Antes todo giraba en torno a aumentar el conocimiento sobre la fauna y cuidarla. La realidad cambió y ahora, para poder cuidar la fauna y su entorno, es necesario gestionar bien las actividades comerciales y sociales que allí se realizan. Este “cambio de cabeza” ocurrió a lo largo de los últimos 30 años en el mundo y hoy viejas reservas de biosfera de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) intentan adaptarse a la nueva concepción —como la zona Probides en el este de Uruguay— y las nuevas reservas —como Manicouagan en Canadá— se despegan como centros de asesoramiento para el desarrollo sustentable de la región.
“La visión de biosfera moderna incluye la idea de gestionar los territorios y ordenar los usos, trabajar con las comunidades locales, con empresas, municipalidades, colegios y agricultores”, dijo a Búsqueda Jean Philip Messier, director general de la Reserva Manicouagan Uapishka en Quebec, Canadá.
“Los temas mundiales cambian, los desafíos cambian. Antes eran conocer mejor la biosfera, ahora es la gestión de los territorios para lograr esa conservación”, explicó Messier.
El especialista canadiense visitó Uruguay a fines de marzo y recorrió el departamento de Rocha, que integra la Reserva de Biosfera Bañados del Este (área Probides), la única reserva de biosfera del país declarada por el Programa Hombre y Biosfera (MAB, por sus siglas en inglés) de la Unesco. Recibió este estatus en 1976 pero tiene su sede radicada en Rocha desde 1993.
Esta Reserva de Biosfera Bañados del Este (Probides) comprende una compleja red de bañados, esteros y lagunas ubicadas al sureste del Uruguay paralelos a la costa del Océano Atlántico. Abarca los departamentos de Rocha, Lavalleja, Treinta y Tres y Cerro Largo. Incluye parques nacionales y áreas protegidas como los Bañados de San Miguel y la Laguna Negra, las lagunas Merín, de Rocha, Garzón y José Ignacio e Isla de Lobos, la Quebrada de los Cuervos y la zona de India Muerta, entre otras. La zona tiene una gran biodiversidad de aves migratorias y es un sitio importante para todo el continente.
Primer Plan.
En el 2000 Probides editó el Plan Director de la Reserva, un trabajo en el que participaron técnicos, instituciones públicas y privadas y organizaciones sociales.
En el correr de los años “la organización ha hecho un trabajo grande para poner los temas de ambiente sobre la mesa y lograr la participación local”, dijo a Búsqueda Gerardo Evia, coordinador del Programa de Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable en los Humedales del Este (Probides).
Destacó que Probides realizó “el primer ejercicio de planificación ambiental” de un territorio para la región e incorporó conceptos como el orden en la producción y la conservación.
Dentro de los fracasos Evia mencionó que durante los primeros años de instalación “había mucho dinero” y éste se destinó en gran medida a investigación básica sobre distintas especies que habitaban en la zona, como el zorro de monte, pero “no hubo resultados que pudieran colaborar con la gestión”, destacó Evia. “No quiere decir que no fueran buenos, es conocimiento al fin, pero al conocimiento hay que focalizarlo hacia las prioridades de la reserva, en la gestión para enfrentar los desafíos”, agregó.
El área es extensa y heterogénea; las 3.850.000 hectáreas comprenden cadenas de sierras, aguas de bañados y lagunas con reserva de agua dulce y una franja costera atlántica —donde está previsto construir el puerto de aguas profundas—. Por eso el Plan definió el trabajo por zonas protegidas y otras zonas de transición en la que coexisten actividades productivas y asentamientos humanos. Es “una herramienta en permanente evolución”, según Probides.
“La Reserva de Biosfera Bañados del Este cobrará realidad si conseguimos incorporar en ella una calidad de vida que los uruguayos deseamos alcanzar, conservar y promover al resto del país. En términos reales, este objetivo difícil pero imprescindible sólo se alcanzará si la sostenibilidad ambiental y la socioeconómica se atienden de forma simultánea y compatible”, definió el equipo de Probides, cuyo directorio está integrado por el Ministerio de Vivienda y los gobiernos departamentales, entre otros.
Palmares.
Las palmeras se cuentan de a cientos y dominan el paisaje en la zona de Castillos. Todos los territorios de los palmares de butiá son de propiedad privada. La Facultad de Agronomía y Probides trabajan desde hace años en la zona para poder encontrar una solución para conservar este palmar, que tiene poca regeneración debido a la explotación de las tierras, que no permite que crezcan nuevas palmeras. Se han hecho trabajos con productores que han aceptado aislar parte de su campo durante años para estudiar si al quitarle las vacas y las plantaciones las palmeras se regeneraban. Hasta el momento no hay una conclusión clara, una estrategia efectiva ni una política específica.
“Los propietarios son privados y hablamos con ellos, no hay otra chance que hacer el trabajo junto con la población”, dijo Evia.
Canadiense.
La Reserva de Biosfera canadiense Manicouagan Uapishka forma parte de la red de reservas de la Unesco desde 2007. De esta forma Unesco reconoció el compromiso de la comunidad para crear un modelo regional de desarrollo sustentable, explicó Messier, ya que la declaración llegó tras años de trabajo entre empresarios, organizaciones locales, municipales y la población.
Pero el camino no fue fácil, hubo que convencer al principio a las empresas multinacionales, que veían en esta iniciativa una ofensiva ambientalista y prohibitiva ante el desarrollo. Luego de “un gran proceso de diálogo”, de charlas con la población y conferencias con las grandes compañías los involucrados comprendieron que se trataba de una propuesta de gestión del área para cuidar que el desarrollo se haga con cuidado del medioambiente.
“No se trata de prohibir la minería de aluminio —muy desarrollada en el área— ni de limitar la producción industrial sino de hacerlo de forma sustentable, cuidar y gestionar bien la forma en que se hace”, explicó Messier.
El objetivo del trabajo es ayudar a ordenar un desarrollo sustentable para una región que estaba basada en la explotación de recursos minerales y forestales y que ahora busca integrarse también al turismo y crecer tomando en cuenta el cuidado del medioambiente.
“Queremos ser un modelo de desarrollo sustentable para la región”, destacó Messier.
Ganar, ganar.
Messier informó que más de la mitad del presupuesto que maneja la reserva canadiense que dirige viene de trabajos de consultoría. Realizan trabajos de análisis de proyectos y también de seguimiento de gestión sustentable para las empresas del área que buscan un desarrollo acompañado del cuidado del medioambiente.
Las industrias no están obligadas por ley a realizar estas consultorías ambientales, a menos que se encuentren dentro del 7% de la zona que comprende áreas protegidas.
“Como no está regulado tuvimos que salir a informar lo que hacemos, a convencer a la gente y las empresas de la necesidad de trabajar por un desarrollo sustentable”, explicó Messier.
“Se trata de cómo hacer las cosas, lograr una visión común y nosotros tenemos un Centro para ayudarlos. Ya hasta los empleados de muchas compañías en Canadá esperan que las empresas busquen la manera de producir y cuidar el medioambiente, y las compañías reciben un beneficio si eligen este camino. Es una situación de ganar-ganar, nosotros les proveemos servicios para que cumplan su misión”, explicó Messier.
Si bien todavía es una “reserva joven” el sistema está comenzando a funcionar y fundaron un Centro de Desarrollo Sustentable con la participación de expertos que ya es referente para el área. También trabajan con programas educativos.
Dijo que como punto negativo la zona está lejos de las universidades, a siete horas de Quebec. En cambio, destacó como un punto muy atractivo la instalación en Uruguay de la nueva sede de la Universidad de la República en Rocha —el Centro Universitario Región Este— dentro del área Probides, para poder hacer trabajos en conjunto.