Desde fines de octubre los cubanos se preparan para un cambio profundo en su economía —aunque las transformaciones en dirección de una “actualización” han sido frecuentes en los últimos años—. En este caso, se trata de la unificación de las dos monedas oficiales que convivieron en su país desde hace 19 años, un proceso al que técnicos uruguayos hicieron aportes.
El cambio implica no solo pasar a tener una sola moneda sino también un único tipo de cambio, una idea que parece exótica para una sociedad acostumbrada a que el dólar valga uno o 25 pesos, según si se tiene acceso al peso cubano convertible (CUC) o al peso cubano (CUP).
La unidad de las monedas es uno de los cambios más urgentes para dar lugar a otros avances en el plan de “actualización” del modelo económico que lanzó Castro en 2011. Según analizaron las cubanas Vilma Hidalgo y Yaima Doimeadiós, expertas invitadas a disertar el viernes 8 en las XXVII Jornadas anuales de Economía del Banco Central del Uruguay (BCU), la reforma monetaria y fiscal es una “premisa” para que se puedan llevar a cabo otras modificaciones que apuntan a una mayor eficiencia, productividad y también justicia entre la población.
Actualmente, señalaron esas economistas, Cuba se encuentra sumida en una dinámica de bajo crecimiento que solo se podría superar a partir de mayor inversión, pero el elevado peso de la deuda pública es una restricción desde ese punto de vista. En su visión, otro aspecto que frena el desarrollo económico de ese país es que si bien cuenta con un nivel educativo elevado, ese capital humano está subutilizado, en gran medida porque la infraestructura física no está al mismo nivel.
En 2012 el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de Cuba creció 3%; fue menos de lo esperado por las autoridades (3,4%) por una menor expansión de la inversión fija y el impacto del huracán Sandy sobre algunos cultivos y la ganadería. Para el año en curso se espera que la actividad vuelva a crecer 3%, sobre todo por el dinamismo de la construcción, según el último informe de perspectivas regionales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“La vulnerabilidad del país ante choques externos se acentúa porque, pese a la persistencia del bloqueo, Cuba es una economía abierta”, afirma ese organismo. Las exportaciones e importaciones de bienes y servicios representan la mitad del PBI.
El gobierno cubano lanzó varias reformas en años recientes, algunas para facilitar los viajes al extranjero y la entrada a Cuba, otras relacionadas con el tiempo de explotación de las tierras entregadas en usufurcto y para la formación de cooperativas no agropecuarias de gestión autónoma. También introdujo algunas modificaciones tributarias, impulsó la actividad por cuenta propia, al tiempo que reasignó gastos y recortó subsidios presupuestales.
Sostenibilidad.
Cuando en la década de los noventa se produjo la caída del bloque socialista liderado por la Unión Soviética, la economía de Cuba sufrió una profunda crisis ya que dependía fuertemente del comercio exterior con esos países. Las tasas de crecimiento se mantuvieron bajas y no volvieron a recuperarse, pese a que desde 1994 la economía trató de reorientarse hacia nuevos aliados comerciales y mejorar su productividad, explican Hidalgo y Doimeadiós en el estudio presentado en las Jornadas de Economía.
Para las investigadoras, una de las mayores preocupaciones es la falta de un modelo de crecimiento sostenible para la economía cubana, que desde la última década del siglo XX se encuentra creciendo por debajo de su potencial —a un promedio de 3% anual entre 1994 y 2003.
La dependencia del sector externo es estructural para un país con un mercado interno reducido. A su vez, se deterioró la sustitución de importaciones por bienes nacionales y desde el exterior arriban cada vez más artículos de consumo e intermedios en lugar de la maquinaria y equipos que se podrían utilizar para producir en el país.
Otro aspecto que constituye una restricción al crecimiento de la economía es el envejecimiento de su población. El 18% de los cubanos tienen más de 60 años.
Los “cuellos de botella” en materia de capital humano no se asocian a la calificación, sino a la “insuficiente complementariedad entre inversión en educación e infraestructura física y tecnológica”, sostienen en su trabajo. También incide la “ausencia de un eficaz sistema de incentivos” así como las “fallas en el sistema de innovación”, explican.
Por último, la mala asignación de los recursos a la producción hace que la economía no sea todo lo eficiente que puede, las distorsiones que genera el elevado peso del Estado y sus gastos cuasifiscales hacen que las inversiones no fluyan a los sectores más rentables sino hacia los que están amparados en mejores políticas públicas.
En gran medida, el hecho de que coexistan dos monedas y dos tipos de cambio es determinante en esa asignación ineficiente de los recursos, ya que el sistema de precios no refleja la realidad; las mediciones de inflación, Cuentas Nacionales, resultados y balances de las empresas se hacen muy complejos y los indicadores oficiales disponibles padecen esa falencia.
En busca del dólar.
“Actualmente, uno de los temas de mayor debate nacional se refiere a la eliminación gradual de la doble moneda”, consignó la Cepal en el reporte publicado en julio. Y anticipaba lo que hace pocos días informó “Granma” acerca de la puesta en práctica de medidas concretas y amplias para “avanzar hacia la eliminación gradual de la dualidad monetaria”.
En las Jornadas del BCU, las dos economistas cubanas expusieron varios propuestas y se refirieron a la unificación monetaria como una acción “imprescindible” para la estabilidad macroeconómica, y “una premisa para la eficiencia y el crecimiento”.
El dólar en Cuba vale actualmente 25 CUP o un CUC; la actividad local utiliza el primer tipo de cambio y los sectores exportadores el segundo. Eso significa un perjuicio grande para el comercio exterior; los que importan mercaderías tienen el dólar más caro y es más barato para los que exportan. Se trata, según Hidalgo y Diomeadiós, de un esquema de “impuestos y subsidios implícitos” por parte del gobierno. Visto de otra forma, son gastos cuasifiscales que distorsionan la actividad y hacen la economía menos competitiva en sus precios.
El Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales de Uruguay y la Facultad de Economía de Cuba mantienen un acuerdos de cooperación. En ese marco, los economistas vinculados a dicho Departamento, Gerardo Licandro y José Licandro —quienes son además gerente de Investigaciones Económicas del BCU y gerente del Área de Política Monetaria y Planificación Macroeconómica de la misma institución, respectivamente— hicieron aportes académicos analizando por ejemplo, el caso de la dolarización uruguaya y el diseño de políticas frente a ese fenómeno.
Según lo anunciado por el gobierno de Castro, la unificación monetaria se ejecutará en tres etapas, empezando por el sector empresarial. No hay fechas previstas, pero se espera que sea un cambio grande, ya que supone “encontrar” un precio del dólar intermedio entre uno y 25 pesos sin perjudicar fuertemente a la sociedad o algunas ramas de actividad.
A partir de esa modificación se espera que los recursos comiencen a asignarse mejor y Cuba avance hacia una mayor productividad. Algunos sectores dejarían de ser viables, mientras que otros que no lo son pasarían a ser atractivos para invertir.
Ese cambio “fundamental” abriría las puertas para otras propuestas, como la apertura a la inversión extranjera directa; las economistas proponen que Cuba reciba el equivalente a poco más de 1% del PBI de esas inversiones, lo que permitiría “cerrar la brecha de financiamiento externo” necesaria para consolidar un crecimiento acompañado de un superávit primario algo mayor.
También plantearon reducir el tamaño del Estado y sus gastos cuasifiscales. Hacer una reforma tributaria y dar estímulos fiscales claros al sector exportador y los sectores más vulnerables redundaría en una mayor eficiencia económica en general.
Estos planes se sumarían a las acciones ya efectivas de “actualización” de la economía cubana desde 2011, que supuso la ampliación de los sectores productivos no estatales, libertades para arrendamientos de inmuebles y la compraventa de propiedades entre particulares, además del reordenamientos de la estructura del gobierno, créditos a sectores productivos privados, y fortalecimiento del sistema financiero, entre otras acciones.
Economía
2013-12-12T00:00:00
2013-12-12T00:00:00