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La democracia en la región está en “recesión”, afirma politólogo
Fitzgerald Cantero dijo que se debe legislar para mejorar las instituciones y los mecanismos de democracia directa que canalicen el descontento ciudadano
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No han pasado dos décadas del siglo XXI y siete de diez países sudamericanos cambiaron presidentes sin pasar por las urnas. Esto es un síntoma de que la democracia en la región está en una “recesión”, y si bien Uruguay no pasó por los problemas que tuvieron sus vecinos, tiene como desafío que sus partidos políticos trabajen para “mantener y desarrollar la confianza del electorado”, según evaluó el politólogo Fitzgerald Cantero luego de entrevistar a referentes uruguayos.
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Cantero, exdiputado por el Partido Colorado y actual director del Banco de Seguros del Estado, llegó a estas conclusiones en la investigación Límites y Posibilidades de las Democracias Latinoamericanas.Releyendo Qué esperar de la democracia de Adam Przeworski.
Cantero toma como base el trabajo del politólogo polaco, publicado en 2010, para analizar la situación de la democracia en la región. Przeworski planteó cuatro grandes desafíos para la democracia: la incapacidad de generar igualdad en el terreno socioeconómico; hacer sentir a la gente que su participación política es efectiva; asegurar que los gobiernos hagan lo que se supone que deben hacer y equilibrar orden con no interferencia.
Si bien en los países de la región se redujo la desigualdad, varios de ellos tienen problemas por denuncias de corrupción. En este panorama, en lo que va del siglo solo tres cambiaron el gobierno mediante elecciones: Chile, Colombia y Uruguay.
Los otros siete, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, registraron cambios en algunos años sin pasar por las urnas. Este dato es “escalofriante”, dijo Cantero.
Estos constantes cambios, los problemas de corrupción y la poca confianza que la población tiene en los Parlamentos deben ser vistos con preocupación, señaló el politólogo.
Por eso, concluyó que se está ante una “recesión democrática” en la región.
Tomando en cuenta un análisis del politólogo Giovanni Sartori, “a largo plazo” la democracia “está en peligro”, agregó.
“El peligro al que está sometida la democracia no tiene por qué ser solamente la aparición de regímenes despóticos, sino que también se pueden estar generando las condiciones para la emergencia de liderazgos de tipo caudillista, populista, out siders que, sin quebrar las formas institucionales, a través de una fachada democrática, se erijan en los portadores de la solución a los problemas de la gente. Estos discursos, generalmente se nutren de la desconfianza de la población hacia los políticos y se montan sobre sus críticas”, escribió Cantero.
Con el fin de mantener en funcionamiento el sistema democrático, son fundamentales los partidos políticos, señaló. Por eso, los partidos deben “trabajar para mantener y desarrollar la confianza del electorado”.
Para analizar la situación de la democracia a partir de este análisis, Cantero entrevistó a tres referentes de partidos políticos uruguayos: Luis Alberto Heber (Partido Nacional), Adrián Peña (Partido Colorado) y Pablo Mieres (Partido Independiente). No respondieron a su planteo representantes del Frente Amplio y Unidad Popular, aclaró el autor.
Heber dijo que la democracia es un sistema de gobierno “que no garantiza resultados”; por tanto, cuando hay fracasos “gubernamentales”, “desilusión política”, la gente traslada esa culpa al “sistema y generaliza en los políticos”.
Peña sostuvo que hay una pérdida de confianza en los actores políticos. “Los hechos de corrupción o señalados como tales sin que sean debidamente aclarados, erosionan el sistema, porque la confianza no se pierde solo en el actor señalado sino en todo el sistema. Hoy el principal enemigo de la democracia en el mundo es la corrupción y creo (que) eso ha incidido en la percepción de las personas con relación al sistema”, opinó.
Mieres, en tanto, señaló que hay una tendencia a la reducción de la satisfacción con la democracia y encuentra dos razones para que eso ocurra: por un lado, está la idea de que la democracia “por sí es incapaz de resolver muchos problemas de la vida de los ciudadanos y eso genera decepción”; por otro, la gestión del Frente Amplio, que llegó al poder con una “profunda esperanza para muchos uruguayos”, generar una visión negativa que se traslada a todo el sistema de partidos.
Peña expresó preocupación por la imagen que la población tiene de los parlamentarios: “Hay una propaganda contraria a los legisladores que ha tratado de hacerlos ver históricamente como parásitos”.
Mieres coincidió. “La gente ve un Parlamento en el que no se trabaja mucho, esta es la imagen, porque la gente entiende por trabajo los resultados y el Parlamento por definición no es un actor ejecutivo”, dijo el líder del Partido Independiente.
¿Cómo revertir esa imagen de los parlamentarios? Heber sostuvo que es difícil, porque si bien “el desprestigio tiene rostro, nombre y partido”, la población “traslada esta responsabilidad al sistema haciéndoles un gran favor los que gobiernan, donde diluyen su responsabilidad”.
Peña y Mieres, en tanto, destacaron la importancia de generar políticas de mayor transparencia y austeridad.
Cantero concluyó, luego de las entrevistas, que se debe legislar para “mejorar las instituciones de la democracia”. Es necesario empezar por los partidos políticos, por ser “los principales organizadores de los diversos intereses de la sociedad y, al mismo tiempo, los más cuestionados por el electorado”.
Además, propuso mejorar —o crear cuando no existan— los mecanismos de democracia directa, para “canalizar el descontento ciudadano”.