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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSe aprobó la ley de aborto en la Argentina.
Era previsible, dada la decadencia moral en los países más “progres” de América.
No me siento capacitado para opinar acerca de la interna argentina en este tema, nuestros vecinos siguen hoy tan imprevisibles como en el tiempo de Artigas, pero sí de la situación en Uruguay.
Nuestro país está siendo protagonista del mayor genocidio de su historia. Un genocidio suicida, además.
Según cifras oficiales, se realiza un promedio de 10.000 abortos anuales, desde que se aprobó la ley en 2012.
Nueve años: ¡90.000 abortos!
Noventa mil seres humanos asesinados en el útero materno, a quienes se les impidió el primer derecho del hombre: la vida.
Es terrible: si se ha concebido un ser humano, pero no se lo desea… se lo mata. Y se intenta aliviar conciencias comparando el embrión humano casi como si de un quiste se tratara.
Simplemente haciendo un cálculo muy superficial, podríamos decir que se han eliminado de la sociedad a 45.000 mujeres. Y con ellas, toda la descendencia que podrían haber generado.
Esa es la principal causa de muerte en el Uruguay: el aborto.
Y no se entiende cómo mujeres orientales, siguiendo la moda progresista, celebran esto como un triunfo.
No se comprometen los legisladores con la vida. No se promueven leyes para proteger a las madres y a sus hijos. Para que ninguna madre oriental se vea desvalida ante el acto más sagrado de la vida: concebir una nueva vida.
Ni para que ningún gurí oriental crezca con todas las garantías de bienestar que la patria debe darle.
No, es menos trabajo matarlo antes de que nazca.
Discursos… hasta el cansancio. Hechos: ninguno. Sigue la feria de la matanza de inocentes.
Sé que mis dichos tal vez traigan escándalo y se me tilde de homofóbico, machista, dinosaurio y quien sabe qué más.
Nadie está más a favor de la igualdad entre el hombre y la mujer. Para ello es realmente necesario proteger ambos géneros, varón y mujer por igual. Desde que son concebidos como tal, con toda su información genética que los identificará, desde que se forma el embrión.
Ministerio de la Vida… Ese debería ser el principal ministerio de gobierno. Y el que debería gozar de mayores privilegios para asegurar una vida digna para todos. Sin importar condición humana alguna.
Mientras la patria no sea una madre acogedora, protectora y amable para todos sus hijos, estaremos en falta como nación… Y mientras el aborto se tome como una terapia contra el embarazo, seremos cada vez más pobres espiritualmente, más atentatorios contra nuestra propia especie y por lo tanto… cada vez menos humanos.
Horacio Fantoni