De 2015 a 2017 se multiplicó por tres la cantidad de locales alimentarios habilitados por la Intendencia de Montevideo

Asimismo, pocos días atrás la comuna presentó la nueva modalidad vía web para la solicitud de habilitaciones, que se espera facilite el proceso para el público y el cuerpo inspectivo. Respecto a esto, el director del Servicio de Regulación Alimentaria de la IMM, Marcelo Amado, dijo a Búsqueda que entre otras cosas la eliminación de papel “ordena” el trabajo y que tener los datos informatizados y en poco tiempo, permite que hoy la comuna esté al día con la mayoría de los casos.

Además, ahora las inspecciones son más eficientes, por lo que es posible disminuirlas y darle “un mejor uso” al poco personal con el que cuenta la dirección (solo 20 funcionarios realizan el trabajo de campo para todo Montevideo).

Por otro lado, la IMM exige actualmente que las empresas gastronómicas cuenten con un asesoramiento técnico antes de abrir sus puertas. Para ello ofrece instancias de consulta, y ahora, con el fin de atender todas las solicitudes, brindará a través de un acuerdo con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), la posibilidad de contratar a un técnico especializado, financiado en un 80% por el organismo.

El trabajo se vio potenciado además, por el nuevo sistema de georreferenciación implementado recientemente por el Departamento de Planificación Territorial de la IMM. Mediante esa nueva tecnología, es posible observar en la web institucional cuáles son y dónde se encuentran las empresas habilitadas en todo el territorio, así como filtrar aquellas que no cuentan con el aval correspondiente.

El impacto de las sanciones.

En los últimos años, la cantidad de inspecciones realizadas se mantuvo estable: 9.075 en 2015, 8.761 en 2016 y 6.860 en 2017. Sin embargo, el número de sanciones aplicadas disminuyó notoriamente, al pasar de 407 a menos de 90 en el último registro. Esta tendencia se debe a que el gobierno municipal notó que las multas (de entre 5 y 54 UR) no afectan el funcionamiento de un negocio, por lo que la idea ahora es “molestar” a la empresa por otros caminos. “El tiempo que deben reunirse con nosotros les sale más caro que pagar la multa”, ejemplificó Amado.

En cuanto a las clausuras, la cifra se incrementó fuertemente, registrándose 26 en 2016 y 45 en 2017. Según el director, esto es producto de que las inspecciones actualmente abarcan todo el departamento y no solo los barrios donde más se concentran comercios, como son Pocitos, Punta Carretas, Parque Rodó, Palermo y Ciudad Vieja.

Boom comercial.

El auge de los paseos gastronómicos y locales ambulantes es uno de los nuevos retos a los que deben enfrentarse. Para Amado, este gran mercado generó un importante cambio en los procesos debido a su constante dinámica, en la que permanentemente surgen nuevos emprendimientos.

Además, aseguró que en esta época se da un fenómeno denominado “promiscuidad de los canales”, donde los mismos locales abarcan diferentes rubros. “Antes la panadería tenía solo pan, hoy llega al borde del supermercadismo. El quiosco se convirtió en un autoservicio y las farmacias incorporaron alimentos. Ya no están definidos los rubros y no todos pueden ser intercambiados”, dijo el funcionario.

Eso dio lugar a un gran número de denuncias, que aumentó paulatinamente. Según datos oficiales, en 2015 el Centro de Información al Consumidor de Alimentos recibió 679 denuncias, siendo los motivos más frecuentes la falta de habilitación, falta de higiene del local y la presencia de alimentos en mal estado. En 2016 se recibieron 775 denuncias, en su mayoría por los mismos motivos, mientras que en 2017 se presentaron 805 denuncias, referidas fundamentalmente a la conservación del local, venta de alimentos alterados y presencia de roedores e insectos.