Salvo algunos casos puntuales de campos inundados por las lluvias en febrero, el gran área de cultivo de soja pasó por una situación climática muy buena, lo que favoreció el desarrollo de ese grano. Con un área sembrada de casi 1,5 millones de hectáreas y un rendimiento promedio algo por encima del año pasado, 2.700 kilos por hectárea, la producción de esa oleaginosa va camino a marcar un máximo histórico cercano a 4 millones de toneladas, dijeron a Campo técnicos del gobierno y de empresas agrícolas.
Hay chacras con rendimientos en kilos de soja por hectárea de 3.000, de 1.000 y hasta 5.000, dependiendo de las zonas y otros factores, comentó el técnico del Ministerio de Ganadería (MGAP), Gonzalo Souto. Pero estimó que “este será el año en el que la agricultura local registre el mayor rendimiento de la historia del cultivo” de soja.
En rendimiento, el registro máximo histórico fue el del año anterior, con 2.634 kilos de ese grano por hectárea, y si en este año superamos ese rendimiento promedio, sumado al área prevista, estaríamos frente a un nuevo récord en la producción, analizó.
En el promedio general, en el país, no registraron mayores sorpresas, ya que losrendimientos están entre 2.600 a 2.700 kilos, señalaron.
La recolección de esa oleaginosa avanza con más fuerza cada día, aprovechando los días sin lluvias, y algunas firmas contratadas para esa labor por parte de los propietarios de los campos o de los productores que arrendaron esas tierras están desbordadas por la demanda de ese servicio, contaron algunos operadores de ese sector.
Souto comentó que las plantas de soja muestran características favorables, con muchas vainas y desarrollo de los granos.
Cerca del litoral oeste del país, el resultado promedio llega a 3.000 kilos de soja por hectárea y en campos plantados en los departamentos del norte y noreste del país, el rendimiento baja a 2.500 kilos, dijo el gerente de producción de la empresa Agronegocios del Plata (ADP), Carlos Dalmás.
Advirtió la existencia de algunos problemas que afectaron negativamente la productividad sojera, principalmente la aparición de enfermedades de tallo y raíz debido al exceso de lluvias en febrero.
Al igual que en la zafra pasada, ADP plantó unas 40.000 hectáreas que están distribuidas en varios departamentos, incluyendo Río Negro, Soriano, Florida, Tacuarembó, Rivera y Cerro Largo.
Algunos operadores agrícolas advirtieron “un retraso del orden de los diez días” y que por eso hasta el momento solo fue cosechado “un 5% de la superficie” plantada. “Los rendimientos son altos en términos históricos y varían por zona. Si se mantiene la productividad actual, posiblemente el promedio nacional se sitúe entre los 2.500 y 2.600 kilos por hectárea”, dijo el consultor privado Fernando Villlamil. Coincidió con otros de los consultados al señalar que “sobre un área de 1,5 milones de hectáreas la cosecha alcanzaría un total de 3,7 millones a 3,9 millones de toneladas”.
Más del 50% ya está vendida
En cuanto a la comercialización de la soja plantada en Uruguay, el ritmo tiene un avance normal en comparación con años anteriores. La venta de los productores está cerca del 55%, indicó Villamil. Dijo que la mayoría de las ventas de los productores se realizaron en valores que variaron entre los U$S 450 y U$S 500 por tonelada, puesta en los puertos de Nueva Palmira o de Montevideo.
Respecto al mercado internacional, Villamil dijo que “ha estado tonificado por los valores registrados recientemente en Chicago pero la demanda internacional, principalmente China, se encuentra inactiva”. Esa “retracción incidió negativamente en las denominadas bases sobre Chicago(que es la diferencia de precio entre el mercado físico y el de futuros), determinando que el descuento en el precio del mercado local sobre el de Chicago se incremente”, explicó.
China es el principal destino de la soja uruguaya, por lo que ese tipo de situaciones tienen una influencia relevante respecto a las exportaciones futuras del grano. El año pasado esa oleaginosa pasó a ser el principal producto exportado por Uruguay si se lo analiza en millones de dólares generados. De ese modo despojó del primer lugar del ranking a la carne vacuna, que es el rubro tradicional de la canasta de productos agropecuarios uruguayos.
Maíz
A diferencia de lo que sucedió con la soja, que mantiene una perspectiva favorable en cuanto a los resultados de la cosecha, en el caso del maíz hubo pérdidas importantes. Como siempre pasa, hubo maíz de primera (plantado como primer cultivo y antes que la soja) que debería haber florecido en diciembre pasado, pero debido a la falta de lluvias y el calor eso no ocurrió, dijo Souto.
Pero no todo fue negativo para los productores que plantaron ese grano. Los maíces sembrados en los primeros meses de este año (de segunda), que están creciendo como práctica de cultivo, fueron más favorecidos en su desarrollo. Para ese técnico del MGAP, por ese lado hubo una compensación para los agricultores.
Un aspecto comentado por varios de los agrónomos consultados por Campo se relaciona con la siembra de semillas, tanto de soja como de maíz, que son resistentes a algunas plagas o enfermedades y a la aplicación de herbicidas. En un verano con registros de lluvias por encima de lo normal, surgen algunos problemas que no afectan los cultivos realizados con ese tipo de semillas que contienen eventos genéticamente modificados.
En la zafra del año pasado el área de siembra de maíz fue de 122.000 hectáreas, el rendimiento promedio fue de 5.600 kilos por hectárea y una producción total de 693.000 toneladas, según datos del MGAP. Resaltan que ese nivel de productividad fue récord y el resultado de la producción fue el más alto de los últimos 30 años. Otro registro inédito fue el volumen exportado de ese grano, que fue de 272.000 toneladas. Por primera vez, Uruguay exportó maíz a Estados Unidos, que es el mayor productor mundial.
Solución para productores de otros rubros
El aporte de la soja en la diversificación productiva del campo uruguayo es otro factor destacado por técnicos y empresarios del agro. Eso comenzó a darse entre los cultivadores de arroz, pero también en otros rubros, dependiendo de varios factores.
El 50% de los arroceros del norte del país tienen decidido plantar soja, aunque sea en pequeñas parcelas, debido a que el precio de esa oleaginosa es “excelente” y los costos son inferiores a los que requiere la siembra de arroz, señala el profesor de Economía Agraria de la Facultad de Agronomía, Norberto Rodríguez, en un informe al que accedió Campo y que será divulgado próximamente.
Comenta que la mayoría de esos productores harán eso “como una prueba” y “si les va bien entonces van a seguir” con esa estrategia. “Es un abanico que se abre” para los arroceros, principalmente los ubicados en el norte, por el tipo de suelo y la topografía, advierte.
A los que plantan ese cereal en la zona este del país no les resultará tan fácil, porque las características del suelo, con topografías planas y pendientes moderadas, son distintas a las del norte.
Otro factor que convenció a productores ganaderos, lecheros y arroceros de plantar soja es que existe un precio internacional de referencia, que es el de Chicago, que posibilita realizar ventas previas o anticipadas a la siembra del cultivo, sostiene Rodríguez. Basándose en opiniones de algunos arroceros consultados para el informe mencionado, ese académico considera que si bien la siembra de soja parece ser una decisión coyuntural, para esos agricultores podría alcanzar un espacio mayor en caso de que la situación de los costos de la producción de arroz siga complicada.
