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¿Reformar o no reformar la Constitución? Fogoneada principalmente por el expresidente y precandidato del Frente Amplio Tabaré Vázquez, que puso el foco en que debe haber cambios en el actual sistema electoral, la discusión se instaló con fuerza en la agenda política en las últimas semanas y generó reacciones dispares.
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“Habría que incluir desde mi modesto punto de vista una reforma constitucional. El país no soporta más que tengamos en el plazo de un año cuatro elecciones. Primero las internas, la primera vuelta, la segunda vuelta y después las municipales”, dijo Vázquez el jueves 5 en el departamento de Treinta y Tres. “Hay que pensarlo porque todo esto es un freno para seguir trabajando en el país. Una campaña electoral siempre lleva tiempo y distrae fuerzas, tendríamos que evaluar si la separación de las municipales a seis meses da los frutos necesarios”, argumentó. La oposición salió inmediatamente al cruce y cuestionó lo “inoportuno” de un debate de estas características.
Pero fuera de todas las previsiones, y pese a que la idea está incluida en el reciente programa de gobierno aprobado por el Frente Amplio, se han sumado voces discordantes con Vázquez dentro del oficialismo. El vicepresidente Danilo Astori afirmó ayer miércoles 11 que una iniciativa de este tipo directamente “no se cuenta entre las reformas prioritarias que debería realizar el país”. La senadora y precandidata Constanza Moreira no descartó la idea pero criticó que la reforma constitucional esté ambientada con el objetivo de reducir el ciclo electoral.
Prioridades.
En un almuerzo de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM) y tras una consulta formulada luego de su disertación, Astori enfatizó: “Yo quiero decir con mucha sinceridad que el país tiene ordenadamente transformaciones muy importantes a realizar, desafíos pendientes, ente ellos la educación y tantos otros, no solo la educación”. Para Astori se debe “tener claro” qué es lo que se quiere reformar de la Constitución. “No podemos discutir reforma constitucional sí o reforma constitucional no, esa es una discusión vacía de contenido”, dijo y aclaró que Vázquez sí “ha expresado contenidos concretos con los cuales se refiere su propuesta de reforma”. Pero luego insistió en que no está de acuerdo con llevarla adelante. “Yo creo —remarcó— que sería un error involucrar a todo el país en la discusión de una reforma que, queramos o no, va a detener o va a entorpecer sin ninguna duda el camino de las transformaciones muy relevantes que tiene el país por delante. Pero respeto todas las opiniones y estoy dispuesto a discutir”.
Los conceptos del vicepresidente se alinean con el discurso de la oposición. El senador y precandidato blanco Jorge Larrañaga dijo a Búsqueda que le parece “una falta de responsabilidad y respeto” hablar de una reforma de la Constitución “como un tema de prioridad”. “El gobierno actual debe de seguir trabajando el tiempo que le queda en los temas que hacen a la vida de la gente (...). ¿A qué uruguayo le interesa reformar la Constitución? ¿Cuántos uruguayos no duermen pensando en sacar el balotaje? Creo que ninguno. Pero sí creo que muchos no duermen por temor a ser víctima de robos…”, agregó. El diputado y también precandidato nacionalista Luis Lacalle Pou dijo en un reciente discurso ante jóvenes militantes de la lista 40 que el oficialismo debe “hacerse cargo de lo que se hizo bien y de lo que se hizo mal” y que “hablar de reformar la Constitución es poner un escudo entre la gente y el gobernante”. Para el senador y precandidato colorado Pedro Bordaberry “se debe hablar de seguridad y educación, no de reformas electorales. Esos son los verdaderos problemas de los uruguayos. Y en lugar de hablar de estas cosas (Vázquez) se pone a tirar bolazos de reformas constitucionales”, cuestionó el líder colorado citado por “El País”.
El ciclo electoral.
Vázquez defiende la idea de una reforma para achicar los tiempos electorales y se plantea en ese sentido “si se sigue justificando” la existencia de un balotaje. Moreira, su competidora en la interna frentista, escribió en una columna divulgada el domingo 8 que “las consideraciones que parecen ser tan sensatas sobre acortar los tiempos y el largo ciclo electoral, no lo son a la luz de algunas evidencias”. Para Moreira, “cuanto más la gente vota, más democrático es el sistema, y más aumenta la satisfacción con la democracia”. Según la senadora “esto lo demuestran claramente los ejemplos de Venezuela o Bolivia, donde la intensidad del ritmo electoral ha sido más que evidente”. Si se reducen los tiempos electorales se “priva a la ciudadanía de su mejor momento político”, sostuvo. Moreira escribió que la reforma constitucional se “priva de su corazón, si nuevamente ponemos el centro en el ciclo electoral” y afirmó que se “precisa” reformar la Constitución “para muchas otras cosas que no tienen que ver con el sistema electoral o de representación”; citó como ejemplo el voto en el exterior o la universalización del derecho a la salud, entre otras cuestiones.
Programa.
La “voluntad reformista del texto constitucional vigente” está plasmada en el programa de gobierno del Frente Amplio aprobado en el congreso del 23 y 24 de noviembre. Hay una comisión designada que trabajará sobre los “aspectos medulares de los cambios” que se propondrán a la ciudadanía. El diputado frentista Felipe Michelini dijo que se trabajará con “tranquilidad” pero “sin pausa” en el tema. Pero lo cierto es que esta comisión no tiene plazo para la finalización de su tarea. En el programa de gobierno aprobado en el 2009, antes de las últimas elecciones nacionales, también se había incluido la posibilidad de convocar a una Convención Nacional Constituyente para reformar la Constitución. Pero el texto era vago: se argumentaba el cambio para la “profundización de las reformas estructurales” y la “transformación de la sociedad” pero no se indicaba cuáles serían los pasajes de la Constitución que había que modificar o eliminar. En ese momento Búsqueda (Nº 1.508) consultó al senador Alberto Couriel, uno de los encargados de presentar el programa de gobierno. El legislador admitió que no tenía “la más remota idea” de lo que se pretendía reformar. La única vez que en Uruguay se integró una Convención Nacional Constituyente fue en 1830, cuando se redactó la primera Constitución.