• Cotizaciones
    viernes 13 de diciembre de 2024

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    El problema de la inflación

    Sr. Director:

    Uno de los microcuentos ma´s famosos es el del autor guatemalteco Augusto Monterroso que dice asi´: “Cuando desperto´, el dinosaurio todavi´a estaba alli´”, dejando librada a la imaginacio´n del lector su interpretacio´n: ¿Quie´n desperto´? ¿Cua´nto tiempo estuvo dormido? ¿El dinosaurio evoca algo antiguo, pesado, amenazante?

    Me acorde´ de este microcuento viendo los enormes problemas de inflacio´n que hay a nivel mundial, particularmente en Latinoame´rica y puntualmente en Uruguay.

    Explicaba Milton Friedman que la inflacio´n es siempre y en todo lugar un feno´meno monetario. Y es asi´ porque tiene que ver con la cantidad de dinero emitido por el Estado, ya que, cuando los gobiernos gastan ma´s de lo que recaudan, deben recurrir al aumento de impuestos, pedir pre´stamos o emitir dinero para financiarse y hacer que la economi´a siga funcionando.

    La emisio´n descontrolada genera que haya demasiados pesos en el mercado por encima de su demanda. Sin embargo, al haber ma´s plata en el bolsillo de la gente y la misma cantidad de bienes en el mercado, se produce la suba generalizada y sostenida de los precios. Estos suben porque el valor del dinero —frente a esos bienes— baja. Por eso mismo, si una manzana vale un peso, pero despue´s preciso dos pesos para comprar la misma manzana, significa que ahora con un peso puedo comprar solamente media manzana. Hay una clara pe´rdida del valor del dinero.

    Se genera una ilusio´n de que se puede consumir ma´s en lo inmediato, pero a largo plazo termina siendo al reve´s. Con la cura de la inflacio´n pasa como con las adicciones: al principio se precisa convencimiento de que es un problema grave y que hay que encararlo, pasando por un enorme esfuerzo para no caer en la tentacio´n de emitir (abstinencia), para finalmente recuperarse. Lleva tiempo, voluntad y sacrificio.

    En Uruguay tenemos una relacio´n extran~a con la inflacio´n: no se produce u´nicamente por un factor monetario (no precisamos emitir para financiarnos como si´ hace Argentina, por ejemplo), sino que, entre otras causas, esta´ la formacio´n de precios: tenemos la mayor parte de los mercados internos acaparados y controlados por muy pocas empresas que manejan la mayori´a de las ventas y, por lo tanto, fijan los precios con poca o nula competencia.

    ¿Co´mo puede ser que en una tienda de Ri´o de Janeiro un cepillo de dientes valga R$ 1,99 ($ 15,14 pesos uruguayos), pero en Montevideo el mismo cepillo de la misma marca valga $ 150? ¡Ni siquiera se fabrica en Uruguay! Este caso ejemplifica una de las razones de por que´ somos un pai´s subdesarrollado: los nabos de siempre pagamos sobreprecio por cosas que no lo valen, por lo que es plata que termina ye´ndose a inflar bolsillos ajenos en vez de ser usada para comprar otras cosas o invertir en nuevos negocios que generen empleo moviendo la economi´a.

    El pai´s de la vaca atada.

    Hace por lo menos 20 an~os que convivimos con una tasa promedio de inflacio´n de entre 6% y 9%, siendo la u´ltima medicio´n de 9,5%. Sabemos que sus efectos son perjudiciales para la gente, sobre todo para quienes tienen ingresos fijos, pero no hacemos mucha cosa por atacar y resolver —o por lo menos minimizar— de una buena vez el problema, sino que nos acostumbramos a que siempre, aunque pasen los gobiernos de distinto signo y color, va a estar entre nosotros. Pensamos las inversiones, salarios, negocios, etc., considerando siempre entre un 8% y 10% de inflacio´n. Es nuestro dinosaurio. Es lo normal, lo conocido, nuestra zona de confort, y el problema es que de alguna forma nos terminamos acostumbrando, por lo que termina siendo

    parte de nuestra realidad. El esfuerzo y voluntad por curarnos y salir nos lleva a lo desconocido, a la incertidumbre, y por tanto nos genera miedo.

    Uruguay hace ma´s de 20 an~os que parece estar dormido, pero no esta´ claro cua´ndo va a despertar para atacar y resolver definitivamente la inflacio´n.

    Como tantos otros problemas de la vida del pai´s, pasan los an~os y sigue frente a nuestros ojos gozando de buena salud.

    Por eso me acorde´ del microcuento de Monterroso: cuando desperte´, la inflacio´n todavi´a estaba alli´.

    Marti´n Mi´guez

    CI 4.163.481-2