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Después de confirmado que el Producto Bruto Interno (PBI o PIB) aumentó el año pasado más de lo esperado (4,4%), el gobierno y los analistas privados revisaron sus proyecciones de crecimiento económico para Uruguay en 2022. Entre estos últimos, la estimación —en mediana— pasó de 3,27% en la encuesta de febrero a 3,80% en la divulgada el martes 29 por el Banco Central (BCU).
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La proyección más auspiciosa llega a 5%, pero el informe del BCU no identifica las respuestas. El mismo día el Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica indicó en su monitor semanal que “el crecimiento del PIB apunta a 5% en 2022”.
En cada mes que cierra un trimestre calendario el BCU amplía el menú de preguntas, incorporando otras variables macroeconómicas. Los analistas del sector privado esperan que el mayor nivel de actividad redunde en mejoras en el mercado laboral: la cantidad de ocupados (tasa de empleo) se ubicaría en 57% en promedio este año, a la vez que la desocupación sería de 8,20% de los activos, siempre en mediana de las repuestas. La encuesta no interroga sobre expectativas en materia salarial, una variable relevante por su incidencia sobre cuestiones como el consumo o la pobreza. Sobre esa última dimensión, esta semana se conocieron datos al cierre del 2021.
Pobreza y desigualdad
El Instituto Nacional de Estadística (INE) reportó que la proporción de personas con ingresos insuficientes para adquirir una canasta básica pasaron del 10,2% de la población en el primer semestre del año pasado, a 11,0% en el segundo. El monto —“línea”— que determina la pobreza por este método era de $ 16.831 mensuales para Montevideo, $ 10.944 en el interior urbano y $ 7.385 en áreas rurales.
Por regiones, los pobres eran 14,8% en la capital, y poco más del 9% en las localidades de más de 5.000 habitantes y las más chicas (frente al 11,0% en Montevideo, 10,2% en las poblaciones relativamente grandes y 10,7% en las menores que se había estimado para enero-junio del 2021).
De un semestre al otro la pobreza se agravó en los grupos de edades más tempranas. En efecto, entre los menores de seis años la proporción de pobres aumentó en cinco puntos porcentuales (pasó de 16,1% en el primero a 21,1% en el segundo), y lo hizo algo menos entre los de seis a 12 años (de 18,5% a 20,3%). Son niveles mucho mayores a los que presentan las franjas adultas; en julio-setiembre era pobre 9,1% de los que tenían entre 18 y 64 años, y 2,2% de los de 65 o más.
La pobreza infantil fue tema de debate político en febrero (Búsqueda Nº 2.163).
El lunes 28, el INE había divulgado indicadores sobre la distribución del ingreso. El coeficiente de Gini —que indica un mayor nivel de desigualdad cuando más cercano a 1 se encuentre— pasó de 0,383 en 2019 a 0,387 al año siguiente y a 0,386 en 2021; en un rango de entre 0 y 1, cuando mayor.