En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
El personaje, Gianni, es un solitario sesentón de la burguesía romana. Es el buenazo, el que hace favores a todos, el que nunca se exaspera y tiene paciencia de sobra. Apenas uno lo ve, ya se impone su aspecto de buen tipo. Está casado y tiene una hija, pero quien realmente le pesa en la familia es una anciana madre un tanto insoportable cuya edad no le impide realizar unas cuantas comilonas y jugar al póquer con sus amigas.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Gianni fue jubilado a su pesar a los cincuenta años y tiene todo el tiempo del mundo: por las mañanas prepara el desayuno para su esposa, saca a pasear al perro (incluso al enorme San Bernardo de su vecina), hace las compras (también para su vecina) y apenas intercambia alguna palabra con su hija, que siempre está apurada. Gianni recorre las calles y las plazas de la bella Roma y siente una profunda soledad.
Como él, también hay otros solitarios de la tercera edad que pasean sus perros por los parques, que se sientan en sillas en la vereda y ven pasar a las chicas, que cada tanto se van de copas por ahí. En una de esas salidas, alguien aconseja a Gianni que se procure una amante. El hombre necesita cariño, atención y sexo, cosas que su matrimonio desgastado ya no le da.
Entonces, Gianni deambula entre chicas jóvenes, viejas amigas y tal vez antiguas novias. Pero es muy tímido, está muy lejos de ese tópico italiano del auto caro, la mujer despampanante y las fiestas, tan caro a los tiempos de Berlusconi. Él manifiesta su amor y cariño besando la mano de las damas y siendo un servicial caballero.
Lo más interesante de este asunto es que el personaje Gianni tiene mucho que ver con el actor, guionista y director Gianni Di Gregorio. Como su personaje, Di Gregorio tuvo que convivir, siendo hijo único, con una madre longeva. Como su personaje, es también un apasionado de Roma (nació allí en 1949). Y como su personaje —o al menos así lo intuimos— Di Gregorio es tranquilo, reflexivo y amable. En una palabra: todo el bagaje de sus propias experiencias está condensado en la historia y en su caracterización.
Di Gregorio estudió teatro y fue ayudante de dirección, y recién sobre los 60 años le llegó el momento de dar órdenes detrás de las cámaras. Tiene las virtudes y los defectos propios de esa edad: sabiduría, parsimonia y buen sentido de la observación, pero también una cierta languidez. Si uno se ubica en el ritmo de un sexagenario, la película funciona; si uno pretende un poco más de nervio, éste no es el lugar.
Así es La sal de la vida (que sería más adecuado traducir como “Gianni y sus mujeres”, como en el original italiano), una historia asordinada y melancólica sobre soledades y conflictos cercanos, palpables, de todos los días. Aquí, el nombre de pila de los personajes es igual al de los actores. Nada de lo que ocurre debe exceder lo cotidiano y barrial. Hay que saber encontrar los detalles en los interiores de las casas que Gianni frecuenta, que también son los detalles del guión (una receta, una conversación banal, el esmero para tender una mesa en una fiesta de cumpleaños) y los luminosos y verdes detalles de la propia Roma, una de las ciudades más bellas del mundo que sin embargo tiene algo esquivo a la hora de ser filmada, como si se resistiese a mostrar su auténtica esencia.
Para realizar su anterior película, “Un feriado particular” (Pranzo di ferragosto, 2008), Di Gregorio se pasó ocho años buscando financiación. Finalmente se la produjo Matteo Garrone, el director de “Gomorra”. Di Gregorio había colaborado con Garrone en el guión de la consagrada película sobre la mafia napolitana. “Los productores cinematográficos están obsesionados con la juventud”, dijo el realizador. “No les entraba en la cabeza que hiciese una película con cuatro viejas”.
El cine ha dado grandes ejemplos de héroes ancianos, de aventureros de la tercera edad. Pero siempre son seres especiales, extraordinarios. Y el personaje de Di Gregorio no tiene nada de extraordinario. Es, ni más ni menos, que el citadino romano —podría ser bonaerense o montevideano o madrileño— entrando en la edad madura, cuando las cosas ocurren mucho más en el deseo y en el recuerdo que en la acción.
“La sal de la vida” (“Gianni e le donne”). Italia, 2011. Dirección: Gianni Di Gregorio. Guión: Gianni Di Gregorio y Valerio Attanasio. Con Gianni Di Gregorio, Valeria De Franciscis, Alfonso Santagata, Elisabetta Piccolomini, Valeria Cavalli, Michelangelo Ciminale, Kristina Cepraga. Duración: 90 minutos. Estreno: viernes 4, únicamente en Life Alfabeta.