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Michèle Ramis tiene dos funciones en la Cancillería de Francia: es directora para las Américas y el Caribe y también alta funcionaria para la Igualdad de Derechos entre Mujeres y Hombres.
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Francia es uno de los 12 países del mundo que declara aplicar una “diplomacia feminista”. Esto implica que en todos los aspectos de su política exterior el tema esté en la agenda.
Ramis estuvo el lunes 13 y el martes 14 en Montevideo para mantener reuniones con autoridades uruguayas y otros actores de la sociedad. En ese marco, la diplomática mantuvo un encuentro con la directora del Instituto Nacional de las Mujeres del Ministerio de Desarrollo Social, Mónica Botero, y otras personas vinculadas al tema.
—¿Cómo opera la “diplomacia feminista” en las relaciones exteriores de Francia?
—Tenemos un documento marco que se llama Estrategia Internacional de Francia para la Igualdad de Género. Es un marco, yo diría, político que está antes de la diplomacia feminista. La diplomacia feminista la declaramos en 2019, pero el documento lo aprobamos en 2018. Este documento declara que la política exterior de Francia tiene que tener un eje transversal de promoción de la igualdad de género; es decir, que en cada sector de la diplomacia francesa tenemos que promover eso. Cada año, por ejemplo, ofrecemos el premio Simone Veil, que era una ministra de Salud que promovió la liberalización del aborto en 1974, y cada año le damos el premio a una mujer o asociación que promueve el derecho de las mujeres. Este año el premio fue para una salvadoreña que dirige una ONG que lucha para la despenalización del aborto en El Salvador. En el campo de apoyo al desarrollo, por ejemplo, en África dirigimos una gran cantidad de créditos para fortalecer el acceso de la educación de las mujeres, la lucha contra los embarazos precoces, la lucha contra los matrimonios precoces. En el Consejo de Europa se adoptó la Convención de Estambul, que lucha contra la violencia doméstica, este acuerdo puede ser ratificado por países no miembros de Europa y nosotros lo promovemos, yo lo promoví ante el gobierno de Uruguay. Así que es una visión transversal que representa una política pública y que alcanza a cada campo de la política exterior. Y ahora además es una diplomacia feminista. Somos 12 países en el mundo en tener esta diplomacia, en el continente americano hay tres: Colombia, México y Canadá.
—Suecia, que fue el primero en declarar una diplomacia feminista, dio marcha atrás en 2022.
—Es cierto. Después de un cambio político interno, cambiaron y consideraron que no es una prioridad. Argumentan que ya se hicieron muchas cosas, que hubo muchos avances y que no es necesario insistir tanto en este tema. Bueno, es un poco una lástima. El tema de las mujeres es un tema en el que hay avances, pero también retrocesos. Entonces, hay que avanzar siempre para no retroceder.
—¿Le planteó a Uruguay que se sume?
—No lo hemos discutido, pero el tema ha sido parte de nuestros encuentros. Tal vez cuando haya más oportunidad va a haber una propuesta.
—A partir de ciertos discursos que aparecen en muchos países, que cuestionan la llamada “agenda de género”, ¿le parece que hay una reacción?
—Sííí. Es que en algunos países se lo ve como una cosa muy mala, con intenciones, no sé, de favorecer el matrimonio homosexual. Es que en algunos países es un tema cultural, de construcción de la familia, de construcción del orden social. Incluso en Europa hay países que no están de acuerdo con nosotros. Entonces, por ejemplo, en la Convención de Estambul, porque tiene la palabra género en el preámbulo, dicen que no hay que ratificarla porque está promoviendo cosas que no pueden ser aceptadas. Entonces, están privando a las mujeres de un instrumento protector para evitar este riesgo imaginario de la teoría del género, que no es el objetivo de la convención. Son obstáculos culturales. Turquía, por ejemplo, se retiró de la convención en lugar de ratificarla. No todos los miembros de la Unión Europea la han ratificado. Es una lucha constante. Avanzas dos pasos, retrocedes uno. Es así. Hay que aceptar la desigualdad en los progresos.
