Enrique Rubio plantea un “rediseño estructural del gabinete ministerial”

“La reforma educativa no tiene que esperar, pero sobre todo no puede esperar. Una reforma educativa que no es un megaproyecto de escritorio sino un conjunto de innovaciones institucionales y lineamientos de política con centro en una revolución político-pedagógica fundada en el principio de la descentralización institucional y en la regionalización, en la consideración de las particularidades y la diversidad y pertinencia de los saberes, en la participación comunitaria y de los actores de la educación, en el fortalecimiento y facilitación de los tránsitos educativos, y en el desarrollo específico de las componentes tecnológicas de la mano de las humanísticas”, se indica.

En el punto siguiente se añade: “Necesitamos más política pública y más recursos en materia de promoción de la cultura, en particular de los contenidos nacionales en los medios de comunicación audiovisual”. También sostiene que es preciso “dar algunos nuevos pasos y sentar las bases legislativas para procesos que cimentarán un segundo empuje de reformas en el tercer mandato progresista: entre ellas la política de democratización de los medios de comunicación, el propio sistema nacional de cuidados, los nuevos enfoques en materia de adicciones y drogas, las políticas activas en materia productiva o redistributiva, los cambios educativos, culturales, ambientales y de protección de los recursos naturales, o la reforma del Estado y la mejora y profundización de la descentralización política”.