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Todo comenzó de la forma menos esperada. Autoridades y técnicos de Salud Pública aguardaban a que los primeros casos de dengue autóctono llegaran del litoral norte del país porque del otro lado del río Uruguay, Argentina tiene el virus. Además, lo más probable era que, tal como ocurrió en Brasil y Paraguay, primero llegara el mosquito, luego el virus, y la alta cantidad de mosquitos circulantes desencadenara una epidemia de transmisión con cientos y cientos de enfermos. Nada de eso ocurrió.
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“Nuestra gran preocupación fue siempre el litoral. Se trabajó pensando que quizá ingresaba por ahí, pero no” ocurrió, dijo a Búsqueda Raquel Rosa, subdirectora de la Dirección General de Salud. Pese a las expectativas, afirmó que “era una sorpresa cómo se iba a comportar” el dengue en Uruguay. El gobierno preparó un “plan de contingencia” y esperó “el peor escenario”, sostuvo.
Al contrario de lo esperado, los primeros casos de dengue autóctono se desencadenaron en Montevideo, tras la llegada de una persona enferma del exterior. Además, lejos de producir una epidemia, los casos autóctonos fueron acotados. Desde el primero, confirmado el 13 de febrero, el Ministerio de Salud Pública (MSP) lleva registrados 26 casos.
¿Por qué hubo tan pocos casos? ¿Por qué no se desencadenó una epidemia? Hay motivos. La época del año en que surgieron los casos, el clima y la temperatura templada del país —que no favorecen la reproducción del mosquito transmisor Aedes aegypti—, se suman a las campañas de descacharrización impulsadas por el gobierno para evitar que la población del mosquito crezca. El Aedes aegypti está presente en Uruguay de manera ininterrumpida desde 1997 y hubo “una acción sistemática” para controlar su presencia, dijo Rosa.
La transmisión del dengue depende “solamente de la presencia del virus circulante en un individuo” y de la “alta presencia” del mosquito para que sea capaz de picarlo y luego transmitírselo a otro. “Si estas dos cosas no están presentes el ciclo se corta, no hay otra forma de transmitirlo”, explicó Rosa.
Baja densidad.
Según los últimos relevamientos realizados por el MSP, el “índice de infestación vectorial” en Uruguay no superó el 5%, informó Rosa. Esa cifra indica que hay una baja densidad del mosquito. El índice se calcula tras la visita a los domicilios y el relevamiento de varios aspectos técnicos, y expresa la cantidad de insectos o de larvas encontradas y recipientes revisados en los predios visitados.
El dato “explica”, en parte, por qué la dispersión de la enfermedad en Uruguay no fue “tan intensa”, a diferencia de lo que ocurrió en otros países, explicó. Históricamente los números en Uruguay nunca superaron el 10% y los índices más altos se registraron en el litoral. Los índices de infestación de países de la región superan el 20%, el 40% e incluso el 80%.
Cuanto mayor es este índice, más alto es el riesgo. En Brasil rondan entre el 20% y 40% y hay zonas de Perú, Colombia y Brasil que pueden llegar al 80%. En los países tropicales por más de que haya campañas para evitar sitios propicios para la reproducción del mosquito, el ambiente y el clima son muy propicios y “la dispersión es mucho mayor”, explicó Rosa.
En Uruguay “se comportó con características de climas templados, como brote (unos pocos casos) y no como forma de epidemia generalizada”, precisó. “Nos parecemos más a lo que ha venido sucediendo en Buenos Aires en el último tiempo”, añadió, donde “hay desde hace varios años presencia esporádica de casos de dengue autóctono sin antecedentes de viaje”. Mientras que en Formosa y Misiones hubo “epidemias importantes” de dengue.
Por las características que tuvo y lo acotado de los casos de dengue en el país, el Ministerio estima que “no va a haber muchos más”, indicó Rosa durante una visita al Parlamento el pasado martes 5. “Hay una clara localización del brote epidémico en zonas en donde se identificaron los casos autóctonos y varios otros sospechosos. Está bien concentrada en dos municipios de Montevideo (Malvín Norte y Pocitos)”, agregó.
Hubo casos aislados en otros departamentos en los que es necesario “profundizar la investigación epidemiológica”, afirmó. Una de los dos personas afectadas en Salto dijo que no había viajado en los diez días previos, pero luego aclaró que sí lo hizo 12 días antes. Pasó de ser considerado un caso autóctono a importado.
“Hubo circulación viral autóctona” y “ahora habrá que ver cómo se va a seguir presentando y si se puede cortar la circulación”, indicó Rosa en el Parlamento.
En Uruguay las temperaturas facilitan la reproducción del mosquito durante ocho meses, salvo en invierno. Cuando la temperatura es más alta, el ciclo que va desde el huevo a la forma adulta se acorta. En invierno el mosquito en desarrollo (larvas y pupas) queda a la espera de las condiciones necesarias para seguir su ciclo, etapa conocida como “quiescencia”. Las autoridades esperan que en los próximos meses la baja de la temperatura (por debajo de los 17 grados) disminuya las condiciones para la reproducción del mosquito y que los casos de dengue disminuyan durante el invierno. De todos modos las inundaciones conspiran contra esta expectativa, la cantidad de residuos que se generan durante las inundaciones y la destrucción que provocan a su paso crean luego de que baja el agua sitios propicios para la reproducción del mosquito.
En este sentido Rosa indicó que el Ministerio está “muy atento a cómo se manifiesta el clima en este período de tiempo”.