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    En menos de 30 años las cesáreas se duplicaron en Montevideo y triplicaron en el interior

    Un proyecto de ley de la senadora Carmen Sanguinetti busca cortar con niveles que exceden los umbrales sugeridos por la OMS y que, sostiene, se basan en la “falsa creencia” de una mayor seguridad

    En 1996, en el interior del país el porcentaje de nacimientos a través de una cesárea fue del 16%. Para 2022 esa cifra se triplicó al llegar al 48%. Entre esos mismos años, en Montevideo, las cesáreas pasaron de ser el 25% al 51%; se duplicaron.

    Estos datos fueron elaborados por el economista Michel Daguenet, integrante del equipo de trabajo de la senadora colorada Carmen Sanguinetti, a través de las estadísticas vitales que publica el Ministerio de Salud Pública (MSP). La legisladora está elaborando un proyecto de ley sobre parto digno que, a partir del aumento progresivo de las cesáreas en Uruguay, muy por encima de los umbrales considerados tolerables por la Organización Mundial de la Salud (OMS), busca la difusión de campañas informativas sobre las ventajas del parto vaginal y una mayor participación de las parteras en el proceso del nacimiento.

    El crecimiento registrado por su equipo está en sintonía con el divulgado a fines de agosto, que indicaba a través de datos del Sistema Informático Perinatal de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que el 52% de los partos en Uruguay en 2022 fueron por cesárea, todo un récord. La recomendación de la OMS es que estas sean entre el 10% y el 15%, recuerda Sanguinetti.

    “Es una situación terrible. Si seguimos así, el parto normal va a terminar siendo una rareza. Es insólito”, dice Sanguinetti a Búsqueda. La senadora puntualiza que no es su intención “demonizar” la cesárea, que cuando es recomendada por médicos “es un procedimiento que salva la vida de la madre y del bebé”. Sin embargo, agrega, los números arrojan que “es evidente que se están haciendo cesáreas que no son necesarias”.

    El ginecólogo Francisco Cóppola, docente grado 5 de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar), va más allá: “El nivel actual de cesáreas es alarmante. Es un problema de salud y un problema ético: no debe haber más violencia que hacerle una cesárea a una persona sin indicación médica, es someter a una mujer a una violencia que no es necesaria”. El peligro se refuerza, agrega, porque más allá de la creencia de que es una práctica médica más segura, lo que “es un error total”, una cesárea es una “cirugía mayor” donde “hay 10 veces más posibilidades de morir que en un parto”.

    Las probables complicaciones en una cesárea incluyen distintos tipos de lesiones, como las vasculares occidentales, de la vejiga, de los uréteres, del intestino delgado y el colon, así como hematomas en el ligamento ancho. No solo eso: en un segundo o tercer parto por cesárea pueden producirse graves problemas por “placentación”, cuando la placenta queda inserta en una cesárea anterior “y prende como si fuera un cáncer”, explica Cóppola a Búsqueda. Eso puede ser fatal. “En los últimos tres o cuatro años hubo cinco o seis muertes maternas por placentación anormal. Esto representa un peso grande en la cantidad de muertes maternas, que son unas siete por año”, indica el médico.

    Tiempo y plata

    “La situación es mucho peor en el sector privado que en el público”, indica Sanguinetti. Los números elaborados por su equipo así lo señalan. En Montevideo y en 2021, el índice de cesáreas en la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) se ubicó en 33% y es el menor por lejos. Ese año, en las mutualistas capitalinas fueron de un 49% en el SMI a 73% en el Evangélico; entre ambas se situaron Cudam, Círculo Católico, Gremca, Asociación Española (entre 50% y 60%), Médica Uruguaya, Casmu, Universal (entre 60% y 65%) y Cosem (72%).

    En los seguros privados de Montevideo, los números de 2021 registraron una incidencia aún mayor de las cesáreas: en el Hospital Británico, Summum y Blue Cross superaron el 50%, en el Seguro Americano y MP fueron superiores al 60% y en Medicare pasaron el 70%.

    Si bien una lectura apuntaría al factor socioeconómico, es decir, pagar para practicarse una cesárea en la creencia de que es más segura, Coppola minimiza esa hipótesis. “En el interior se pagan las cesáreas en ASSE y no en las mutualistas, y hay más cesáreas en las mutualistas. Los partos no se pagan en ninguno de los dos lados”, dice. Ya había arribado a esta conclusión en un estudio sobre el tema que había realizado en 2015, cuando generaba preocupación un porcentaje de cesáreas a escala nacional de 43,7%, habiendo instituciones que superaban el 55%. En estos ocho años, destaca este profesional, notó un gran incremento de cesáreas realizadas “a solicitud de la propia paciente, que antes eran marginales”.

    Tanto el doctor Cóppola como la senadora Sanguinetti, que entienden la predominancia de las cesáreas como un tema multicausal, apuntan más al factor tiempo que al dinero. Un trabajo de parto puede llevar ocho, 10 horas o más, mientras que todo el proceso de la cesárea puede llevar, en un caso prolongado, una hora y media. “El parto es un proceso fisiológico natural, pero estamos en la era de la inmediatez”, señala la legisladora. Un médico puede realizar varios procedimientos de este tipo en lo que dura un parto natural.

    “Es un tema más de tiempo que de plata, que también acaba siendo plata”, admite la legisladora. “También hay miedo al dolor por parte de las madres, sin duda, pero no es el eje central”, agrega.

    Sanguinetti cita como una referencia para entender el fenómeno el documental El negocio de nacer, de la directora Abby Epstein, que pone énfasis en los números “escandalosos” de cesáreas que había en su país, Estados Unidos, que llegaban en algunas instituciones al 45%. Eso se debe, señala el film, a la desinformación existente sobre el parto.

    Participación e información

    El proyecto de ley de Sanguinetti, aún no redactado, se basa en más información y en clases de parto para las familias (sobre todo para eliminar la falsa creencia de que una cesárea es más segura) y en una mayor participación de las parteras en todo el proceso. Cómo instrumentar esto último “sin levantar resistencias”, señala la legisladora, es el desafío a enfrentar. No los nombra, pero se refiere inequívocamente a un posible corporativismo médico.

    “Los países que tienen mejores estadísticas son aquellos en que las parteras tienen un rol mucho más significativo”, expresa. En Uruguay hay alrededor de 800 de estas profesionales.

    “Tienen una formación muy sólida en todo lo vinculado al embarazo y no tienen la cesárea en su caja de herramientas, a la que derivan (con un médico) solo cuando son imprescindibles. Lo que hay que lograr es que el sistema les dé mayor participación, de a poco se las fue corriendo”, señaló la legisladora.

    Según los mismos datos que maneja con su equipo, en 1996 las parteras intervinieron en el 58% de los partos en el interior y estuvieron presentes en el 34% en 2022. En Montevideo, en ese mismo período, descendió del 22% al 9%. Su incidencia históricamente es mayor en el interior. En el resto intervienen médicos, ya sea en partos vaginales como (cada vez más) en cesáreas.

    “Lo que tendría que hacer el MSP es elaborar normativas y fiscalizarlas, hacer talleres de buenas prácticas, brindar mejor educación a las pacientes y darles más intervención a las parteras. No me parece mal que se tomen medidas legislativas, pero las cesáreas no se van a bajar por ley”, afirma por su parte Cóppola. “Ya se lo dije a la senadora”.

    Ciencia, Salud y Ambiente
    2023-10-04T19:45:00