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Un mercado “recesivo”, con bajos niveles de consumo, será, junto a los elevados costos productivos, el problema más acuciante para las firmas uruguayas el próximo año, según la XXIV Encuesta Anual de Evaluación y Perspectivas Empresariales de Búsqueda. Muchos ponen sus expectativas en que el gobierno que se instalará el 1º de marzo del 2020 les traiga soluciones al menos en algunos aspectos, por la vía de un ajuste del gasto público que permita abatir tarifas de servicios públicos, por ejemplo.
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El sondeo preguntó, por un lado, cuáles son los principales problemas que los empresarios visualizan para sus firmas con vistas al próximo año. La baja de la demanda en general y del consumo interno recibió 28 menciones, casi las mismas que los altos costos que enfrentan (27). Esas dos preocupaciones fueron, por lejos, las más referidas por los encuestados (en particular los comerciantes, los industriales y los empresarios del sector de servicios). En línea con esto, ocho mencionaron la mayor competencia en el mercado como un problema central de cara al 2020.
Por otro lado, nueve ejecutivos se refirieron a la baja eficiencia y productividad en sus empresas como el mayor problema a enfrentar, e igual cantidad mencionó la reducida competitividad comercial que varios asocian al fenómeno del “atraso cambiario”.
Con menos cantidad de menciones surgieron preocupaciones en torno a la conflictividad laboral (6), la escasez de personal calificado para reclutar (5), la baja rentabilidad de los negocios (5) y, de forma genérica, las dificultades para mantener activa la empresa (4). Otros tres encuestados se refirieron a la “regulación excesiva” como un problema relevante a enfrentar en 2020; ese será el problema principal para las empresas del sector financiero.
Algunos encuestados dejaron entrever como una inquietud una eventual aceleración del ritmo devaluatorio de la moneda uruguaya frente al dólar. Sería un “ajuste” de precios en la economía que podría beneficiar la competitividad exportadora, pero también generar problemas al comercio importador.
Unos pocos ejecutivos plantearon como un problema la “incertidumbre” regional, en particular en torno a la crisis en Argentina.
Medidas
La encuesta preguntó también acerca de las medidas que, a juicio de los empresarios, debería adoptar la nueva administración que desde el 1º de marzo asumirá con Luis Lacalle Pou al frente; es una expresión de deseo que en general tiene fuerte relación con las preocupaciones señaladas en la anterior pregunta.
De hecho, la necesidad de reducir el gasto público y el déficit fiscal, para así poder bajar impuestos y tarifas al sector privado, recibió la mayor cantidad de menciones (41). Además, hubo otras 19 referencias en concreto a abatir el llamado “costo país”. En una dirección similar apuntó el reclamo de encarar una reforma del sistema de seguridad social (4), que ante el aumento de las transferencias para cubrir su desfinanciamiento termina pesando sobre las finanzas públicas y, por ende, en la carga de impuestos.
Son demandas que están en línea con mensajes del presidente electo y su equipo, en el sentido de “soltar la cincha” a las empresas para que puedan producir, invertir y generar empleo, con niveles de rentabilidad razonables.
Atacar el problema de la inseguridad pública —en algún caso pidiendo “mano dura” y “penas acordes” para los delincuentes”— fue una demanda planteada por 39 ejecutivos. Otros 26 esperan que el futuro gobierno concrete una reforma en el sistema educativo.
Que se den estímulos a la producción y se reactive la economía, fue una medida que recibió 15 menciones; igual cantidad aludió a la necesidad de lograr una mayor apertura comercial del país.
Con un menor número de menciones, surgieron varios planteos referidos al mundo laboral, orientados por ejemplo a flexibilizar los Consejos de Salarios y “equilibrar” las relaciones laborales; a generar “cultura del trabajo”; y a mejorar el “clima de negocios”.
