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    La Justicia y los políticos “crearon una generación” de militares que fueron “sistemáticamente atacados” y eso “no se olvida”

    El 30 de setiembre el coronel retirado Carlos Silva asumió como nuevo presidente del Centro Militar, sucediendo al también coronel (r) Guillermo Cedrez.  Su elección fue unánime ya que se presentó una sola lista, algo que para Silva “representa la unidad de pensamiento” que esa institución social (con unos 4.300 socios) tiene actualmente.

    Para Silva, la unidad es importante ante un panorama que, a los ojos del militar retirado, es de “ataques constantes” a las Fuerzas Armadas (FFAA).

    Silva, que también es presidente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de los oficiales de las FFAA, acusó al gobierno y a la Justicia de “crear una generación de oficiales y de personal que han sido sistemáticamente atacados”  y aseguró que eso “no se olvida”. 

    El militar entiende que hubo “constantes ataques” durante 10 años y que con el tercer gobierno del Frente Amplio “en vez de notar un cambio, una normalización, se incentivan los ataques y persecuciones” hacia las FFAA.

    “Acá no podemos ser tan bobos de pensar que todo está bien con nosotros (...) Todavía no tengo claro cómo no han pasado cosas debido a las constantes presiones y ataques que se reciben de afuera. Aún no entiendo cómo ningún efectivo se ha salido de la línea cometiendo acciones no deseadas ante tanta presión. Que no haya habido desmanes”, opinó.

    El viernes 2, Silva hizo su primera aparición pública como presidente del Centro en un homenaje que la institución le hizo al general retirado Pedro Barneix, quien se suicidara hace un mes en el momento en que efectivos policiales fueron hasta su casa a comunicarle su procesamiento por delitos cometidos durante la dictadura (1973-1984). 

    En el acto calificó todo el proceso por el que pasó Barneix como una “tortura”. En declaraciones a Búsqueda dijo que estas situaciones de “hostigamiento” y “persecución” por el que atravesaron “varios camaradas” suceden porque la Justicia “no es independiente” y “es funcional al poder de turno”.

    “Con los problemas que enfrentará el país en los años venideros, en particular con el narcotráfico, cuando se termine de completar la formación de un cártel en el país: ¿Qué va a pasar con los jueces y el Poder Judicial? Pasará que van a pedir que les pongan un tanque en la puerta para cuidarlos o una compañía de fusileros. Esas son las cosas que ellos (jueces y fiscales) no están pensando en este momento”, señaló Silva.

    El militar dijo que este accionar del Poder Judicial “influye” en las posibles reacciones que a futuro puedan tener las FFAA a la hora de tener que protegerlos de amenezas como el narcotráfico. 

    A continuación un resumen de la entrevista que Silva mantuvo con Búsqueda.

    —¿Cuáles son sus objetivos al frente del Centro Militar?

    —Uno de los principales es buscar la unidad de las instituciones militares. En la lista electoral figuran presidentes y dirigentes de todas las instituciones militares. La idea es estar  unidos y apoyar al  mando militar. Nuestra lealtad es con ellos. Eso permite unificar acciones en un momento donde esperábamos que se normalizara un poco la situación de constantes ataques luego de 10 años, pero siguen todos los días dándonos palo por todos los medios. 

    Acá no podemos ser tan bobos de pensar que todo está bien con nosotros. A eso se le agrega el presupuesto y cómo eso afecta al personal subalterno, que está más necesitado que un ni-ni pero no se le da un peso más. 

    Todavía no tengo claro cómo no han pasado cosas debido a las constantes presiones y ataques que se reciben de afuera. Aún no entiendo cómo ningún efectivo se ha salido de la línea cometiendo acciones no deseadas ante tanta presión. Que no haya habido desmanes.

    —¿Como cuales?

    —Que reaccione, que la gente reaccione ante los ataques y las presiones. Que no haya sucedido demuestra que los generales tienen una gran capacidad de control sobre la tropa, pero es mucha gente. Esa es una preocupación muy constante en estos momentos para nosotros. 

    Otro aspecto vital es la defensa legal de los camaradas detenidos, donde se hicieron muchas cosas mal.

    En estos 10 años en vez de notar un cambio, una normalización, se incentivan los ataques y persecuciones. Estamos llevando presas a personas después de 40 años de los hechos, esto parece Nuremberg.

    —El viernes el Centro hizo un homenaje al general retirado Pedro Barneix a un mes de que se suicidara cuando le iban a comunicar su procesamiento por crímenes de lesa humanidad. En el acto usted dijo que Barneix había sido “víctima de la tortura”. ¿Cuál es su sustento para argumentar esto?

    —Fue así con el general Barneix y ha sido así con varios camaradas. Hay que ponerse en la piel de esos oficiales que tienen familia, amigos, que tienen que estar integrados a la sociedad. Esa modalidad de hostigarlos constantemente, de poner en los medios de comunicación muchos epítetos que son agresivos para esas personas es a lo que me refiero.

     También a la persecución a la que se lo sometió al general Barneix, se lo escrachó, hasta se le pegó cuando fue al juzgado, todo por gente que no lo conocía, y todo porque saltó que de oficial estuvo presente en una unidad en la que hubo la desgracia del fallecimiento de una persona.

    Lo mismo pasó con el general Dalmao, los dos fueron acosados. La tortura no es solamente cuando a uno lo agreden físicamente, también es a través del trato que reciben. Todos le ponen el cartel de ser un gran torturador, y el general Barneix jamás tuvo ese perfil. Todos los que lo agredieron no lo conocían ni saben quién es. Este tipo de agresiones afectan a toda la familia militar. 

    —¿Por qué cree que la Justicia fue tan contundente con el fallo tanto de Barneix como de los otros militares condenados?

    —Tengo muchas dudas sobre la actuación de la Justicia en todos estos fallos. Hay partes del debido proceso que no se están cumpliendo. Las tradiciones de nuestra Justicia y sus garantías que se tratan de cumplir con delincuentes comunes, no se cumplen con los militares. 

    Una de ellas es el tema de la cosa juzgada. Tenemos camaradas que fueron juzgados en el país y luego fueron extraditados. No se respetan las prescripciones, se aplica lo de lesa humanidad, que es reciente, para casos del pasado. Son todos elementos que deberían ser respetados.

    Pienso que la Justicia en este caso es funcional al poder político. La Justicia depende de los ascensos, de los presupuestos, no es independiente. Lo será en teoría, pero al final en la práctica no lo es.

    Muchos jueces tienen en cuenta si es o no políticamente correcto lo que están haciendo.

    —Entonces, ¿para usted los fallos judiciales responden a la visión del gobierno sobre el tema?

    —Exactamente. Hay una forma de actuar en relación con determinados crímenes según el gobierno. Pero ahora vino Amodio Pérez y dijo que el MLN mató en democracia a gente de ellos. Dijo que hubo asesinatos en democracia y a nadie se le movió un pelo, ningún juez actuó de oficio. ¿Por qué habiéndose denunciado un delito, no se investiga?

    Además el soberano es el que manda. Acá hubo dos plebiscitos separados en el tiempo que dicen que esto se tiene que terminar y no se respeta. Y la Suprema Corte es la primera que debería haber tomado alguna acción en función de un quiebre de la institucionalidad. Es un golpe de Estado técnico y a nadie se le movió un pelo. Esto nos llama mucho la atención y nos preocupa. 

    —¿Cómo evalúa la posición actual del Ejército ante estas situaciones?

    —Tengo hijos militares en actividad y tengo mucho contacto con toda la fuerza y la familia militar, que son unas 150.000 personas. 

    Hoy tenemos en el Centro 4.300 socios. Hay una concepción muy equivocada de que este es un club solo de retirados, cuando hay muchos oficiales en actividad que integran el Centro.

    Ese intento de buscar una división entre los retirados y los que están en actividad es errado. Hay unidad y no hay problemas generacionales. 

    —Sin embargo hay generales que sí se desmarcan de algunas posiciones del Centro...

    —Bueno, pero el grueso, la mayoría de los oficiales, están integrados acá. Si no, los mismos generales estarían haciendo algo para marcar otra posición y no lo están haciendo. Claro que no se puede particularizar en posiciones personales, esto es un análisis más macro. El hecho de que en las elecciones del Centro hubiera una sola lista marca que no hay dos visiones, marca la posición de la masa.

    Acá no se respetan las normas legales básicas y todo lo que no sea claro en ese campo lo vamos a hacer notar. Y vamos a hacer notar las diferencias que hay entre los procesos judiciales de los delincuentes comunes, donde un tipo mata a varias personas y sigue en la calle, y la cadena perpetua que tienen algunos camaradas. Tenemos gente presa con casi 90 años, y yo pregunto: ¿qué otros presos hay así, encarcelados con esa edad?

    —¿Pero no le parece que hay una diferencia entre un individuo que comete un delito y aquellos que utilizaron el aparato del Estado para fines represivos?

    —Está bien, estoy de acuerdo que hay una diferencia en ello. Pero entonces imagino que estos muchachos sindicalistas del INAU que fueron procesados por tortura, un delito de lesa humanidad, van a estar presos toda la vida. Porque ellos son el Estado, como los militares fueron en su momento.

    —Pero estos casos del INAU le parecen lo mismo que los que sucedieron...

    —...en la guerra no hay control. Y eso fue una guerra, se decretó un estado de guerra. Los políticos, de los cuales muchos aún están en cargos políticos, todo el mundo perdió el control, hubo un vacío de poder. Los políticos no pudieron controlar al país a consecuencia del terrorismo. Y algunos de estos jueces que hoy son tan altivos contra las Fuerzas Armadas fueron secuestrados o intimidados por esta gente.

    Con los problemas que enfrentará el país en los años venideros, en particular con el narcotráfico, cuando se termine de completar la formación de un cártel en el país: ¿qué va a pasar con los jueces y el Poder Judicial? Pasará que van a pedir que les pongan un tanque en la puerta para cuidarlos o una compañía de fusileros.

    Esas son las cosas que ellos no están pensando en este momento y que van a tener repercusiones reales sobre la Justicia y todos los poderes del Estado.

    —¿Usted cree que el accionar de hoy de jueces y fiscales puede provocar que el día de mañana no les pongan el tanque en la puerta para cuidarlos?

    —Capaz que se lo ponen. Yo no me juego, pero influye. Han creado una generación de oficiales y de personal que han sido sistemáticamente atacados y eso no se olvida. 

    La gente no se olvida: si a mí me dieron palo, están jorobando a mis hermanos, a mi padre... es una reacción natural.

    Por eso decía el tema que a nivel de la Fuerza los mandos hacen una labor excepcional a la hora de mantener en línea a todo el personal.

    —Días atrás el presidente del Círculo Militar, el general Juan Córdoba planteó “buscar una salida verdadera” al tema de los desaparecidos. ¿Una posición así podría subsanar definitivamente los enfrentamientos y evitar esa reacción de algún militar que mencionaba?

    —De los comentarios de Córdoba no hablaré porque él es amigo mío y hay veces que las palabras son sacadas de contexto. 

    En principio: no hay 200 desaparecidos, eso no existe. Es una mentira. Están agrandando la cantidad de desparecidos para seguir generando tema en las corrientes nuevas. Hay 30 y pico de desaparecidos. Puede ser que la solución pase por encontrarlos, pero ¿quién sabe dónde están? Yo no lo sé.

    Pueden saberlo quienes estuvieron en esos momentos y que, desencuadrados y en acciones personales, hicieron desaparecer gente. Les tendrán que preguntar a ellos si están vivos los implicados.

    La gente se piensa que había cámaras adentro de los cuarteles, que había archivos, que se sabía todo. Y no había nada de eso. El que estaba en algo de eso, que sabía que no podía estar, se iba a cubrir porque si no, la propia Justicia Militar lo metía preso.

    Durante el proceso, la Justicia Militar actuaba para adentro, se moría alguien en un cuartel y la Justicia intervenía. 

    —¿Qué opinión tiene de los partidos tradicionales y su rol en esta situación actual?

    —Hemos hablado con ambos, les advertimos que se van a quedar sin Fuerzas Armadas, que van a tener problemas con el narcotráfico y con otros temas. Pero nos dijeron en la cara: estos temas no dan votos.

    Son 150.000 personas ¿Eso no son votos? Es políticamente incorrecto defender a las Fuerzas Armadas. Además ellos se sienten amenazados por las Fuerzas Armadas porque cuando se produjo el vacío de poder las Fuerzas tomaron control de la situación. Ellos no confían.

    Se olvidan de que las Fuerzas Armadas fueron los creadores de todos los partidos políticos más importantes. Siempre han estado involucradas en la política y van a seguir involucradas, es el proceso natural. Directa o indirectamente siempre hemos tenido una participación política y eso se va a mantener.

    Un ejemplo es el Partido Colorado, ellos manejaron las Fuerzas Armadas durante muchos años y era cierto que para ser del Ejército había que ser del Partido Colorado. Ahora el Partido Colorado prácticamente no existe y las Fuerzas Armadas siguen aquí cumpliendo funciones.