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Soy médico desde hace 40 años, docente de la Facultad de Medicina, Udelar, especialista en Neurología desde hace 34 años, e internista desde hace 37.
Deseo realizar algunos comentarios científicos referidos a la hormonización en niños/as para cambio de sexo.
La hormonización de los niños/as con el fin de cambio de sexo es científicamente rechazable por varios sólidos motivos fundamentados :
1) La confusión del varón que se siente mujer y viceversa, constituye un trastorno psicológico bien conocido denominado disforia de “género”, e incluido en el Manual de Enfermedades Psiquiátricas y Psicológicas DSM IV de la Sociedad de Psiquiatría de EE.UU. En estudios científicos realizados se ha comprobado que, en seguimientos a largo plazo de estos niños/as, la confusión de sexo o disforia de “género” se corrige sola, espontáneamente, al llegar la pubertad en un 80% de los casos (e inclusive más en algunos estudios). Los chicos al llegar la pubertad aceptan su sexo biológico sin traumas. Para el 20% restante que no se corrige solo, se recomienda el apoyo psicológico y no la hormonización.
2) La administración de testosterona a la mujer y estrógenos al varón, introducen una enfermedad en un niño/a biológicamente sano, por lo cual violenta el principio ético básico en medicina de primum non nocere, es decir, primero no dañar.
Además, el cerebro y el organismo del varón y de la mujer ya fueron preparados, “programados” por la biología desde antes de nacer, debido a la acción de la testosterona y estrógenos fetales; eso no hay hormonización que pueda cambiarlo.
Por otro lado, el administrar a un niño varón o nena hormonas contrarias a su sexo puede provocar graves riesgos a la salud e incluso a la vida de ese niño/a, ya que provoca serios efectos colaterales como: trastornos de coagulación (con riesgo de ACV), predisposición al cáncer, subas importantes de la presión arterial, entre otros).
Además, la ciencia a través de una rama de reciente desarrollo, la neurobiología del sexo, que se centra en dos pilares, la genética y el estudio de la estructura cerebral, ha establecido cada vez con mayor certeza que el sexo es mucho más que “cultura”: es principalmente naturaleza.
A partir de trabajos reveladores como el del psicólogo de Harvard Steve Pinker en su esclarecedora obra The blank slate (2002), con arreglo a los aportes de la psicobiología y la neurociencia, nos muestra cómo la ideología de género es un estorbo para la ciencia, al negar que el “género” (mejor dicho el sexo), tiene una ontogénesis, una psicogénesis y una base que no es sociocultural.
3) En estudios de seguimiento prospectivos de muchos individuos a lo largo de más de 10 años, se ha comprobado que las personas que han cambiado de sexo, ya fuera por efecto de hormonas o ya sea mediante operaciones quirúrgicas, tienen una alta tasa de suicidios, 10 veces mayor que el promedio de la población. Este hecho se ha comprobado aun en países que han realizado más el cambio de sexo como Suecia.
Se estima que si la tasa promedio de suicidios en EE.UU. en la población general ronda el 4%, en estas personas llega al 40%.
Concluye la Academia Americana de Pediatría a través de su presidenta, Michelle Cretella, que la administración de hormonas en niños/as para cambio de sexo constituye un abuso infantil.
