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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáBúsqueda publica en su edición del pasado día 1º unas declaraciones atribuidas al Sr. Yamandú Orsi, intendente de Canelones, sobre cuál sería la razón de ser histórica del Uruguay como nación. No son originales. Por el contrario, se trata de comentarios muy manidos, generalmente emitidos por personas que quieren demostrar ilustración y, sobre todo, estar por encima de lo que consideran la mitología histórica de este “paisito”.
Como es posible que la transcripción —parcial— no refleje cabalmente el pensamiento del Sr. Orsi, mis comentarios no apuntan a él, sino al pensamiento que de la transcripción emerge (en definitiva, siempre más trascendental que las personas). Dicho de otra manera, lo importante —en este caso— no es el Sr. Orsi, sino las afirmaciones, pseudohistóricas, que parecen serle atribuibles: la visión, desde una pretensa altura intelectual, de que somos, si no directamente un error histórico, por lo menos el fruto de un capricho externo. Al Sr. Orsi se le atribuye haber dicho que la República Oriental del Uruguay es un producto inglés (“los ingleses son los responsables de la aparición…”) como dije, la tesis tampoco es original al Sr. Orsi.
Pues, antes de analizarla —independientemente del Sr. Orsi— siempre me pregunto: ¿qué pretenden los que la esgrimen? Más allá de un cierto regodeo soberbio: como que yo soy más iluminado que el pueblo, sé cómo son estas cosas, no me como la pastilla y no veo por qué me tengo que sentir orgulloso de algo que, al fin y al cabo, es made in England (y por un lord que vino a parar a estos pagos por cargarse a la amante del rey).
Confieso que siempre me pareció una actitud despreciable hacia mi país. Aún si tuviera fundamento. Que no lo tiene.
Recordemos la historia (desde una posición de realismo humilde).
Que el Uruguay sea originalmente un desgajamiento geográfico, ocurrido históricamente, luego de largos y profundos conflictos, políticos y bélicos, no es una originalidad; y que en ese proceso hayan intervenido actores externos, tampoco.
Por el contrario, no conozco una sola nación cuyo nacimiento haya sido por “parto natural”.
Desde Ucrania, cuya vocación nacional hoy defendemos y que es el producto del “parto” más largo y más tumultuoso de la historia, en el cual intervinieron tártaros, rusos, vikingos, lituanos, turcos, polacos y algunos más, hasta Italia o Alemania, más jóvenes que nosotros como Estados nacionales, donde también intervinieron poderes externos. Sin olvidar que la mayoría de los países de Europa Oriental y Medio Oriente son “hijos” del Tratado de Versalles y los del Continente Africano, de procesos políticos muchas veces aún más recientes.
La mediación británica no fabricó una ficción, (menos aún que la ocurrida poco después en los Países Bajos), sino que facilitó la concreción de una realidad cultural, incipiente, pero real.
Entonces, a no hacerse los cra pretendiendo marcar una suerte de superioridad intelectual sobre la propia nación.
Porque, además, mucho más relevante aún que una supuesta legitimidad de nacimiento es la construcción que sobre ese arranque hizo una sociedad y lo que se edificó en la Banda Oriental no será perfecto, pero sí ha resultado ejemplar.
De paso, recordar también que esa construcción fue obra fundamentalmente de los partidos tradicionales, con todos sus defectos y errores.
Por último, también se le atribuye al Sr. Orsi afirmar como demostración de lo ficticio de la gestación del Uruguay el tener dos fechas patrias y el “fabricar” una bandera. Lo primero es una señal de madurez: la capacidad de armonizar los hitos históricos, transando en uno más a fin al Partido Nacional, (el 25 de agosto) y otro al Partido Colorado (el 18 de julio), muestra una capacidad de diálogo y entendimiento que bien nos vendría hoy día. Y en cuanto a la bandera, todas son “fabricadas”, obviamente.
Quien no entendió la grandeza de nuestro país es merecedor de pena. Quien, no entendiéndola, se cree apto para gobernarlo, está más engañado que piojo en peluca.
Ignacio De Posadas