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Pese a lo crudo del último invierno y a la existencia de más cupos en los distintos refugios que hay en la capital del país, era fácil encontrarse cada noche con alguna persona durmiendo en la calle. La percepción de que este año había más gente viviendo en esa situación fue confirmada esta semana por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) al presentar un nuevo censo realizado en Montevideo.
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En la madrugada del 21 de junio de este año, cerca de 200 funcionarios del Mides realizaron un censo de las personas que estaban durmiendo en la calle y las que se encontraban en algunos de los refugios ubicados en varias partes de la ciudad.
Según el relevamiento, ese día había 1.651 personas en algunas de las dos modalidades: 1.095 estaban en refugios y 556 en la calle. Comparado con el censo anterior (2011), significa un crecimiento de 52,6% (59,4% en los refugios y 26,3% en la calle), según el informe del Mides. En 2006 también se realizó un censo en Montevideo, y se registraron 749 casos (320 en la calle y 419 en los refugios). En cada censo, el Mides fue modificando la metodología de trabajo e incrementó el área de relevamiento.
“No queremos a nadie en calle. Ese es el objetivo último. No queremos una sociedad que se acostumbre, que se adapte —como pasa en las grandes ciudades del llamado primer mundo— donde incorporan al paisaje la presencia de personas en situación de calle”, planteó la ministra Marina Arismendi. La titular del Mides estuvo acompañada por representantes del Poder Judicial, de la Intendencia de Montevideo, de la Administración de los Servicios de Salud del Estado y de la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado.
Arismendi dijo que hay que empezar a pensar en cómo sacar a la gente de los refugios y que para eso es necesario que la persona o la familia en esa situación tenga autonomía y no vuelva a estar en situación de calle. El refugio tiene que ser un lugar “absolutamente transitorio”, afirmó.
“Los datos duros lo demuestran: son más”, agregó la ministra.
“Hay un 36% que hace menos de un año que está en calle, ellos nos van a dar las respuestas de la situación actual”, dijo la subsecretaria del Mides, Ana Olivera.
Mayra Aldama, directora de Protección Integral en Situaciones de Vulneración, comentó a Búsqueda que si el Mides no hubiera implementado los programas de atención en los últimos diez años, habría “más gente en situación de calle”.
La jerarca dijo que “hay mucho para hacer y mejorar en la atención” de estas personas.
El Mides tiene un programa para la atención de personas que viven en la calle, están en riesgo o que padecieron esa situación y pueden reincidir. Mediante ese programa se prestan servicios que procuran la “captación, contención e inclusión social, apoyándose en un abordaje multidisciplinario que colabore en la adquisición de hábitos de la vida cotidiana, cuidados de salud y recuperación de redes sociales. El Programa opera a través de centros de diferentes modalidades para la atención de diferentes perfiles poblacionales que están en situación de calle”, explica el Mides en su sitio web.
Para este invierno, el Mides aumentó en 200 los cupos en los refugios, llegando a un total de 1.751. A fines de este mes, volverá a los 1.591 cupos.
Motivos.
El censo fue realizado el 21 de junio entre las 00:00 y las 06:00 horas. El 94% de quienes viven a la intemperie son hombres. En los refugios, la proporción de hombres también es alta: 83%.
En comparación con los que duermen en los centros del Mides, la población que duerme en la calle es en promedio más joven: casi 10 años menos (38 vs. 47 años), indica el informe. Además, informa que no se encontraron casos de menores de 17 años durmiendo a la intemperie.
De las 556 personas contactadas en la calle, 407 accedieron a ser entrevistadas por representantes del Mides. En base a eso, el Ministerio elaboró un informe sobre algunas de las características de esa población.
El 80% de los entrevistados declaró haber dormido los últimos siete días de la semana en la calle, lo que indica que es algo que persiste en el tiempo, dice el documento. A la vez, dos de cada tres entrevistados señaló que en la semana anterior pernoctaron en el mismo punto de la ciudad donde se los ubicó. Eso muestra una “cierta estabilidad de las personas en lo que hace a su espacio o circuito para dormir”.
Otra de las preguntas realizadas se refirió a la razón por la que se encontraban viviendo en la calle. El 56,4% de los entrevistados explicó que fue por “ruptura de vínculos”. Un 30% habló de adicciones y un 20,4% de “insuficiencia de ingresos”. El resto se divide entre quienes señalan razones de violencia, prefieren la calle, salieron de la cárcel o tienen problemas psiquiátricos.
“La institucionalización, aunque no sea declarada como motivo desencadenante de la situación de calle, sí es un fenómeno con alta incidencia en esta población”, indica el informe. El 62% de los consultados declaró haber pasado por una institución: cárcel, el Instituto del Niño y Adolescente (INAU) o un hospital psiquiátrico. El 47% declaró que estuvo preso en algún momento de su vida, y un 30% que pasó por el INAU. En cuanto a las adicciones, el principal consumo es de alcohol, pasta base y marihuana.