—Está muy coherente con la época del año en la que estamos y con lo que ha sido la producción a nivel primario, o sea: oferta de forraje, procreo y faena. La faena está en las 40.000 cabezas. Es muy buen nivel, que se está posicionando entre el 4% y el 5% por encima del año anterior. Creemos que por el resto de agosto puede mantenerse.
—¿Era lo que esperaban o está por encima de las expectativas?
—Cada uno en su interna, en su empresa, hace las proyecciones en función de lo que cree que va a pasar tanto en la oferta como en la demanda. Personalmente, así como digo que es un buen nivel de faena, también digo que esperaba más. Y eso no se dio por razones que se pueden evaluar como positivas —si bien siempre estamos pidiendo más animales porque tenemos una capacidad ociosa muy importante—, sino que sería más bien por razones negativas, y es por la sequía. No vi que se consolidara o que se generara una zafra que concentrara faena de 60.000 cabezas como creía que iba a pasar durante abril y mayo. Estábamos en plena zafra de otoño, entrando al invierno, con una seca que se venía arrastrando desde el verano y la expectativa no se cumplió. En mi proyección hubo un ajuste, aunque se puede decir que los volúmenes faenados siguen siendo interesantes, son buenos.
—¿Qué tipo de ganado se está faenando?
—La novedad para la época del año en que estamos es la alta incidencia, y que se va a mantener durante agosto y setiembre, de ganado de corral, terminado a grano. Ya sea para la cuota 481 o no cuota. Me atrevería a decirte que eso estaría compensando esa posible falta de zafra que te comentaba, de esos ganado que no se pudieron complementar porque la seca o la falta de forraje no lo permitió, y que no salieron a la oferta de venta para faena, sino que se fueron a completar a un corral, con una calidad muchísimo mejor y que atiende más mercados.
—¿Cómo está la relación de precios entre la hacienda y el mercado externo?
—La relación de precios no es sana para el negocio de la industria. No es una relación que sea sustentable. No resiste. La razón se va a reflejar de alguna forma en los resultados de estos dos o tres meses, que también es cierto que no son meses en los cuales la industria tenga expectativa de mantener un negocio económicamente atractivo.
—¿Entonces habrá pérdidas?
—Lamentablemente, sí. Hubo decisiones comerciales de las empresas que conspiran contra sus intereses, y los resultados se ven obviamente una vez que se empiezan a transitar. Las decisiones nuestras son de mediano plazo. Creo que lo que hizo más ruido fue todo este problema que hubo en Israel con las cuadrillas kosher. Luego de un conflicto después de tres o cuatro meses, las industrias uruguayas, por mantener el nivel de la palabra, de compromiso, lo que se hizo fue diferir los negocios que no se pudieron hacer durante la zafra en la poszafra. Y evidentemente la industria comprometió una cantidad de cabezas de excelente calidad. Creo que hoy no sería aconsejable hacer números para adelante en el sector primario con la relación de precios que tenemos. Esperamos que haya un ajuste en el precio de la hacienda.
—¿A qué destinos se está vendiendo principalmente carne?
—Principalmente China. En las estadísticas, en lo que va del año representó el 40% de las ventas. El Nafta empieza a tomar una vez más participación importante. Evidentemente, es que la recuperación económica del bloque la estamos viendo positivamente. Es necesario porque China está menos demandante y está con los miedos de sus problemas económicos. No sé si los chinos están comiendo menos carne, lo que sí sé es que el pesimismo que provocan esas noticias genera que baje la demanda y el precio. Así es que Estados Unidos es un buen canal, y se está consolidando como tal, con un 25% de las ventas. Creo que el futuro hay que mirarlo para el lado de aquellos países que son importadores de carne y que estructuralmente se abastecen de Australia y Nueva Zelanda. Ahí es donde va a estar nuestra oportunidad.
—¿Cree que la trazabilidad ha generado una mejora en el cotización de la carne uruguaya en el mundo?
—Creo que ha sido una excelente herramienta para la apertura de mercados, y eso es lo que valoriza las carnes. No es que el mercado te pague más por tener trazabilidad, sino que la apertura de mercados mejora en términos de velocidad, de credibilidad, de darle al que nos abre el mercado algo más que los demás, no sé si lo pueden dar.
—¿Cómo observa el desempeño que está teniendo el gobierno en su búsqueda de conquistar nuevos mercados y de bajar los aranceles en los países a los que ya se exporta?
—El gobierno tiene muy buenas intenciones, que ojalá se traduzcan en hechos. Seguramente sí. En algún momento algunas empresas colegas fueron criticadas en el gobierno anterior por reclamar más inserción internacional. Incluso la CIF manejó un documento en el que decía que quedaban por el camino 200 millones de dólares de los aranceles que se pagaban. Vemos que en este gobierno hay una actitud distinta para atacar ese problema. Ese es un punto que evidentemente juega y cada vez más.
—¿Qué cree que debe hacer el gobierno para aumentar los destinos de venta y mejorar las condiciones de producción?
—Por lo que abogamos, por supuesto, es lograr tratados de libre comercio, o como se lo quiera llamar. Eso sería la panacea. Sería fantástico. No creo que debiéramos llegar a tanto, pero sí mirar a nuestros competidores para que no estén mejor que nosotros. En términos competitivos tenemos una cantidad de cosas para pedirle al gobierno y que trabaje junto a nosotros: en energía, en productividad, y en términos impositivos. Nuestro sector sigue exportando muchos impuestos.
—¿Qué proporción de ganado de feed lot está entrando a las plantas de faena?
—En el caso de Frigorífico Pando nosotros estamos en el eje del 15% al 20% semanal. Eso para atender la cuota 481 y también ganados que son terminados a corral y que no son para cuota 481.
—Por los precios actuales la agricultura es mucho menos atractiva. ¿Cree que eso va a derivar en un aumento de la producción ganadera?
—Sí, no tengo duda. Hay campos de definición agrícola que tienen un tremendo potencial, pero hay mucha área, ya sea por condiciones de distancia o porque el umbral de rendimiento en soja lo tienen más sobre el promedio de Uruguay, en donde la relación de precios hoy beneficia a la carne. Salvo que aparezca otra opción alternativa creo que van a entrar en el circuito ganadero. De una u otra forma llega área a la ganadería, y una de las razones es que los valores de la pecuaria han disminuido muchísimo menos que otros rubros.
—¿Cuáles son las perspectivas para la próxima zafra?
—Me parece que la zafra, por la sequía y por los niveles de faena que estamos teniendo, va a llegar más atrasada que otros años. O sea: no creo que sea una zafra que empiece a principios de octubre, lamentablemente. Habrá que hacer matemáticas, pero lo que sí creo es que se va a mantener, por lo menos, una diferencia porcentual en el total de la faena del 2015 versus la del 2014, que debe de andar entre 50 y 100 cabezas más en el año. Creo que de alguna forma se va a concentrar la zafra un poquito más, y la concentración va a ser sobre fin de año.
—El gobierno, a través del Ministerio de Economía, pidió a las principales gremiales empresariales, entre ellas la CIF, evaluar la posibilidad de lograr un acuerdo para contener la inflación...
—Evidentemente, en nuestro caso, siempre estuvimos, en la medida en que podíamos, dispuestos a atender y cooperar en el problema de la inflación. Vamos a hacer todo lo posible, porque para nosotros, el flagelo de la inflación conspira contra nuestra competitividad, y eso lo tenemos clarísimo. Pero si no tenemos un precio de hacienda que nos ayude a poder ayudar, no tenemos cómo sostener el precio de la carne. Si logramos comprar ganado nada más que poniendo más precio, es difícil de pensar que ese precio extra no se intente trasladar al precio de venta. De todas maneras, te puedo firmar que habrá un compromiso de la industria para ayudar con ciertos productos. Todavía no se puede precisar.