La argentina con ojos de videotape que filmará "La uruguaya"

escribe Pablo Staricco 

Hubo un tiempo en el que Ana García Blaya sabía qué palabra prefería no usar para describirse: cinéfila. Vale suponer que descartaba el término por los requisitos, algo pomposos, que se espera de un cineasta que decide cargar con él. O, tal vez, porque su cinefilia no fuera una que se alimenta de prácticas como arrojar, al tuntún, los nombres de los grandes maestros del cine o los títulos de películas no canónicas difíciles de encontrar. La cinefilia de García Blaya es, en cambio, propulsada por los videos y una infancia en la década de 1990 bajo la popularización y el apogeo de la televisión como entretenimiento familiar.

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