Cronopios de fiesta

Cortázar con el pelo muy corto y un rostro juvenil y lampiño de frente y de perfil. Cortázar altísimo, con barba y grandes lentes de carey. Cortázar muy pequeño con sus inconfundibles ojos de gato, bien separados, bien abiertos. Son numerosas las fotos en blanco y negro incluidas en este libro que siguen la vida del escritor de Bruselas a Buenos Aires y luego a París. Él mismo era un aficionado a la fotografía, pasatiempo que compartió con Carol Dunlop, su última esposa. En el libro se los ve a ambos enfrentados, cámara en mano, disparándose uno al otro, en una preciosa fotografía que acompaña un texto de “Las babas del diablo”, que comienza diciendo: “Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías”.