N° 1843 - 26 de Noviembre al 02 de Diciembre de 2015
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCon respecto a Argentina hay que ir despacio. Lo tendrá que hacer incluso el flamante presidente electo Mauricio Macri, a partir del próximo 10 de diciembre, día en que asumirá la primera magistratura y tomará en sus manos el bastón de mando.
Meterse en estos momentos en previsiones y pronósticos es ingresar en terreno cenagoso. Si no que lo digan los encuestadores que erraron, y feo, en las elecciones generales del 25 de octubre pasado y volvieron a errar, no tan feo, en esta segunda vuelta. Acertaron con el ganador, pero no con los porcentajes: le daban una diferencia de 5 a 10 puntos a Macri y finalmente este le ganó al oficialista Daniel Scioli por una diferencia de 2,8 puntos porcentuales. Esto es, siempre que no sean ciertas algunas denuncias en el sentido de que el oficialismo hizo “algunos retoques” para que la diferencia no fuera tan grande y para que Macri no superara el 54%, que fue el récord de CFK.
Hay que limitarse a lo que verdaderamente hay y a lo concreto y probado. Y todo ello, paso a paso.
Es un hecho, en ese sentido, que la mayoría de los argentinos votaron contra el kirchnerismo y su jefa Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Y así fue el 25 de octubre y este domingo 22 de noviembre.
Los argentinos querían un cambio. Primero que nada acabar con el autoritarismo, la soberbia, la prepotencia y la corrupción. Y ese, aparentemente, no solo fue uno de los propósitos de los votantes de Macri, sino que lo fue también el de una buena parte de los votantes de Scioli, a quien veían como una vía más disimulada pero quizás aún más efectiva para lograr ese fin.
Lo concreto es que lo consiguieron y le han dicho fuera a CFK y sus adláteres, al tiempo que le dan la bienvenida a Macri, considerándolo la mejor opción para encarar el cambio y corregir tantas desprolijidades.
Para empezar, no son pocos —y no solo por revanchismo— los que esperan que con Macri también ahora haya “verdad y justicia” y los corruptos del régimen saliente sean castigados.
Macri ha advertido que el cambio no puede detenerse en revanchas o rendiciones de cuentas, pero después aclaró que se refería al estilo de hacer política y que ello no implica aceptar la impunidad. Así como todos los de su futuro gobierno estarán siempre a disposición de la Justicia, lo mismo ocurre para el resto, dijo. No habrá impunidad para nadie —ni ahora ni con respecto al pasado— y la Justicia actuará con total autonomía, independencia y libertad, como corresponde, sentenció.
Será una batalla dura. CFK, aun cuando no consiguiera ser la jefa única de la oposición peronista, mantendrá su poder en ciertos sectores, los más radicales —La Cámpora, Quebracho, Las Madres— y jugará a ser víctima y perseguida. Contará, asimismo, con cientos de militantes que le responden, bien colocados en el aparato del Estado, como blindaje propio y para sembrarle el camino de alambres de púa al nuevo mandatario. En materia de destrucción los peronistas tienen trayectoria. A lo largo de la historia del país se han destacado más como destructivos que como constructivos. Tampoco han sido muy celosos vigilantes de las instituciones, ni desde el gobierno y menos desde la oposición. Y en esa línea y política, la versión kirchnerista ha descollado y, más aún, la versión kirchnerista “bolivariana” que la presidenta ha encarnado.
Cristina, además, deja a mucha de su gente en puestos claves, incluso dentro del Poder Judicial, que es el que tendrá la responsabilidad y deber de investigar.
Macri por su lado, como lo anunció en su campaña y lo ratificó en su primera conferencia de prensa, tiene como prioridades combatir el narcotráfico, la inseguridad, la pobreza extrema (entre 28% y 30% de la población) y atacar la inflación, normalizar el régimen cambiario y conseguir una racionalización tributaria. En el campo económico tiene claro hacia dónde ir, pero, como él mismo admitió, no tiene muy claro aún dónde está parado. No sabe qué es lo que le dejan.
De acuerdo con la primera reunión en Olivos del martes 24, parece que Cristina y su gente no están dispuestos a ayudar, aunque en ello estén en juego los mejores intereses de todo el pueblo argentino y, por supuesto, la estabilidad y solidez de las instituciones democráticos. Macri dijo que la reunión no valió la pena. CFK mostró la hilacha y confirmó lo que se sospechaba de ella. Cada vez debe estar más envidiosa de sus amigos Maduro, Correa, Morales y Ortega. Ellos sí que lo han hecho bien, se dirá a sí misma, seguramente.
El hecho es que fuera del kirchnerismo y dentro de este, de los integrantes más allegados a CFK, nadie conoce las cifras reales, ni el nivel de reservas y lo que se debe, lo que hay que pagar de inmediato y lo que se recauda ni lo que se distribuye como dádiva, como subsidios electoralistas y a “empresarios” amigos o lo que dicen y hasta cuánto comprometen a la nación y su futuro los acuerdos con Rusia y con China, más algunas otras cosas que es posible que haya y de las que no se tiene ni la menor idea.
Es muy probable que el equipo de gobierno del nuevo mandatario tenga más datos de cómo funcionan las mafias organizadas que del estado de situación de la Argentina, de la que se deberán hacer cargo en dos semanas.
El kirchnerismo, al igual que todos los regímenes bolivarianos del continente, ha actuado con estricto secreto y ha tratado de tener siempre todo bien atado para su manejo desde el gobierno y para sabotear los cambios democráticos que se reclaman y en casos como el de ahora en Argentina, le imponen.
Macri fue preguntado por los periodistas sobre las medidas específicas que tomará en el campo económico y él se refirió a lo que cree que hay que hacer, pero precisó que ello también dependerá de lo que encuentren, de cuál es la realidad y cuáles son los números.
Por ahora, ni él puede saber lo que va a pasar y lo que hay que hacer. Recién ha comenzado a desatar paquetes. Los paquetes que 12 años de kirchnerismo le dejan a él y a todos los argentinos.
© Danilo Arbilla. Derechos reservados. (Especial para Búsqueda)