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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHe tenido el gusto de presenciar en la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo, el día miércoles 11 de mayo del corriente, la “Presentación del Índice de Transformación 2016” (Bertelsmann Tranformation Index 2016).
Resultaron muy interesantes las exposiciones de los disertantes y en alguno de los casos, los expositores nos informaron en profundidad y esgrimieron argumentos que, sin duda, enriquecieron el conocimiento de los asistentes.
Al finalizar el evento, personalmente expresé mis discrepancias con los criterios usados para formular el índice que se exponía, pero ahora, no acotado por la brevedad que debía tener en aquel momento, destacaré otras aristas de mis discrepancias.
Si en los elementos de juicio que componen el índice, la escala es de 1 a 10, y por sólo dar un ejemplo, a Venezuela se le pone 2 en “performance económica” (la cual en realidad debería ser como máximo menos cincuenta), indudablemente, por referencia, a Uruguay se le debe asignar calificaciones elevadas pero que no reflejan la realidad, ni la distancia que en ese aspecto nos separan, por suerte y por ahora, del país regido por Maduro y por desdicha de países como Taiwan, Estonia o Corea del Sur (sólo por citar algunos).
El resultado es que esas calificaciones sobrevaluadas, por error de quien las efectuara y atribuidas a nuestro país por un problema matemático de proporciones, dado ese rango de 1 a 10, deforma la realidad. Y esa deformada visión nos “coloca” en el cuadro general cuartos en el mundo (¿?), por delante de países que con un mínimo de conocimientos sobre ellos, cualquier persona racionalmente ha de reconocer que eso no es así.
Como sugerencia a quienes estructuran el índice y como atenuante al trabajo realizado por el Sr. Chasquetti, la metodología empleada es absolutamente equivocada. Pero, además, es engañosa y para peor sirve de apoyatura, con su falsaria información resultante, para que aprovechándose de ello, ciertos personajes de cuyos nombres no es grato acordarse nos sigan mintiendo a los uruguayos diciéndonos: “vamos bien”.
Finalmente, reitero, tal como lo expresé en el momento de la presentación de referencia, que como agravante de todo lo anterior, las calificaciones a nuestro país, si se sigue intentando justificar que fueron realizadas por comparación dentro de la región, “latinoamericanizándolas”, en realidad se están profundizando los errores y los malos efectos.
Al respecto, es tiempo ya que volvamos a compararnos y tener como referencia, a los mejores, no a Venezuela o Cuba, y otros países por el estilo.
Ricardo González Falcón
CI 1.118.899-4