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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáQuien suscribe desea señalar el giro grotesco que ha tomado el debate alrededor del proyecto de ley sobre “Eutanasia y suicidio médicamente asistido” patrocinado por varios legisladores encabezados por el Dr. Ope Pasquet. Uno de los principales opositores al mismo, el exsacerdote y actual filósofo Sr. Miguel Pastorino, en una intervención radial llevada a cabo en 770 AM Oriental en el correr de la penúltima semana de 2020, ha señalado explícitamente, como antecedente primero de eutanasia en el siglo XX, el introducido por el régimen nacional-socialista que dirigió Alemania en los años 30 y 40. El propósito evidente es el de vincularlo con las intenciones del proyecto de Pasquet, lo cual lo convierte en un grueso intento de practicar terrorismo verbal. Porque solo un caso de ignorancia supina o una intención aviesa de extrema mala intención pueden justificar tal asociación. Como me consta que el Sr. Pastorino no solo dista mucho de poder ser calificado de ignorante, sino que en una persona sumamente ilustrada, no tengo otra alternativa que inclinarme por la segunda opción.
Un recurso tan grosero me llevó a buscar otras manifestaciones del Sr. Pastorino respecto a este tema. En una entrevista que se le realizó en el programa En Perspectiva de 1170 AM Radiomundo el 30 de noviembre p.p. el entrevistado sostiene —correctamente, desde mi punto de vista— la necesidad de recurrir a los cuidados paliativos como forma de asistencia en una situación terminal o de dolor —físico y/o moral— insoportable. En ese momento la periodista que lo entrevista le señala que, a veces, esos mismos cuidados resultan insuficientes. El Sr. Pastorino responde que dichos cuidados paliativos proveen el ansiado alivio entre el 95% y el 99% de las veces. Y lo remarca diciendo: “Lo que es muchísimo”. Pero muchísimo no es 100%, es decir no se logra el efecto deseado en todos los casos. Y aquí está el verdadero quid de la cuestión: basta que un solo ser humano pueda encontrarse en esa situación límite en la que, agotado el recurso de los cuidados paliativos, habiéndose aplicado los mismos en toda la extensión que el conocimiento actual permite, se le debe habilitar —solo si la persona manifiesta al menos a dos médicos— su voluntad de que se le siga asistiendo mediante eutanasia. Hasta ahora, aquellos que se oponen a la eutanasia la presentan como un recurso innecesario, dado que los cuidados paliativos cubren —según ellos— la totalidad de los casos. El sábado 12 de diciembre, el Dr. Pedro Kasdorf, exprofesor titular de Oncología Radioterápica, con más de 40 años dedicados al cuidado de pacientes oncológicos, escribió lo siguiente en una columna del diario El País: “El tema es que lo que no es cierto es que los cuidados paliativos cubran todas las necesidades que puedan tener los individuos afectados gravemente. Y esto también debe quedar fuera de toda discusión. Es un hecho que los cuidados paliativos no cubren todas las legítimas expectativas porque objetivamente no es cierto que lo hagan. Será en pocos o no tan pocos casos, no importa, simplemente son una realidad. Por ello, contraponer los cuidados paliativos a la eutanasia/suicidio asistido es un excelente ejemplo del paralogismo de falsa oposición que planteaba Vaz Ferreira. Sin duda lo hubiera incluido en su libro Lógica viva. No se debe insistir con ello en este debate”. Claro ¿no?
Ahora bien, cuando los argumentos de uno de los representantes de la voz opositora al proyecto de ley de marras, saltan de la cuestión del grado de cobertura provista por los cuidados paliativos al ejemplo del régimen nazi como antecedente de aquello a lo que no lleva el proyecto de ley de eutanasia en Uruguay, cabe una sola conclusión. A un argumento tan falso como grotesco solo se recurre cuando los demás se han agotado.
A efectos de no ocultar desde dónde opino, declaro que soy médico recibido hace más de 40 años, con más de 30 años de ejercicio de la embriología clínica y ateo. Sí, la forma en que cada uno ve el mundo condiciona la opinión que tenemos en un tema como el que es motivo de debate.
Dr. Roberto B. García
(Médico embriólogo)