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La previa a la interpelación que el miércoles 18 realizó el senador colorado Pedro Bordaberry al ministro del Interior, Eduardo Bonomi, venía caldeada, con cruces de partidarios y dirigentes de ambos bandos a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Y en el debate en el Parlamento, lejos de bajar los decibles, los dos protagonistas se enfrascaron en una discusión que fue bastante más allá de la situación de la seguridad pública.
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“Hoy dije no”, justificó Bonomi para explicar por qué respondía a Bordaberry con ironías y reproches personales. “Yo siempre traté de responder sobre la gestión, pero a veces no se puede”, agregó, para argumentar el tono elevado que marcó el intercambio entre interpelante e interpelado, con adjetivos como “reina”, “fantasma” y “payaso”.
En lo que fue su novena interpelación desde que es ministro del Interior, se notó desde sus primeras palabras que la comparecencia de Bonomi iba a ser diferente al resto. Tras escuchar las preguntas de Bordaberry, el jerarca sorprendió a la oposición mostrándose desafiante y sarcástico.
“Esta interpelación de hoy es una despedida. Lo he meditado mucho. Hasta acá llego”, comenzó diciendo Bonomi. Al principio parecía que se refería a sí mismo y que anunciaba su renuncia, pero minutos después quedó claro que el objetivo de sus palabras era Bordaberry, quien adelantó meses atrás que no competirá en las próximas elecciones y se retirará de la política cuando culmine su cargo de senador en febrero de 2020.
“El senador en despedida”, lo definió Bonomi a su interpelante, a quien acusó de plantear preguntas que “responden al interés” del ataque personal. “Así es su estilo, en las urnas ha cosechado su siembra”, remató.
Durmiendo con el enemigo.
Bordaberry había comenzado la interpelación comparando cifras actuales de criminalidad con las de ocho años atrás, cuando Bonomi asumió en Interior. Dijo que hoy se asesinan por año 120 uruguayos más que en aquel momento y que “estos han sido los meses de mayor homicidio en los últimos 37 años”.
Luego denunció que la gestión del ministro está caracterizada por casos de “nepotismo y amiguismo”: se refirió al ingreso a la Policía del hijastro de Bonomi, al hijo de una expareja del subsecretario Jorge Vázquez que trabaja en el Departamento Aéreo de la Policía y al exdirector de Asuntos Sociales de la cartera Leonardo Anzalone, quien nombró a su hermana en un cargo. Además, el senador nombró el caso de la atleta Déborah Rodríguez, quien figura como adscripta del ministro.
Aunque destacó los logros de Rodríguez como deportista, se preguntó qué es lo que hace para el Ministerio del Interior, ya que se encuentra viviendo y entrenándose en Miami, Estados Unidos. “Me parece bien ayudar a los atletas, pero que lo haga la Secretaría Nacional del Deporte. El Ministerio del Interior tiene que agarrar a los chorros”, sostuvo.
Bordaberry también consultó al ministro sobre el vínculo que el exlíder de la barrabrava de Peñarol, Jorge Rivero, tiene con su esposa, la diputada Susana Pereyra. Lo acusó, como hizo en otras oportunidades, de facilitar entradas a barrabravas para partidos de la selección uruguaya. En esa línea, le remarcó a Bonomi que “dormía con el enemigo”, en alusión a la relación entre Pereyra y Rivero.
“Lo del enemigo es muy fuerte, muestra rencor. No duermo con el enemigo. En mi casa entra el enemigo cuando yo lo dejo entrar y no se queda a dormir. A él lo crió el enemigo”, fue la réplica de Bonomi en alusión al exdictador Juan María Bordaberry. El ministro responsabilizó a los legisladores de la oposición por lo que se decía en sala. “Seguimos en el circo, cada reina en su trono, cada fantasma en su castillo... Si la oposición apoya esta payasada, apóyenla, pero es una payasada”.
El resto de la oposición, por su parte, prefirió centrarse en el aumento de ciertos delitos y la disminución en el número de presos. Pablo Mieres, del Partido Independiente, dijo que hay un problema de seguridad y que eso es un “fracaso del gobierno” que “tiene que ver con una profunda crisis de la gestión” en las políticas sociales. “Hay una crisis profunda de la integración social que es el fracaso de las políticas del gobierno en las áreas sociales”, afirmó.
El nacionalista Jorge Larrañaga, por su parte, lamentó que el oficialismo deseche algunas de sus propuestas en la materia sin ofrecer sustentos sólidos.
“Todos los que proponemos cosas o iniciativas con las que el gobierno o la fuerza política no está de acuerdo somos calificados automáticamente de demagogos. ¿Quién tiene autoridad para fijar qué es demagógico? Resulta que los militares uruguayos pueden hacer de Policía en el Congo, en mil kilómetros de la franja costera, pero en Casavalle no”.
Al final de la sesión, luego de más de diez horas de debate, el Frente Amplio impuso su mayoría al votar una moción en la que se respaldó la gestión de Bonomi en el ministerio. En tanto, la oposición presentó una moción en la que se censura su gestión, la cual será tratada el martes próximo, aunque se sabe que no tendrá los votos necesarios para ser aprobada.