En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Vuelve uno de los escritores más exitosos de la literatura italiana contemporánea, Paolo Giordano (Turín, 1982), autor de La soledad de los números primos (varios premios, más de dos millones de ejemplares vendidos solo en Italia) y de El cuerpo humano. Esta vez con una pequeña, íntima novela a propósito de una mujer viuda, la señora A., que es la empleada doméstica de un matrimonio burgués integrado por una esposa decoradora de interiores y un marido licenciado en Física Teórica, como el propio Giordano.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
A través de capítulos muy cortos, el escritor va tejiendo con precisión y gran sensibilidad el perfil de esta mujer solitaria, obsesiva de sus tareas (se anticipaba a las compras de la casa pero no se movía de los paquetes del supermercado hasta que le pagaban), afectuosa en la educación del hijo de la pareja y también misteriosa. Pero en el entramado de la señora A., quien siempre tendía la mesa para dos, aunque su esposo ya no viviese, también se construyen otros personajes como el propio narrador, su jefe en la Universidad (un tipo que navega más tiempo del necesario por la red), su esposa Nora y su hijo Emanuel.
Los buenos escritores no necesitan una trama compleja para sacar adelante una buena historia. Basta con que sean excelentes observadores, como Giordano, quien es capaz de describir los accesos de tos de una persona enferma en una iglesia, cómo resuenan en “la altísima y desnuda bóveda” y cómo terminan generando a su vez vergüenza, estampada en los rostros molestos de los feligreses que se dan vuelta para detectar el origen del sonido.
Es un placer leer a Giordano. El tipo destila su prosa de un modo tranquilo, amable y al mismo tiempo agudo. Se detiene en detalles, sale, acierta con imágenes de la soledad (“como si viviera solo en un meridiano en el centro del océano Atlántico”), dosifica los diálogos adecuadamente y con pequeñas pinceladas construye momentos para recuadrar, como el primer entierro al que asiste un niño, su hijo, quien hacía “preguntas concretas sobre lo que significaba ir al cielo, sobre la imposibilidad de que una persona no regresara”.
No deja de ser curioso que un señor que estudia cosas tan incomprensibles para un individuo común y corriente como las propiedades del quark fondo y la descomposición inclusiva del mesón B en el canal semileptónico y radiactivo, sea tan claro como escritor. Maravillas de la ciencia literaria.
Como de la familia, de Paolo Giordano. Salamandra, 2015, 139 páginas, 420 pesos.