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Atendiendo a la “cada vez más frecuente” ocurrencia de fenómenos climáticos “extremos” y al impacto que estos tienen en la producción agropecuaria, un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía (Fagro) está dedicado a monitorear las variaciones de temperatura que se registran a “campo abierto” y bajo el “abrigo” de los bosques y cómo eso influye en los predios que combinan forestación y ganadería.
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Ese equipo constató “diferencias de temperatura de hasta 10 grados” en esos ambientes, a partir de una metodología específica de medición, comentó a Campo la agrónoma Adriana Bussoni, que está a cargo del proyecto “Evaluación de la incorporación de la forestación por productores ganaderos y lecheros: un estudio de caso múltiple”.
“En un día soleado una vaca a la intemperie no tiene el mismo confort que otro que cuenta con la posibilidad de refrigerar su cuerpo a la sombra de los árboles y esa condición redunda en una mejor producción” del ganado.
Con ese ejemplo, la investigadora simplificó uno de los resultados obtenidos en ese trabajo, que serán presentados mañana viernes 22 en el local de la Sociedad de Fomento de Flores por representantes de la Comisión Nacional de Fomento Rural y Fagro.
El proyecto en cuestión se desarrolla en el marco de la iniciativa denominada “Más tecnologías para la producción familiar”, que implementaron el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y la Dirección de Desarrollo Rural.
El proyecto, que comenzó en 2015 y finalizará este año, involucra directa e indirectamente a unos 40 productores de localidades ubicadas en los departamentos de Rocha, Lavalleja y Flores.
El plantar árboles en los predios genera beneficios al productor pero para poder concretar un proyecto de ese tipo tiene que superar “dificultades” para acceder a plantines y “genética de calidad”, advirtió Bussoni.
Consultada sobre cómo influye el desarrollo de dos actividades, como en este caso la pecuaria y la forestación, en un predio, la investigadora señaló que eso implica una intensificación en el uso de los recursos naturales pero también redunda en un mejor aprovechamiento del predio.
En Uruguay “el grueso del área forestal se realizó en el marco de plantaciones convencionales, que dejaron poca luz” para el desarrollo de otra producción, “pero si el espaciamiento es mayor, que permite la entrada de más luz, entonces eso da una posibilidad de combinar” actividades, comentó en otro orden.
Advirtió que en todos los casos en los que “el productor se pasa en las escalas de producción, no es amigable ni ambiental ni productivamente, lo que está ligado a lo económico”.
Limitantes “nada menores”
Otros resultados del estudio adelantados a Campo muestran que los ganaderos interesados en incorporar montes de sombra para sus vacunos “muchas veces se topan con dificultades para el acceso a plantines que sean homogéneos y a material genético de calidad”, adelantó.
Contrariamente, comparó que eso “es algo que se facilita cuando se trata de un convenio” ofrecido por una empresa forestal.
Indicó que los productores pueden hacer montes con otras especies que no sean las que requieren esas firmas, que tienen el objetivo de producir pulpa de celulosa y emplean básicamente eucaliptos. Las firmas UPM Forestal Oriental y Montes del Plata implementan planes asociativos con productores ganaderos, lecheros y agrícolas que comprenden varias modalidades de contratos para forestar. Esa es la estrategia impulsada como una alternativa a la compra de tierras para plantar sus propios bosques.
En los planes de apoyo que impulsa la Dirección Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca “no hay una restricción en cuanto a las especies a plantar”, valoró.
Para Bussoni, una de las “barreras más difíciles de superar para el productor es lograr una implantación de bosque exitosa”, ya que “por lo general se topan con inconvenientes para encontrar los plantines, luego aparecen problemas de plagas, como hormigas y liebres, o en algunos casos les toca un año climático desfavorable por falta de lluvias o la ocurrencia de heladas”.
Esos “obstáculos no son nada menores y muchas veces los productores se desmoralizan”, dijo.
En un contexto de precios deprimidos para los productores del agro, como los tamberos o agricultores, la alternativa de hacer otra actividad en sus establecimientos puede ser una manera de diversificar sus ingresos.
Consultada al respecto, la investigadora de Agronomía consideró que las decisiones de los productores “no son tan lineales como para pensar que la mayoría opta por forestar en su predio para obtener un ingreso rápido y seguro”, mediante un contrato con una gran empresa.
Los ganaderos “lo piensan desde varias ópticas con el objetivo de articular mejor su actividad”, destacó.
Remarcó que “un ganadero nunca va a lanzarse a ser un forestal”.
Durante el contacto mantenido en el estudio, el productor transmitió que “no busca el rédito automático sino que plantea cómo hacer una forestación que se articule con su sistema ganadero”, pero “el principal propósito es que sea un servicio para la pecuaria”, explicó.
El estudio analizó los planes de apoyo vigentes en el mercado local para promover la implantación de bosques con un objetivo primario de servicio a la pecuaria, en el que se prioriza la disponibilidad de abrigo y sombra para el ganado. Bussoni dijo que hay “diferentes grados de integración de esos rubros, desde los casos extremos de predios de ganadería pura y los de forestación pura”.