En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En los últimos días oímos que el expresidente Mujica sostenía que si creyese en Dios, le daría gracias por la salida de prisión del expresidente brasileño Lula. Luego oímos a este último, que recomendaba pedir a Dios que ganase las elecciones en nuestro país el partido político al que pertenece el expresidente Mujica. Ante estas expresiones, pensamos en qué pedirían a Dios, y por qué le darían gracias, quienes militan en partidos políticos opositores al de ambos expresidentes.
, regenerado3
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Al comprobar que la otra mitad de la población considera prioritario pedir y dar gracias a Dios por otros motivos, se nos ocurrió plantear si no deberíamos anteponer en nuestra relación con Dios valores universales de desarrollo humano, sin hacer acepción de personas ni de partidos políticos.
Sin duda, es legítimo pedir y dar gracias por aquello que nos beneficia y nos alegra. Sin embargo, dada la creciente polarización y crispación política, parecería oportuno que al referirnos a Dios, sobre todo al hacerlo públicamente por dirigentes políticos, parecería necesario contemplar y aplicar un criterio más universal, en el que no se distingan personas ni partidos políticos.
Expresado lo mismo con diferentes palabras, diremos que no nos referimos al laicismo, sino la más auténtica laicidad, que es a la que aspiramos para nuestros dirigentes políticos. Es en dicha laicidad en la que está implicado el máximo respeto por los valores universales, que son los referidos a Dios y a los seres humanos, sin que en ellos se discriminen personas en razón de sus intereses político-partidarios.