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    La batalla por la LUC fue pacífica pero “tóxica” y estuvo llena de acusaciones de “mentir feo” o al menos de “exageraciones”

    “¿Qué tiene que ver el precio del huevo con la LUC?”, se preguntó el politólogo Daniel Chasquetti al analizar la campaña previa al referéndum que el domingo 27 refrendó los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC).

    Las críticas al tono de la discusión ciudadana abundan. El exdirector de Educación del último gobierno de Tabaré Vázquez, Juan Pedro Mir, por ejemplo, dijo en el programa radial En Perspectiva que sentía “tristeza y decepción” por “la pérdida de calidad de la convivencia republicana”.

    El experto en comunicación política Julián Kanarek, consultado por Búsqueda, también sumó críticas: “En buena medida fue una campaña tóxica que marcó un deterioro del clima, una esgrima argumental empobrecida en la que a menudo se discutió en una lógica endogámica, sobre la Pantera Rosa o el uso de la cadena de radio y televisión, en lugar de los contenidos”.

    A su vez, incidentes serios como el del estadio de Progreso, que provocó declaraciones de varios clubes y el ataque a militantes colorados en Barrio Sur fueron la excepción, aunque la campaña estuvo cargada de acusaciones mutuas de mentir.

    Kanarek, igual que otros analistas, opina que el resultado es, al mismo tiempo, un apoyo al gobierno y una señal de advertencia, pero quita dramatismo al enfrentamiento que se vio sobre todo en las redes sociales porque considera que “los uruguayos oscilamos entre dos conceptos extremos: la profundización de la grieta y la autodefinición de democracia excepcional”.

    En su reciente libro Trascender el reactivo, aunque no se refiere a Uruguay, el especialista en comunicación corporativa y política expone las causas de este fenómeno potenciado por las redes.

    “Existe una falsa ilusión de debate propiciada y potenciada por los filtros burbuja, una dinámica que se desarrolla principalmente con base en tuiteros (a veces en posteos de Facebook) discutiendo sobre una dinámica de coyuntura”, explica.

    Para Kanarek, en lugar de un debate, “lo que sucede en las redes, al contrario, es que los usuarios hacen la parte argumentativa de la discusión, pero sin concederle al otro la oportunidad de tener algún grado de validez en sus argumentos. Conocemos la tesis, la antítesis, pero pocas veces llegamos a una síntesis”. Advierte que “si se discute con alguien de quien ya se conocen las posturas sin darle la oportunidad de convencer, ¿con quién se está hablando realmente?”.

    Las redes expresan solo de forma parcial lo que ocurre en una sociedad, aunque un estudio de la consultora Ipsos de 2018 reveló que el 65% vivía en una burbuja de Internet, aunque apenas la mitad lo reconocía.

    Las mentiras, las fake news y otras no son un invento del siglo XXI, pero algunos estudios indican que la opinión pública cree que aumentaron y fueron usadas con fuerza, por ejemplo, por el expresidente de Estados Unidos Donald Trump y el actual de Brasil, Jair Bolsonaro, entre otros.

    A su vez, los medios tradicionales, explica Kanarek, “resaltan las rupturas y eso lleva a que estrategas y políticos busquen pequeñas rupturas que sean noticiosas para atraer la atención y así acrecentar su base electoral”. En las redes, “eso se potencia por el funcionamiento del algoritmo; además no hay un tercero sino muchas veces lo hacen los políticos en forma directa y las rupturas rinden más que los consensos”.

    Un caso paradigmático a nivel local es la senadora Graciela Bianchi, que con cerca de 70.000 seguidores en Twitter se ha convertido en un “aguijón” que resulta funcional a la estrategia del Partido Nacional para competir tanto con el Frente Amplio como con Cabildo Abierto, que, sin embargo, mantiene una política sobria en las redes.

    En esta campaña, un papel fuerte en esa misma línea fue jugado en Twitter por la Federación Nacional de Profesores (Fenapes).

    Para el politólogo Chasquetti, la dinámica de polarizar, característica de las redes, no se vio tan reflejada fuera de ese ámbito.

    “No hubo problemas en territorio; los militantes convivieron sin grandes dificultades a pesar de que hubo una gran movilización para buscar a las personas indecisas. No hubo ruido, solo en las redes”, afirmó.

    Chasquetti sostuvo que muchos actores, reconocidos o no, “enredan, exageran, pero en general no mienten, aunque hubo acusaciones de mentir feo, en parte debido a que el formato obliga a simplificar”.

    Los ejemplos más notorios de esa manipulación extrema de los contenidos fueron, según Chasquetti, decir por parte del Sí que se quiere privatizar la educación pública porque se apunta a un sistema nacional de educación y del otro lado sostener que, si se derogaba, los violadores iban a quedar libres.

    El profesor del Instituto de Ciencia Política valoró los debates que “establecieron parámetros, porque allí no hubo exageraciones como se vio en las redes”.

    Entrevistado el lunes 28 por Búsqueda en vivo de Océano FM, otro politólogo, Adolfo Garcé, advirtió que “el gobierno votó peor de lo que esperaba” y también analizó la campaña: “Como la mejor democracia de América Latina podemos aspirar a tener campañas mejor argumentadas y menos insultadas. Lo que más me preocupó de todo fue la multiplicación de las acusaciones mutuas de estar mintiendo; eso me preocupa mucho porque el resultado que queda cuando pasas el cernidor, lo que le queda a la gente, es: todos mienten. Y hubo mentiras, pero lo que más hubo fueron interpretaciones que, aunque equivocadas, las puedo comprender”.

    Garcé concluyó que en la campaña “se habló 50 y 50 de la LUC y de otros temas, porque hubo debates, pero también intervinieron otras cosas que no tenían que ver y eso se debió reflejar en la votación”.

    Lacalle Pou en campaña

    El presidente Luis Lacalle Pou, los ministros blancos Luis Alberto Heber (Interior), Javier García (Defensa) y el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, fueron los cuatro integrantes blancos del gabinete que más recorrieron el país pidiendo el voto a favor de la LUC.

    Para el senador herrerista Gustavo Penadés, la presencia de los integrantes del Poder Ejecutivo en actos de campaña fue “discreta”, al punto que incluso recibieron reclamos internos que pedían “un mayor involucramiento”. Desde filas del Sí no solo llamaron la atención sobre la singularidad de que el presidente bajara a la arena política, sino recordaron el informe del Observatorio de Medios de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) de la universidad estatal que, entre los portales informativos, registra una presencia mucho mayor del No (ver recuadro).

    El asesor del Sí Esteban Valenti destacó el significado de la medición de la FIC, que muestra una mucho mayor atención a la postura del gobierno y también puso énfasis en los más de 25 minutos que habló el presidente en la conferencia de prensa final del miércoles 23, frente a los poco más de cinco concedidos en cadena de radio y televisión al Sí el día anterior.

    Valenti dijo a Búsqueda que, a pesar de eso, “para medir el resultado de la campaña que se perdió, hay que ver de dónde partimos y a dónde llegamos”. El asesor en comunicación política, que despertó críticas en la interna por haber abandonado el Frente Amplio, sostuvo que “entre el 80% y el 90% de los indecisos se volcó por el Sí, ya que se pasó del 31% a más de 48% por la derogación”.

    Sin embargo, el director de Opción Consultores, Rafael Porzecanski, sostuvo en el programa No toquen nada de Del Sol FM que la serie histórica de las encuestas de la empresa “siempre dieron paridad con una leve ventaja al No” y que la variación a favor del Sí desde un mes atrás era entre el 5% y el 6%.

    Valenti reconoció que el No ganó en algunas zonas “donde la gente vive mal”, pero insistió en que los 135 artículos son “una basura” y “malísimos para la mayoría”, algo que “la vida se va a encargar de demostrar”. También explicó que se involucró en la campaña “no como profesional sino para evitar que naciera el lacallismo, una mirada más larga”.

    Tanto Porzecanski como los senadores Óscar Andrade (frenteamplista) y Jorge Gandini (blanco) destacaron que se trató de una campaña atípica por la cantidad de temas en discusión, donde había que resolver en forma binaria un complejo paquete multidimensional.

    Durante una entrevista en radio El Espectador, Andrade insistió en los problemas de comunicación que arrastra el Frente Amplio y puso algunos ejemplos de las dificultades para argumentar en el caso de la LUC.

    “No tuvimos en lo comunicacional una potencia para desarmar algunos argumentos del gobierno, que cuenta como elementos que comunican más potente, aunque creo que de forma equivocada”, sostuvo Andrade.

    En la misma línea, otro dirigente frenteamplista indicó que “se trata de una batalla cultural de fondo que venimos perdiendo desde que éramos gobierno y que ninguna comunicación de campaña podía ni pudo resolver”.

    Para Porzecanski, la campaña tuvo asperezas habituales y aunque no es posible conocer qué papel jugó cada evento, es razonable pensar que los temas vinculados con la seguridad pública fueron más favorables al gobierno y los económicos, como el combustible y la inflación en general, sirvieron al Sí.

    La politóloga Victoria Gadea sostuvo que no hay duda de que la del domingo 27 “es una victoria del gobierno, pero el respaldo que obtuvo la oposición no es menor y la deja en una posición de cierta comodidad”, y que después del referéndum donde se replicó el último balotaje “quedan dos bloques muy estables más fuertes que antes”.