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    El nuevo presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel es un perfecto desconocido para la mayoría de los uruguayos que visitaron la isla

    Muchos uruguayos tienen una foto o al menos pueden contar que estuvieron alguna vez en su vida con el exlíder cubano Fidel Castro, una persona de vida misteriosa y una nube de guardaespaldas pero muy locuaz y sociable. Alguno incluso ha contado que el comandante le regaló una pistola o unos habanos; otro, que jugó un partido de básquetbol o que comieron juntos un asado o unos frijoles.

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    Ya son muchos menos los que estuvieron mano a mano con su hermano menor, el más sobrio y discreto Raúl Castro.

    Encontrar a un uruguayo que conociera personalmente a Miguel Díaz-Canel, que desde el jueves 19 es el nuevo presidente de Cuba, fue una misión aun más difícil.

    Aunque el entonces ministro de Educación Superior y luego vicepresidente del Consejo de Estado, del que ahora es jefe máximo, viajó varias veces al exterior, este ingeniero electrónico, exinternacionalista en Nicaragua y apparatchik del Partido Comunista de Cuba (PCC) que acaba de cumplir 58 años, nunca visitó Uruguay, un país que es el lugar de residencia de unos 7.000 cubanos.

    El licenciado Rony Corbo, director de Educación Superior en el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), conoció a Díaz-Canel cuando era secretario del PCC en la provincia de Las Villas.

    Este integrante del Partido Comunista (PCU) contó a Búsqueda que residió en Cuba como miembro de la Organización Continental y Latinoamericana de Estudiantes (Oclae) y que trató con él porque viajaba a menudo a Santa Clara, la capital de la provincia de Villa Clara, donde además del nuevo jefe de Estado cubano también había nacido el presidente de la Oclae, que en 1998 se hizo cargo del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en La Habana.

    Corbo, que también se vinculó con el nuevo hombre fuerte de la isla cuando este fue ministro, lo recuerda como una personalidad más parecida a la de Raúl que a la de Fidel: mucho trabajo de organización y perfil bajo.

    ¿Títere dócil?

    Antes de la elección por parte de la Asamblea Nacional, el peculiar Parlamento cubano de 604 miembros, la bloguera disidente Yohani Sánchez expresó en una columna que publicó en la Deutsche Welle su poco entusiasmo ante lo que vendría luego del fin de la era de los Castro.

    En su opinión, “la actual gerontocracia mantendrá el control a través de un títere dócil y bien controlado” y eso explica en parte la poca expectativa que existía entre los cubanos antes de la elección.

    El autor de la biografía de Raúl Castro, Nikolai Leonov, en cambio, describió al entonces primer vicepresidente de forma más generosa. Según el autor, “en su vida, todo se ha ido formando de manera paulatina, lógica y sólida. Su hoja de servicio no evidencia improvisación profesional.”

    Para el politólogo uruguayo nacido en Cuba Sebastián Pereyra el singular sistema cubano a pesar de ser indirecto “es más representativo” porque en lugar de uno o dos candidatos, los electores conocen a los que van a votar por medio de las organizaciones sociales, aunque todos recuerdan el fracaso que representaron los casos de Roberto Robaina, Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, que fueron cesados después de haber sido presentados con delfines por la cúpula del partido.

    Nuevos “antiimperialistas”.

    Antonio Guiteras Holmes (1906-1935) creó en la provincia de Matanzas una corriente de corte “antiimperialista y novedoso”.

    Medio siglo después, mientras ascendía en la carrera partidaria, Díaz-Canel prestó oído a un grupo llamado La Joven Cuba que, inspirado en aquellos, estaba a punto de ser aplastado por el celoso aparato estatal que muchos llaman lisa y llanamente dictadura castrista.

    Estos jóvenes “rebeldes” dentro del sistema quedaron agradecidos por el gesto y esta semana pusieron una foto del nuevo líder en su página en Internet, además de un artículo de respaldo.

    Uno de los columnistas del blog, Mario Valdés Navia, opinó que el nuevo presidente “dirigirá sus esfuerzos a mantener la continuidad histórica del proceso y defenderlo exitosamente contra las acechanzas del imperialismo y la contrarrevolución” pero a su vez “tendrá que hacer muchas cosas de otra manera, porque como se han hecho hasta ahora no han funcionado y la gente lleva rato esperando cambios que no acaban de cuajar”.

    Viaje al frío sur.

    Mientras en la isla se deciden esos cambios, miles de cubanos han comenzado una nueva vida en Uruguay y otros países de América Latina.

    Este proceso comenzó incluso antes de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump y sus restricciones a los migrantes.

    Mientras las relaciones comerciales entre ambos países se mantienen en términos muy discretos, desde la llegada del Frente Amplio al gobierno, además de restablecer las relaciones rotas por el presidente Jorge Batlle, comenzó la presencia de médicos cubanos, en especial oftalmólogos y ortopedistas. También se están formando técnicos en lechería en Nueva Helvecia.

    El secretario del PCU Juan Castillo, que estuvo varias veces con Raúl y Fidel pero solo conoce a Díaz-Canel de vista, opina que al haber enviado al exsenador de su partido Eduardo Lorier como embajador a La Habana, el presidente Tabaré Vázquez está dando una señal de que, en un momento particular, está jerarquizando la representación uruguaya buscando profundizar tanto las relaciones comerciales, en particular en alimentación e industria farmacéutica, como en lo cultural.

    Además de los técnicos que llegan en convenio oficial, otros cubanos han elegido Uruguay para buscar un mejor futuro o simplemente tener una experiencia diferente.

    Olga Alemán, presidenta de la asociación de cubanos en Uruguay, dijo a Búsqueda que con la llegada del invierno ya están haciendo acopio de ropa para ayudar a los compatriotas que llegan sin medios para sobrevivir.

    La integrante de la ONG Idas y Vueltas, que ayuda a migrantes, Hendrina Roodenburg, opina que el Estado ha reaccionado de forma demasiado lenta aunque los cubanos valoran la solidaridad y escasa discriminación que existe en la sociedad uruguaya.

    No obstante, muchos de ellos viven en condiciones indignas y tienen que dormir hacinados en cuartos sin ventilación e higiene, explicó Roodenburg.

    Información Nacional
    2018-04-26T00:00:00