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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSegún se ha informado ampliamente en diversos medios, en estos momentos —y nos parece muy bien que así sea—, en trabajos de remodelación de plaza Zabala se han encontrado restos de la casa de los gobernadores y primeros presidentes en las veredas de esta, y se busca la forma de incorporarlos a espacios públicos. Esto lograría enriquecer el acervo cultural de Montevideo. Sin embargo, la ampliación del espacio de excavación es limitado, pues son propiedades privadas que requerirían una ley expropiatoria. Y también tienen que existir restos en las profundidades de la plaza, porque allí estuvo ubicada la sede del Poder Ejecutivo desde 1830, demolida por resolución del gobierno de Lorenzo Latorre, que fue presidente de facto desde 1876 hasta 1880 y luego presidente constitucional, y transformado el lugar en plaza pública.
Pensamos que lo primero es lo primero. Nos parece más importante encontrar los cimientos, pues es lo único que queda de la casa donde nació y vivió sus primeros años el Jefe de los Orientales y Protector de los Pueblos Libres. Y muy cerca estaba el lugar donde se educó, en el Convento de San Bernardino de los padres franciscanos, que se encontraba en el lugar que hoy ocupa el Banco de la República, donde los jóvenes orientados por monjes criollos, podían hacer el noviciado y ordenarse sacerdotes. Y eso quería su abuelo materno, que fuese nuestro prócer, como lo estableció por testamento, instituyendo una capellanía y nombrando como primer capellán de ella “a mi nieto José Gervasio Artigas”. Pero él, quebrantando el deseo de su abuelo se decidió por la vida en campaña.
Y eran monjes de espíritu netamente americano, que infundían ideas de Rousseau, de Montesquieu, de la Constitución norteamericana y los progresos logrados en aquel país, haciendo ver a sus alumnos las ventajas de un gobierno republicano frente a la monarquía y la aristocracia, a diferencia de otros héroes americanos educados en aristocráticos colegios europeos.
Y así al estallar la Revolución de Mayo, cuando era director del Convento Fray José Benito Lamas, todos los miembros de la comunidad fueron expulsados fuera de los muros de la ciudad, a los que se les dijo: “Vayan con sus amigos los matreros”. Y es por eso que Artigas, en el primer Escudo de Armas de la Provincia Oriental Autónoma de 1816 puso: “Con libertad no ofendo ni temo”.
Y esos cimientos tienen que existir, así como también otros, lo ha afirmado el ingeniero y arquitecto Juan Alberto Gadea Laffont, montevideano residente en San Pablo, hijo del historiador Juan Alberto Gadea Prego, en correspondencia que me ha remitido, donde me dice que “él se atreve a afirmar que si se derrumbase la construcción existente del antiguo bar de la esquina de Cerrito y Colón y se excavase un poco, enseguida aparecerían los cimientos de la casa de los abuelos maternos de Artigas, aparecerían restos de todas las construcciones anteriores”. Y que “la tarea de distinguir cuáles de ellos corresponden a la casa de Artigas es relativamente fácil, pues su padre (el historiador) publicó un plano con su ubicación aproximada con respecto al solar y a sus correspondientes medidas, de la habitación que fue construida para que tuviera vivienda la nueva pareja”.
La casa en que nació Artigas era de paredes de piedra y techo de tejas, fue propiedad de Felipe Pascual Asnar y María Rodríguez Camejo, que compartían la vida bajo el mismo techo con sus hijos Martín José Artigas y Francisca Antonia Asnar Rodríguez, padres de nuestro prócer. Y fue Martín José quien aportó los materiales (“noventa carros de piedra a cinco reales la carrada”), para construir otra pieza independiente, para agregar a las tres ya existentes. Y a esa nueva pieza pasaron a vivir los suegros y en una de las otras tres nació nuestro prócer.
Reiteramos: es muy bueno el hallazgo en plaza Zabala, pero no hay ley expropiatoria. La del lugar natal de Artigas hace más de medio siglo que viene esperando. Y no es muy grande lo que se necesita para cumplir la ley, pues, según informes registrales, el inmueble empadronado con el Nº 81.207, con superficie de 177,3 metros cuadrados, adquirido por la anterior propietaria el 7 de febrero de 2007 en US$ 50.000, fue nuevamente vendido el 23 de mayo de este año en la suma de US$ 110.000.
Dr. Nelson Sica Dell’Isola