En su carta de renuncia presentada a la presidenta del Ineed, Alex Mazzei —fechada el jueves 23 y aceptada el lunes 27—, este académico e investigador de 48 años adjudica en parte su “paso al costado” al cambio de gobernanza del Ineed previsto en la Ley de Urgente Consideración (LUC), que entre otras cosas reduce de siete a tres los miembros de la directiva. No obstante, Maiche cree “deshonesto” soslayar la discusión sobre el informe Aristas, que entiende técnica y presupuestalmente equivocado realizar este año y advierte intencionalidad política del gobierno como trasfondo, algo que niegan de plano las nuevas autoridades designadas por el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
Maiche lamenta que el Ineed haya resonado estos años como una “olla de grillos” por una dirección cuyo “modus operandi” se ha basado en “el secretismo” y “la opacidad”, un fenómeno que entiende arraigado en todo el sistema educativo público no universitario, según dijo a Búsqueda. El asunto es “más grave” al tratarse del organismo evaluador de la educación uruguaya que requiere mayor transparencia en la gestión, autonomía académica, independencia técnica y liderazgo en la gobernanza, expresó.
—Academia y transparencia fueron los principios orientadores de la Udelar en el Ineed. Pero el Instituto de Evaluación Educativa tiene 40 investigadores y solo uno o dos integran la plantilla del Sistema Nacional de Investigadores. La insuficiente formación académica es un problema que vimos, primero con el anterior rector de la Udelar, Roberto Markarian, y luego con Rodrigo Arim. Al Ineed le falta tirarse al agua en investigación, que sus cuadros hagan doctorados, maestrías, trabajos de investigación y que publiquen en revistas especializadas. La mayor garantía de independencia del instituto es que sus cuadros sean académicos.
Por otra parte, los mecanismos de transparencia en la información del Ineed todavía son muy débiles. Tuvimos un enfrentamiento importante con la presidencia del Ineed porque, por ejemplo, no se registraban las sesiones del consejo directivo y eran cerradas al público. La Udelar tiene muchos problemas, pero si algo bueno la diferencia es que las sesiones del Consejo Directivo Central (CDC) son abiertas, por lo que todo ciudadano puede saber lo que vota un decano, lo que argumenta un rector o dice un consejero. Sin embargo, el Ineed, copiando el modelo de los consejos del Codicen, de Primaria y Secundaria, sesionaba a puerta cerrada, y las directivas y las resoluciones solo eran transmitidas por el director ejecutivo, lo que muchas veces generaba teléfonos descompuestos entre los funcionarios y hacía que todas las semanas se estuviera runruneando sobre lo dicho o no dicho.
—Pero ahora las sesiones de la directiva del Ineed son abiertas. ¿Qué argumento había para no hacerlo antes?
—La presidenta argumentaba que los comisionados se podían distraer, que no les incumbía ni a los funcionarios ni a los ciudadanos estar presentes en las reuniones y que además eso podía generar mucho ruido en la prensa... Hay un modus operandi en la educación y eso arrastra cierto secretismo. Esa opacidad permea al sistema, cuya propia estructura se basa en una lógica muy vertical. Hoy las sesiones del consejo directivo del Ineed pueden ser tensas, pero ni se parecen a cuando eran cerradas. Entonces se perdía el tono y reinaba el barullo. Hubo portazos, gritos e insultos, cualquier cosa... Era una olla de grillos hasta que logramos, con mucha resistencia, abrirlas al público.
—Con la LUC, la directiva del Ineed pasó a estar conformada por tres miembros rentados, designados por el Poder Ejecutivo: Guillermo Fossati, Javier Lasida y probablemente Pablo Caggiani, a propuesta de la oposición. ¿Qué opina de esta conformación que según el ministro de Educación, Pablo da Silveira, busca restringir una conducción “falsamente colegiada” del instituto?
—Me parece bien. Aunque se triplica el presupuesto en sueldos del consejo directivo, le hace bien al instituto, porque asegura la presencia de todos sus integrantes, algo que no ocurría. Además, los dos delegados del gobierno no provienen directamente del sistema educativo, y en ese sentido arrastran lógicas distintas. Ojalá puedan incidir en un cambio favorable para el Ineed.
—Con la LUC también se elimina la representación de la Udelar en la directiva del Ineed. ¿Cómo lee eso?
—Tampoco me parece mal. La Udelar no se siente especialmente agredida por esa decisión. La universidad concentra el 80% de la investigación del país, por lo que en la academia es un actor casi insoslayable. Eso tampoco implica que deba estar representada en todos los ámbitos de la educación ni restringirse a los puestos directivos. Lo que sí me parece mal es que los delegados sean designados por el Ministerio de Educación, porque eso restringe la independencia de los directivos y afecta mucho la credibilidad del Ineed.
—Da Silveira dice justamente lo contrario, porque el MEC no es el evaluado, sino que representa a los ciudadanos que financian el esfuerzo educativo de la ANEP.
—Perfecto. Ahora, ¿cómo garantiza eso el ministro? Si uno quiere el control real de la gestión, no pone a sus amigos, y el ministro buscó cuadros con perfil académico, aunque no son investigadores en activo, pero también con un marcado perfil político. Lasida fue el asesor del Partido Independiente y Fossati el de Jorge Larrañaga. Eso marca una línea política dentro del Ineed. El ministro pudo haber designado en el consejo directivo personalidades indiscutibles desde el punto de vista académico para toda la sociedad: Gerardo Caetano, Ariel Cuadro, Ana Balsa, Fernando Filgueira, Renato Opertti…
—¿Sugiere que la nueva directiva del Ineed responderá a la “línea política” oficialista y eso se trasladará a los informes técnicos?
—No digo que un actor académico vaya a retocar los informes. El riesgo es que algunas decisiones que deberían ser técnicas caigan en la tentación política. Sabemos que el campo de la educación está minado de intereses políticos, por lo que tener buenos resultados es análogo a apuntarse uno de los temas prioritarios del discurso político. No quiero adjudicar intenciones, pero tengo claro que para esta gestión medir un punto de partida muy bajo en Aristas Primaria le genera las condiciones para navegar más tranquila estos años, porque muy difícilmente la medición de 2023 dé peores resultados que la de 2020.
—¿No es interesante evaluar cómo afecta esta situación tan particular en los niños de cada nivel socioeducativo ante la ausencia de la presencialidad?
—No digo que no sea bueno tener esos datos, pero defiendo un estudio mucho más fino para aislar el efecto de la pandemia. Y, en todo caso, los resultados que mostrará Aristas 2020 en términos de la desigualdad, y de aprendizajes globales, claramente serán peores.
—Fossati sostuvo que la comisión directiva anterior, que usted integró, había realizado consultas previas a expertos internacionales sobre la pertinencia de llevar a cabo Aristas este año y que todos opinaron a favor. ¿Qué responde a eso?
—Uruguay está en una situación distinta en el continente y muchas veces las respuestas de los expertos dependen de la información disponible, y eso es complicado. Acá vamos a encontrar una situación difícil de superar desde el punto de vista técnico. Hay gurises que no tuvieron clases desde marzo y otros por ahí no dieron geometría y sí numeración, porque las maestras adaptaron los programas. Si después vienen los del Ineed y te ponen tantos ejercicios de geometría… los gurises obviamente no van a saber qué contestar. Además, todos los países de Latinoamérica están suspendiendo las evaluaciones. La propia OCDE postergó el informe Pisa hasta 2023.
—¿Qué alternativa propone?
—El Ineed tiene unos datos de oro para la comunidad educativa. A tal punto que el ministro Da Silveira en una sesión con la directiva del instituto hizo la broma de si alguien nos había soplado que venía el coronavirus. Porque el Ineed ya midió a 7.000 niños de tercero y sexto de escuela en todas las dimensiones de Aristas en noviembre de 2019. O sea, hay un punto de medición justo previo a la pandemia. ¿Por qué no tomamos eso como referencia? Hacer Aristas ahora no tiene mucha lógica. Pero la nueva directiva torció la decisión.
—Sin embargo, la opinión favorable a realizar el informe ya estaba expresada por el área técnica y la presidencia del Ineed antes del cambio de la composición de la directiva.
—Sí, la presidenta, en general, no toma decisiones distintas a las que vienen recomendadas del área técnica. Pero después esas alianzas muy fuertes se rompen y le explotan en la cara, como ocurrió con los exdirectores ejecutivos Pedro Ravela y Mariano Palamidessi, que terminaron renunciando.
—Pero, insisto, había una propuesta técnica que aconsejaba hacer el informe este año.
—Era una propuesta híbrida, donde se ampliaba la muestra de Aristas Primaria a partir de la evaluación piloto de 2019, de tal manera de tener la medición de Aristas para comparar con 2017 y aislar el efecto de la ausencia de presencialidad de 2020.
—Muchos opinan que lo mejor es no tocar las series. El exconsejero Pablo Cayota consideró adecuado mantener la aplicación programada porque “es serio cumplir con el calendario” desde el punto de vista técnico.
—Son opiniones... y además ya tocamos la serie de Aristas. Capaz que Cayota no lo sabe porque obviamente ya no está en la directiva, pero Aristas Media, que corresponde hacer por la serie en el 2021, no se hará porque no se hizo el piloto en 2020: quedó suspendida. La situación es muy inestable y ese es precisamente el problema de Aristas; por eso votamos hacerla en 2021. El Codicen revirtió esa decisión, y que el Codicen diga si hacer o no hacer una prueba de evaluación nacional no es bueno para el país y además coloca al gobierno en una posición de cierto facilismo.
- Recuadro de la entrevista
“Este fue alumno mío”