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El Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) cambió las exigencias para los receptores de señales digitales, necesarios para realizar el pasaje definitivo de la televisión analógica hacia la digital. Esa tecnología mejora, entre otras cosas, la calidad de la imagen y permite aumentar la grilla de canales de la televisión abierta.
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Cuando el Poder Ejecutivo inició el proceso hacia la televisión digital en el gobierno anterior, anunció que garantizaría la difusión de los receptores—llamados ISDB-T—, e incluso que los subsidiaría. Los receptores permiten que los televisores analógicos puedan captar señales digitales, y es la forma más económica de adaptarse a la nueva tecnología. Los usuarios que tengan un televisor digital no precisan incorporar el receptor.
En los hechos, el gobierno no llevó a cabo esa política, y si bien realizó un “encendido digital”, por el cual nuevos canales empezarían a emitir en esa tecnología, no concretó el apagón analógico, por lo que hoy conviven ambas tecnologías.
En este marco, el MIEM derogó un decreto que exigía que los receptores para sintonizar la televisión digital incorporaran la plataforma Ginga, que permite a los usuarios tener cierta interactividad a través del televisor.
En 2011, cuando el gobierno decidió incorporar la plataforma, el uso de Internet no estaba tan extendido en los hogares como hoy. Quienes promovieron incorporar Ginga argumentaban que podía ser el paso previo a la masificación de Internet y que permitiría a las familias que lo adoptaran obtener determinados servicios. A través de aplicaciones diseñadas para Ginga, por ejemplo, podrían recibir información oficial, enterarse de los horarios de las oficinas públicas y obtener datos del estilo en su televisor.
Sin embargo, el Poder Ejecutivo dio marcha atrás en su decisión de difundir la plataforma. En una resolución del 11 de julio derogó el decreto que exigía su incorporación.
“A la fecha no se ha alcanzado la difusión esperada de la plataforma de interactividad Ginga, por lo que no se justifica la permanencia de su inclusión de forma obligatoria en los receptores ISDB-T”, explica la resolución del Ejecutivo. “Asimismo, su uso implica un aumento en los precios de los receptores ISDB-T, que a la postre, directa o indirectamente, se traslada al usuario dificultando el despliegue general de la televisión digital”, sostiene. Agrega: “La obligatoriedad de incluir la plataforma Ginga en cada dispositivo también implicaría una restricción en los derechos de los usuarios, en tanto se verían imposibilitados de acceder a soluciones más simples y menos onerosas”.
La decisión de quitar la exigencia está en sintonía, además, con el desempeño que tuvo esta tecnología en Brasil y Argentina. En 2011 existía una intención de esos países de extender la plataforma, pero la experiencia no fue buena.
“Hoy no tenés una escala de mercado ni de producción de aplicaciones para usar Ginga”, dijo a Búsqueda el ex titular de la Dirección Nacional de Telecomunicaciones y director ejecutivo de Observacom, Gustavo Gómez. En Brasil y Argentina hubo dificultades técnicas y falta de políticas para impulsar el sistema, que finalmente no prosperó.
Camino difícil.
El proceso hacia la televisión digital que emprendió el gobierno en el período anterior tuvo varios traspiés. Para empezar, el apagón analógico fue postergado en varias oportunidades y, finalmente, no se concretó. A su vez, en abril fracasó otra parte fundamental del proceso, que implicaba que dos nuevos canales —Giro y VTV— se sumaran a la grilla de canales abiertos. Ese mes, ninguno de los dos canales comenzó a emitir, por lo que perdieron la adjudicación que les había dado el gobierno (Búsqueda Nº 1.861).
El Poder Ejecutivo dijo que considera que el proceso hacia la televisión digital no está concluido, pero tampoco se pronunció acerca de si llamará a dos nuevos interesados en operar en el marco de la televisión abierta, ni cuándo concretará finalmente el apagón analógico.
