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    La DGI planea apoyarse más en la tecnología y vigilar como un “Gran Hermano” a las empresas

    Sabe cuánto ganan las personas, cuánto tienen depositado en el banco, lo que pagan de cuota en clubes exclusivos y en colegios caros, y también si compran un inmueble o un coche. Algunos sienten que, por eso, la Dirección General Impositiva (DGI) es una especie de Gran Hermano que todo lo ve con la excusa de cobrar los tributos.

    Eso lo pueden empezar a sentir también los empresarios en torno a sus negocios, a partir de un uso más intensivo de las tecnologías que hará ese organismo desde este año buscando optimizar la gestión de la cantidad cada vez más abundante de datos de que dispone y así perseguir a los evasores.

    El plan operativo de la DGI para 2014 incluye acciones para simplificar el pago de tributos, y otros trámites y comunicaciones. También el desarrollo de una “base de conocimiento” de las empresas con la “totalidad de la información disponible” y nuevos datos, y otra con su historial de los contribuyentes para facilitar el “cobro coactivo”. A eso se suma la extensión del sistema de facturación electrónica y cambios en la fiscalización, con la adopción de “auditorías de escritorio” que les permitirán a los inspectores multiplicar el número de actuaciones empleando información que ven en sus computadoras al mismo momento que se genera.

    “Todo este cúmulo de información nos hace posible pararnos por encima de la actividad económica del país y mirar con una visión general todas las transacciones en tiempo real, lo que permitirá una explotación de los datos que alcanza dimensiones jamás imaginadas para los estándares tradicionales de la administración tributaria. Esto nos va a permitir que las empresas que actúan en la informalidad sepan que tienen un ojo que los mira de modo constante. De alguna manera podemos decir que a las empresas que evaden les vamos a poner un Gran Hermano” —el personaje omnipresente creado por el novelista británico George Orwell—, declaró a Búsqueda el director general de Rentas, Pablo Ferreri.

    “Obviamente todos estos controles sobre las empresas, en el caso de las personas físicas se deben hacer de manera distinta, porque es muy importante para nosotros proteger su intimidad”, tranquilizó.

    Presión fiscal

    Las empresas e individuos pagaron el equivalente a unos U$S 9.940 millones el año pasado en impuestos y el aumento superó el crecimiento que tuvo la economía del país, por lo que la presión tributaria subió. Según las metas delineadas por la DGI en acuerdo con el Ministerio de Economía (MEF), en 2014 la recaudación y el Producto Bruto Interno se acompasarán.

    En 2014 la DGI prevé cobrar $ 248.937 millones (lo que al tipo de cambio interbancario actual son unos U$S 11.500 millones). Como estima que reintegrará tributos por $ 17.559 millones, la recaudación neta será de $ 231.378 millones en 2014 (aproximadamente U$S 10.700 millones). Más de la mitad del dinero (51%) provendrá del Impuesto al Valor Agregado, mientras que el polémico Impuesto al Patrimonio reinstalado para el agro recaudará unos U$S 36,7 millones (o una cifra menor, si la cotización del dólar sigue aumentando).

    El año empezó con un desempeño recaudatorio positivo: en enero cobró 6,9% más de tributos que en el mismo mes de 2013 (ver Búsqueda Nº 1.751).

    “Los lineamientos de política fiscal en el quinquenio 2010-2014 marcan un contexto fuertemente exigido que se traduce en el establecimiento de mayores exigencias en materia de metas de recaudación en los Compromisos de Gestión que se suscriben anualmente entre la DGI y MEF. Ellas representan un importante desafío en términos de mejoras de eficiencia del organismo recaudador”, dice en el plan operativo anual. Según la Impositiva, “esta circunstancia, unida al incremento en los beneficios tributarios dispuestos en normativa de reciente vigencia y otros cambios normativos proyectados, podría representar una significativa renuncia fiscal en un contexto especialmente exigente”.

    Plan anual

    Una encuesta que la oficina cobradora de tributos le encargó a la consultora Equipos en 2012 mostró altos niveles de satisfacción de la gente con la atención que recibe; la mayoría aseguraba que debía esperar no más de 10 minutos para ser atendido y que en otros 10 realizaba el trámite, como máximo.

    Pero por las ventanillas y escritorios de la DGI siguen pasando miles de contribuyentes, y Ferreri —un contador de 38 años que va ganando peso dentro del golpeado Frente Líber Seregni— quiere redoblar la apuesta por otros canales que vuelvan los trámites más simples.

    Desde hace un tiempo ya, se puede consultar información relacionada con el organismo usando teléfonos inteligentes, y desde marzo se habilitará al pago de impuestos por medio de celulares, entre otras funciones, anunció el jerarca.

    Las primeras experiencias para la presentación de las declaraciones juradas de los impuestos a la renta personal (IRPF e IASS) por vía electrónica presentaron algunos problemas técnicos. Este año se cambiará la plataforma, de modo de hacer “más amigable” esa herramienta, comentó. También se mejorará la versión en borrador de dichas declaraciones.

    La Impositiva espera que se eliminen unos 300.000 trámites en sus oficinas posibilitando la emisión, modificación y uso de certificados de crédito electrónico como medio de pago, entre otras funciones. Esto, que también es parte del plan anual, permitirá “disminuir importantes costos”, tanto para las empresas contribuyentes como a la oficina recaudadora y otros organismos involucrados, señala en el documento estratégico.

    La notificación por medio de una Bandeja de Comunicaciones por Internet a las empresas reducirá “miles” de gestiones presenciales, estimó Ferreri.

    Dijo que la implementación gradual de un “sistema integrado de observaciones” será uno de los proyectos prioritarios de la oficina recaudadora para los próximos dos o tres años. Esto implicará pasar a tener una “unicidad conceptual” en el tratamiento de los contribuyentes y permitirá manejar un “historial” de pago de cada empresa.

    Complementariamente, la DGI creará una “base de deudas y contingencias” para ser “mucho más eficiente en la gestión de morosos”, informó su titular. Se manejará la cartera de deudores “con un criterio más de banco”, comparó.

    Ya se encuentra en marcha el régimen de facturación electrónica para unas 150 empresas y otras 148 se incorporarán en pocos meses; un tercer grupo de 308 firmas que está en etapa de testeo pasará a registrar sus ventas por esa vía antes de fin de año. Y al término del actual período de gobierno se espera que sean unas 1.400 las empresas que facturen electrónicamente, lo que para la DGI supone recibir en tiempo real la información de cada transacción.

    Son 137 millones de documentos en formato digital emitidos hasta el momento, y la masa crítica irá tomando volumen a medida que más empresas adopten esta modalidad de facturación. El análisis y cruzamiento de los datos permitirá afinar el ojo fiscalizador.

    Precisamente, otra acción incluida en el plan anual supone modificar aspectos organizativos y operativos de la División de Fiscalización. Por ejemplo, está previsto un subagrupamiento de las empresas de mediano porte, a las que se les dará un tratamiento distinto desde el punto de vista de los controles y también que la tarea inspectiva se apoye mucho más en la información que proveen las tecnologías. Ferreri dijo que habrá “auditorías de escritorio” que permitirán efectuar más actuaciones que las que se hacen hoy.

    “La utilización muy intensiva de la tecnología permitirá aumentar la productividad de la DGI y que cada vez podamos enfocarnos más en el análisis de la información”, subrayó.