N° 1991 - 18 al 24 de Octubre de 2018
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMientras los frenteamplistas celebraban el delito de la toma de Pando (hace casi medio siglo), la oposición no recordó los 25 años de la enorme gesta de liberar el mercado de seguros.
Están aquí representadas dos visiones diametralmente opuestas, no solo de la política, sino de la vida misma: por un lado, los que quieren imponer su voluntad por la fuerza de las armas, del Estado o de la presión sindical y, por otro, quienes le dan poder al ciudadano al ampliar su libertad de elección eliminando monopolios y trabas.
A través del “relato” (que no es otra cosa que una mentira bien contada), la izquierda logra transformar a sus delincuentes en héroes, mientras los blancos, que hicieron esta heroica reforma del Estado durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera, dejan que a sus héroes los traten como a delincuentes.
La reforma del Estado, “la madre de todas las reformas” (como dijera el propio presidente Tabaré Vázquez), no ha tenido casi ningún avance desde los noventa.
La desmonopolización del Banco de Seguros del Estado generó múltiples efectos positivos. Bajaron dramáticamente los precios de las pólizas, ya que todo monopolista tiende a cobrar precios depredatorios, aprovechando su condición de único proveedor, tal como nos castiga Ancap hoy. Llegaron al país varias empresas internacionales que ofrecieron nuevos productos, servicios y precios a la baja, que es lo que sucede siempre que hay libre mercado.
A su vez, prácticamente se terminaron las estafas orquestadas entre funcionarios del BSE, talleres mecánicos y corredores, que declaraban siniestros inexistentes o cobraban las reparaciones muy por encima de su valor real.
Se profesionalizó la gestión del BSE, lo que le permitió mantener a la mayoría de sus clientes y hoy goza de una cuota de mercado que ronda el 50%; lo que significa que los clientes lo eligen porque lo consideran bueno, no porque sea “del Estado”.
¿Por qué habiendo sido tan buena esta experiencia no se ha propagado? Es que los estatistas siempre sacan muchos votos porque el elector cree que nunca será él el que ponga la plata para repartir. Piensa que son otros los “ricos” y que a él algo le tocará del saqueo una vez que repartan el botín.
Ocupar Pando, liberar mercados. Esta es la disyuntiva de hierro que deberemos resolver el año que viene: ser y honrar a los delincuentes o ser y honrar a los decentes. ¡Esa es la pregunta! ¿Cuál es su respuesta?