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    El grupo de los que quieren “más izquierda”

    Confieso que estoy desconcertado. Realmente no sé si están seguros de lo que piensan, pretenden engañar, o peor aún, si viven engañados. Si optamos por la primera posición la ingenuidad es abrumadora, más con las experiencias que han vivido los que toman decisiones que inciden sobre todos los que habitamos este país.

    El partido de gobierno está partido. El ala de los de “más izquierda” se está imponiendo y paulatinamente van ganando espacios. Son los grupos de ideología marxista que cuentan con la alianza de algunos sindicatos y tienen un discurso sesentista.

    La democracia, en la que nunca creyeron, es el caballo de Troya que encontraron para encaramarse en el poder. En Uruguay paulatinamente van ganando espacios y su finalidad es emparejarse con las “democracias” de Venezuela, Ecuador y Bolivia.

    A los radicales es específicamente a los que quiero referirme.

    A esta altura de sus vidas tendrían que saber que el mundo mágico al que apostaron no existe. La realidad es la que es y no la que desearíamos que fuera. Tendrían que saberlo, sobre todo, los que se pegaron varias veces la nariz contra la puerta de vidrio del desencanto.

    Alguien debería decirles que la vieja idea del hombre nuevo es una fantasía. Quien tenga un poco de sentido común sabe que el hombre no muta por una transformación social. La esencia del individuo es mucho más que el voluntarismo político. La ambición, la hipocresía, la envidia, el ansia de poder, el egocentrismo, la competencia y todo lo que está envasado en el yo, es parte intrínseca del ser humano y no desaparecen por imposición. Incluso, me atrevo a decir que toda esa carga negativa, seguramente se desbordaría en los “iluminados” que asumieran el poder en esa “sociedad ideal”. Ejemplos sobran entre quienes la quisieron imponer. Orwell ya lo dijo hace más de sesenta y cinco años: “Todos somos iguales pero algunos son más iguales que otros”.

    Creo comprender la motivación que los lleva a no poder ver cómo es el hombre en su total dimensión. Pienso que al dedicar su vida a una quimera, y presenciar atónitos el derrumbe del socialismo real se quedaron sin rumbo. Al no poder sobrellevar la mala noticia, recurrieron a un viejo mecanismo de defensa: la negación.

    Resulta que el socialismo que abarcó medio mundo no es al que se debería haber llegado. Algunos arguyen que el sovietismo no era el modelo a que apostaban, pero si no era ese, el que proponían pegaba en el palo.

    Al ser el hormiguero más importante que la hormiga, esta se sacrifica y actúa por instinto. Lo mismo sucede en el hombre dirigido. Al reducirlo a ser un engranaje del “gran hormiguero”, desaparecen el estímulo, la creación y hasta la expresión libre del pensamiento y el arte. Los discrepantes son bacterias que hay que erradicar porque pueden infectar el organismo.

    Los negadores soñaron durante décadas con “Un Mundo Feliz” y se despertaron sorprendidos al descubrir que la historia de “Rebelión en la Granja” era real, pero no lo pudieron asumir. Me hacen recordar al viejo monje asceta que le confiesa angustiado a Gog que al final —cuando le queda poco por vivir”— se le presentó la enorme duda de la existencia de Dios y atisba la futilidad de una vida desperdiciada. Algunos no se permiten dudar porque el fracaso en sus vidas sería demoledor y siguen esforzándose para reclutar acólitos, apoyados en la ignorancia, para continuar por el camino errado.

    Esto no quiere decir que la sociedad no pueda mejorarse —con la intervención del Estado como regulador para evitar abusos— para que sea más justa, todos podamos vivir mejor y desarrollarnos, pero esto no es posible fomentando el odio, el resentimiento y muchas veces manipulando la cabeza de los jóvenes con medias verdades.

    Cercenando libertades no se llega a la justicia social.

    No es dividiendo sino empujando todos para el mismo lado que el barco avanza. El maniqueísmo genera confrontación y esta produce atraso.

    La iniciativa y el riesgo son los que producen la riqueza. Todo lo que administra el Estado termina en fracaso, o perjudicando a los usuarios con tarifas abusivas para mantener una burocracia sentada sobre las espaldas de la gente que produce. La gran paradoja es que los monopolios estatales se crearon para beneficiar al pueblo.

    El desprecio desembozado con el que se habla de los empresarios es frecuente, sin tener en cuenta que la enorme mayoría de los que mantienen al Estado son pequeños comerciantes que viven al filo del abismo. No en vano la mayor parte de los nuevos emprendimiento cierra antes de los dos años, debido a los altos costos que se les imponen. Por otra parte a los ex piratas se les otorgan exenciones tributarias para que se instalen en el país.

    El ala moderada del gobierno, está siendo presionado por los radicales y va cediendo para no romper la telaraña que los une. Creen que las grandes empresas fundidas si pasan a manos de los trabajadores, por generación espontánea, van a convertirse en empresas competitivas y exitosas. Es el principio marxista tan anhelado que aspira a que los medios de producción pasen a manos de los obreros.

    Existen varios ejemplos, pero la que me llama más la atención es ALUR. Ni siquiera se gestionó para que produjera ganancias, se hizo para reivindicar y homenajear a Sendic y sus cañeros. En ningún momento se pensó en reconvertir la tierra para hacerla productiva. El proyecto se llevó adelante contra todo lo aconsejable, con el agravante que no pueden ignorar que el monocultivo degrada la tierra. Todos nosotros sostenemos ese fracaso que nos cuesta millones por año.

    Funsa agoniza, funcionando solo con treinta trabajadores habiendo quedado cientos desocupados. Hoy vive vendiendo su producción a Venezuela que compra guantes y voluntades.

    Está por ponerse en actividad Metzen y Sena. No pueden ignorar que está condenada al fracaso por una simple razón: no es competitiva. Es imposible alinearnos con Brasil y China. La economía de escala, la tecnología, el volumen de producción, el diseño y sobre todo los costos hacen muy improbable la posibilidad de vender. Y a todo eso hay que sumarle la falta de competividad por el precio del dólar.

    Ahora le llegó el turno a Pluna. Históricamente cerró sus ejercicios con números en rojo, pero hoy el gobierno está dispuesto a seguir perdiendo plata, pensando ingenuamente que el sindicato va a poder pagar los aviones. Está dispuesto a poner treinta millones de dólares y darle dos años de plazo para ver si funciona. Es un manotazo de ahogado para ganar tiempo porque el manejo de la ex Pluna fue de una incompetencia inexplicable.

    Paylana es otro ejemplo. El Fondes pone plata de todos nosotros para solidarizarse con los trabajadores que, me temo, nunca va a ser recuperada.

    Personalmente fui testigo de decenas de cooperativas conformadas por exiliados, que al finalizar la dictadura arribaron al Uruguay trayendo sin costo alguno tecnología de avanzada y capital de giro. Hoy prácticamente todas murieron por causas naturales. Sea por voluntad, compromiso, dinamismo, maneras de pensar, responsabilidad, etc. en un grupo humano no existe una producción pareja entre sus integrantes. Eso genera rispideces lo que al final culmina en conflictos que producen el estallido del bien común. Cuando existe una pirámide de mandos están todos unidos contra el vértice y los hermana el objetivo de luchar contra la cúpula. Cuando esta desaparece y pasa a control obrero, los hermanos comienzan a mirarse de reojo y cualquier discrepancia prende la mecha.

    Perder el empleo —como todos sabemos— es una fatalidad que provoca una gran angustia en el trabajador y sus familias, y el Estado debe buscar soluciones. Pero no es insistiendo en emprendimientos que no tienen salida que van a arreglar el problema. Es una manera perversa de prolongar la agonía que a todos nos va a costar plata.

    El reclamo más común de los grandes capitales que se instalan en el país es la falta de mano de obra especializada. ¿Por qué no invertir el dinero que se dilapida en utopías, en preparar gente desocupada que pueda acceder a un mejor sueldo y a ocupar espacios que sí, son necesarios?

    Creo que al gobierno le falta un baño de realidad. Hoy sobra la plata, pero mañana cuando no puedan seguir repartiendo, ni alcance para cubrir los errores, la culpa como siempre va a ser de otro.

    J.P.D.