“Voy a matar a un hombre. No sé cómo se llama, no sé dónde vive, no tengo idea de su aspecto. Pero voy a encontrarlo, y lo mataré...”. (Comienzo de la novela La bestia debe morir, de Nicholas Blake, Emecé-El séptimo círculo, 2003.)
“Voy a matar a un hombre. No sé cómo se llama, no sé dónde vive, no tengo idea de su aspecto. Pero voy a encontrarlo, y lo mataré...”. (Comienzo de la novela La bestia debe morir, de Nicholas Blake, Emecé-El séptimo círculo, 2003.)
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Mirando hacia el este desde las torres de la iglesia de Riverside, asentada en medio de edificios universitarios sobre las orillas del río Hudson, se divisa un valle muy al fondo, donde olas de grises azoteas falsean la perspectiva como la superficie del mar. Bajo esa superficie, en las turbias aguas de fétidas viviendas, hay una población de negros convulsos en su desesperación por vivir, similar a un voraz hervidero de millones de hambrientos peces caníbales. Ciegas fauces devoran sus propias entrañas. Quien en ese hervidero sumerja la mano, retira un muñón. Eso es Harlem”. (Por amor a Imabelle, de Chester Himes, Bruguera, 1985.)
“La cena de ochenta y cinco centavos sabía a saco de correos desechado y me la sirvió un camarero que parecía capaz de darme una paliza por veinticinco centavos, cortarme el cuello por setenta y cinco y tirarme al mar en un barril de cemento por dólar y medio, impuesto incluido”. (Philip Marlowe en Adiós muñeca, de Raymond Chandler, RBA, 2009.)
“Escucha. Cuando a un hombre le matan a su socio, se supone que debe actuar de alguna forma. Da lo mismo la opinión que pudiera tener de él. Era su socio, y debe hacer algo. Añade a eso que mi profesión es la de detective. Bueno, cuando matan a un miembro de la sociedad de detectives, es mal negocio dejar que el asesino escape. Es mal negocio desde todos los puntos de vista; y no solo para esa sociedad en particular, sino también para todos los policías y detectives del mundo. Soy detective, y suponer que voy a correr detrás de quienes quebrantan la ley y que los voy a soltar una vez agarrados, bueno, eso es como esperar que un perro que ha alcanzado un conejo lo suelte”. (Sam Spade en El Halcón Maltés, de Dashiell Hammett, Alianza de Bolsillo, 1985.)
“Lo problemático de matar a alguien es que resulta muy fácil. Al final uno llega a hacerlo sin pensar. Uno lo hace en lugar de pensar”. (Noche salvaje, de Jim Thompson, RBA, 2012.)
“Nunca has oído una sirena hasta que sabes que te está buscando. Entonces la oyes de veras y sabes lo que es y entiendes que el hombre que la inventó no era un hombre, sino un demonio del infierno que juntó y mezcló ciertos sonidos de un modo que te paraliza y te descompone. Si estás sentado en el living, oyes una sirena y es un ruido pequeño y solitario y solo tienes que aguantarlo hasta que se desvanece. Pero cuando te persigue, es la textura del mundo. Lo oyes hasta que te mueres. Te desgarra como si un torno te taladrara un nervio y se expandiera mientras te perfora”. (Mi ángel tiene alas negras, de Elliott Chaze, La Bestia Equilátera, 2013.)