacto negativo de las precipitaciones dadas en cierto momento del desarrollo de los granos.
La cebada tiene un “buen rinde”, en cuanto a kilos cosechados por hectárea, y “pocos problemas sanitarios”, dijo.
Para tener una idea de la distribución territorial de la producción de granos, Soriano tiene la mayor participación del área de cultivos de invierno con 31% del total, lo que representa unas 145.000 hectáreas, seguido de Colonia con 22% y 120.000 hectáreas, y el resto se reparte principalmente entre Río Negro, Paysandú, San José y Flores, según datos de Diea.
Verano
Respecto al área de cultivos de verano, principalmente de soja, que ocupa la mayor superficie agrícola uruguaya con algo menos de un millón de hectáreas, la apuesta del productor pasa por mantener la producción.
Este año hay un aumento en la extensión sembrada de maíz, pero como se parte de una base que no es significativa, unas 107.000 hectáreas, entonces no impacta en el área total de verano, consideró Verdera.
Señaló que el productor tiene en la memoria los resultados destacados obtenidos en maíz, por lo que repite la cantidad a plantar o la incrementa.
En la zafra pasada el rendimiento de maíz fue el récord del cultivo en Uruguay con 7.608 kilos por hectárea, lo que es un estímulo adicional para las empresas dedicadas a producir ese grano. También lo es el precio en la bolsa de Chicago, con una referencia que varió alrededor de US$ 150 por tonelada para la cosecha de 2020.
Los productores venían sembrando soja hasta que “se decidió parar porque los suelos están muy secos y esperarán a que alguna lluvia recargue de humedad” la superficie a plantar, comentó el gerente de Calmer.
Estimó que actualmente se llegó a un avance de hasta 60% de siembra de la soja de primera y a medida que se concrete la cosecha de los cultivos de invierno, se empezará a sembrar la soja de segunda.
Carrera señaló que hay un incremento en el área sembrada de maíz, que será de entre 20% y 25% una vez finalizada la siembra.
En el arranque de esa etapa de la producción agrícola hubo algunos problemas por las heladas, pero ya se están acomodando los cultivos.
El sostén del sistema
Hace unos años que los productores empezaron a rotar los cultivos con la implantación de praderas, lo que le da una mayor sostenibilidad al sistema productivo, valoró Verdera. Esa tendencia a combinar la producción de granos con la de carne va ganando espacio en zonas agrícolas, debido al incremento que tuvo el precio de los productos pecuarios. Hay una “apuesta fuerte” a la ganadería, hay “más corrales” para engorde de ganado y una “integración” con la agricultura, aseguró Alayón respecto a la zona de Dolores.
En un contexto de creciente demanda de carnes en el mercado internacional, principalmente por parte de China, la disponibilidad de granos y raciones para engordar vacunos parecería ser la apuesta lógica de los productores que cuentan con el capital necesario para esa inversión.
El mercado ganadero local registró un incremento imparable de los precios en este año, lo que llevó al valor del novillo gordo a mantenerse por encima de los US$ 4,20 el kilo en las últimas semanas y en algunos casos llegar a US$ 4,34 cuando se trata de vacunos para faena destinada a la exportación, según datos de la Asociación de Consignatarios de Ganado.
Los valores de la carne “son muy buenos” y la intención del productor es aumentar la producción ganadera, pero eso tiene sus “limitantes”, ya que “si bien el ganado gordo tiene precios atractivos luego hay que reponer las cabezas de vacunos en el campo y el precio de las categorías de reposición también es alto”, analizó Verdera.
Y advirtió que eso tiene “un grado de incertidumbre” porque con la apuesta a adquirir categorías jóvenes de ganado “no se sabe si al terminar el ciclo productivo, se mantendrán los valores” actuales.
“Hay dificultades para reponer ganado tanto en volumen como en precio, lo que impide expandir (el negocio ganadero) como se quisiera”, planteó.
El titular de la MTO opinó que hay un “atraso cambiario que cuando se empiece a corregir después de las elecciones y se registre un cambio en el gobierno, sea del partido que sea, debería acelerar el proceso de evolución del tipo de cambio”.
“Las maravillas de precios que hoy estamos viendo en la carne deberían bajar un escalón en dólares corrientes, no en poder adquisitivo”, dijo.
Consultado sobre el grado de incidencia que tienen las elecciones presidenciales en la toma de decisiones de los productores, Carrera coincidió con otros actores del sector en que se puede percibir “una mejora en el ánimo” y se generan “nuevas esperanzas” entre los empresarios del agro, pensando en los resultados del balotaje del domingo 24.
“Las promesas de la coalición de los partidos de la oposición van más en línea con las demandas de los productores agropecuarios”, sostuvo y acotó: “No sé si llega a cambiar el nivel de inversión en función de las expectativas de renovación”.