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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás”. (Winston Churchill).
Las utopías emergen en períodos de crisis y son un testimonio de insatisfacción social. Su aparición revela el lado negativo de cualquier proyecto político y se vuelven una declaración de displicencia. Gracias al vasto conocimiento de la historia y de sus fuentes, se proporcionan de esta manera valiosos elementos para comprender desvíos y degeneraciones de las utopías de todos los tiempos (Canfora, 2019).
La “fatal arrogancia” lleva a algunos a creer que solo la economía es capaz de resolver todos los problemas humanos. El “intelectual” está convencido de que elaborando racionalmente un modelo justo y equitativo de sociedad, este se puede imponer a la realidad. Todas las utopías sociales, de Platón, Tomás Moro a Marx han partido de creencias personales que no necesitan pruebas. Dicha “soberbia intelectual” deriva en “religiones seculares” (Marxismo, Comunismo, progresismo) de creer que el motor de la historia sea solo el conflicto entre burguesía y proletariado, ignorando la multiplicidad de factores sociales, culturales, étnicos, religiosos, psicológicos, familiares y personales. Estas “ingenierías utópicas” son más un acto de fe que una filosofía racional, son algo totalmente anticientífico.
A la “civilización” nadie la inventó, fue naciendo de a poco, es el resultado imprevisto y no pretendido del sometimiento a las reglas morales y legales que nunca fueron inventadas con un resultado prefijado. Crecieron porque las sociedades poco a poco las fueron desarrollando y se fueron imponiendo ya que su propósito era la civilización.
“El Yo narrador: el relato que hay en tu cabeza”
“No eres la charla que oyes en tu cabeza. Eres el ser que escucha esa charla.” (Jiddu Krishnamurti).
Un área del cerebro se encarga de monitorear todas las conductas de todas las redes neuronales y de interpretar cada acción individual para lograr armar una idea unificada de sí mismo. Dicha área se encuentra en el hemisferio izquierdo y se llama “el intérprete”. Su función es crear historias y creencias para explicar eventos internos y externos, da un sentido de unidad al individuo.
A lo largo del día, el hemisferio izquierdo toma la información que reúne (percepciones, memorias, acciones y la relación entre ellas) e inventa un relato coherente para su conciencia, armando así un relato personal. “El intérprete de la conciencia” es un testaferro, una suerte de narrador que crea un relato para explicar en retrospectiva las muchas veces inexplicable trama de nuestras acciones. Inventa un relato coherente para nuestra conciencia, armando así un relato personal. Es decir que nuestra narrativa personal está basada tanto en memorias verdaderas como en aquellas memorias falsas, que son el resultado de la interpretación que se hace sobre los datos que le llegan al intérprete de la conciencia. De esta manera, poseemos una experiencia consciente de ser uno, de auto percibirnos y ser yo”, una composición con coherencia y cohesión (Manes, Niro, 2014, p. 68). Reconstruye una historia plausible para justificar una acción que acaba de tomar (Sigman, 2015, p. 134). Ese “yo narrador” recupera recuerdos, narrando historias del pasado y haciendo planes para el futuro, por tanto el valor de toda la experiencia viene determinado por el promedio de los momentos culminantes y los finales. La mayoría de la gente se identifica con el “yo narrador”, con el relato que ya existe en nuestras cabezas. Por tanto es el “yo narrador” el que brinda sentido a nuestras vidas. La forma en la que te hablas a ti mismo condiciona tu capacidad para afrontar las dificultades y determina la toma de decisiones. La ciencia del diálogo interior nos da pistas sobre las técnicas que hacen eficaces nuestras autoafirmaciones: “debemos imaginar situaciones agradables futuras”. “Tener un relato es la situación más tranquilizadora, dado que la felicidad humana depende más de nuestras expectativas que de nuestras condiciones objetivas” (Harari, 2018).
Precisamente es “mucho más fácil vivir con la fantasía, porque la fantasía brinda sentido al sufrimiento” (Harari, 2015, p. 331). Por tanto, poco importa lo que se haga, importan las intenciones del “relato” que nos hacemos que crea las imágenes positivas de lo que “nos vamos a convertir”. El “relato” de utopías que le venden a nuestros muchachos.
En democracia ocurren inequidades. En las personas pesan mucho más las pérdidas que las ganancias. Es que la evolución de las especies llevó a que en el cerebro de los humanos haya mecanismos que den prioridad a los eventos malos (Kahneman, 2012, p. 392). Las amenazas son privilegiadas sobre las oportunidades. La sensibilidad a los peligros se extiende a opiniones con las que estamos en radical desacuerdo. “Lo negativo anula lo positivo de muchas maneras y la aversión a la pérdida es una de las muchas manifestaciones de predominio de la negatividad” (Kahneman, Daniel. 2012. Op. Cit. Pág. 393). El “yo” está más motivado para evitar las caracterizaciones negativas de él mismo que para buscar las buenas. Las impresiones y los estereotipos malos se forman con más rapidez y son más resistentes a las refutaciones que los buenos La aversión a la pérdida crea una asimetría que hace muy difícil lograr acuerdos. Las concesiones posibles a hacer, se consideran pérdidas irrecuperables que no se pueden otorgar. Por tanto, la aversión a la pérdida es una poderosa fuerza conservadora que solo permite mínimos cambios en el status quo de las vidas de las instituciones y las personas (Ibídem. Pág. 398).
Obra un mecanismo psicológico de focalización de la atención. Se ignora la mitad del mundo. Aquello que percibimos es una construcción que realiza el cerebro. Por tanto se trata de un “desorden atencional” por el cual se seleccionan ciertos elementos para procesar en lugar de otros que se ignoran. Lo que se ignora es como si no existiese (Manes, Niro, Mateo, 2018, p. 178).
Se atiende solo aquello que confirma lo que pensamos (sesgo de confirmación), aquello que produce facilidad cognitiva.
“Al experimentar mayor facilidad cognitiva, se perciben solo palabras que hemos visto con anterioridad y es esa sensación brinda la impresión de familiaridad”. (Kahneman, 2012, p. 86).
“Una manera segura de que la gente crea falsedades es la repetición frecuente, porque la familiaridad no es fácilmente distinguible de la verdad” (Ibidem, p. 88).
“Comprender el mundo real tal como es, no como desearíamos que fuera, es el comienzo de la sabiduría”. (Bertrand Russell)
Se piensa que existe una sola respuesta verdadera para cada problema humano. Cada vez que se encuentre una respuesta, se desechan todas las demás. También se piensa que los más nobles ideales que animan a la humanidad, como justicia, libertad, paz, felicidad, solidaridad, etc., son todos compatibles entre sí. Nicolás Maquiavelo fue de los primeros en observar que no todos los valores son compatibles, que la noción de una única y definitiva filosofía para establecer la sociedad perfecta es material y conceptualmente imposible. Montesquieu advirtió como característica central de la humanidad que los fines de los seres humanos son muchos y distintos y en muchos casos incompatibles y que esta es la raíz de choques entre civilizaciones y de diferencias entre comunidades y en el seno de estas, de rivalidades entre grupos y en la propia intimidad de las conciencia.
El factor clave de la civilización no es la razón ni el conocimiento (siempre incompleto, fragmentario y disperso), sino la adaptación de ambos a una tradición depurada por la experiencia vivida. Los órdenes espontáneos no son todos buenos, en el largo proceso civilizatorio, el hombre ha ido eligiendo aquellas instituciones que contribuyen a su progreso real y abandonar aquellas que lo perjudicaban. La civilización es sinónimo de libertad, legalidad, individualismo, derechos humanos, equidad de género, propiedad privada, mercado libre, convivencia y paz.
“El diálogo interior es fundamental para cambiar tu vida. Las personas se convierten en los relatos que escuchan”
“Somos las historias que nos contamos”. (Diana Orero)
Tener un buen diálogo interior es fundamental para tener una vida sana. Somos la historia que nos contamos, somos nosotros mismos quienes construimos nuestra identidad, y para construir una buena identidad de ti mismo no solo has de tener en cuenta cómo te hablas, también tienes que considerar cómo hablas a los demás y cómo te habla la sociedad.
Se puede afirmar que conforme “construimos nuestras frases” construimos nuestra realidad”. No es lo mismo decir “mi vecino no me entiende” que “aún no he encontrado la manera de comunicarme con mi vecino”. En la primera frase el protagonista es el vecino -y no lo puedes cambiar-, y en la segunda eres tú, y tú te puedes cambiar siempre. Tener un diálogo interior sano para tener una vida interior sana (Orero, 2019).
“Los sistemas humanos se desarrollan en dirección de los temas que más hablan y las preguntas que se formulan”. (David Cooperrider)
Se requiere que muchos piensen y aporten sobre democracia. Se espera que la academia, los intelectuales, y la gente en general conversen sobre democracia, ¿qué entienden por tal y qué esperan de la misma? La democracia es demasiado importante como para dejarla solo a los políticos.
Estudiosos de la vida política han observado que la heurística de la disponibilidad ayuda a explicar por qué algunos asuntos están muy presentes en la mente del público mientras otros caen en el olvido. La gente tiende a evaluar la importancia relativa de ciertos asuntos según la facilidad con la cual son traídos a la memoria, y esto viene en gran medida determinado por el grado de cobertura que encuentran en los medios. Los temas frecuentemente mencionados pueblan las mentes tanto como otros se escapan de la conciencia. Y viceversa, lo que para los medios es noticia, corresponde según ellos, están comúnmente en la mente del público (Kahneman, 2012, p. 86). ¡¡Qué el tema democracia inunde los cerebros de los uruguayos!!
“La DEMOCRACIA como UTOPÍA”
“Las sociedades necesitan un relato para sobrevivir. Pero no un relato cualquiera, sino uno que trascienda a los individuos y los explique como miembros de una comunidad que existe antes que ellos y los sobrevive. Dicho de otro modo, requerimos de una creencia, un dios, una religión. Y está comprobado que, sin una combinación de identidad política y religiosa, ninguna sociedad tiene futuro”. (Neil MacGregor)
Ética cívica para que la democracia funcione. Fortalecer la vida política desde la ética democrática. Se actúa a tres niveles: que los partidos protejan las instituciones básicas del Estado de Derecho (“un adversario no es un enemigo”), una ciudadanía madura y la amistad cívica con un proyecto común.
Una clara formación democrática a los jóvenes. Se observa la total ausencia de conceptos democráticos que tienen los jóvenes que ocupan los liceos. También ocurre lo mismo con los “noteros” de los canales de televisión que cubren dichos hechos. Los policías son vistos como represores y no como aquellos que cumplen la ley para preservar la democracia.
De algunos profesores y líderes sindicales mejor ni hablar.
La democracia funciona porque es algo en constante flujo, “a work in process” (de Posadas, 2023, p. 269).
“Pero en un flujo que no ocurre en el vacío y por inercia. Requiere de respeto y de cuidado, no le basta con observadores pasivos. Respeto y cuidado por parte de todos, gobernantes y gobernados, estos en cuanto ciudadanos y también como integrantes de la sociedad civil, sustento último del sistema” (Ibídem).
Dicen que los uruguayos amamos la democracia, ¿será cierto?, ¿por qué no hablamos más sobre ella, sobre cómo mejorarla?
La democracia se parece al amor de pareja, las que funcionan son aquellas que mantienen una eterna conversación sobre lo que están construyendo.
Referencias
Canfora, Luciano (2019). La crisis de la utopía. Aristófanes contra Platón. Fondo de Cultura Económica: México.
De Posadas, Ignacio (2023). Al rescate de una DEMOCRACIA INCOMPRENDIDA. Análisis, ideas y propuestas. Editorial Planeta S. A.: Montevideo.
Harari, Yuval Noah (2015). Homo Deus. Penguin Random House. Grupo Editorial Sudamericana: Barcelona.
Harari, Yuval Noah (2018). 21 lecciones para el siglo XXI. Penguin Random House. Grupo Editorial Sudamericana: Barcelona.
Kahneman, Daniel (2012). Pensar Rápido, pensar despacio. Penguin Random House. Grupo Editorial Sudamericana: Los Ángeles.
Manes, Facundo; Niro, Mateo (2018). El cerebro del futuro. Grupo Editorial Planeta S.A.I.C.: Buenos Aires.
Manes, Facundo; Niro, Mateo (2014). Usar el cerebro. Editorial Planeta S. A.: Buenos Aires.
Orero, Diana (2019). Todo Cuenta. Grupo Editorial Letrame SL: Barcelona.
Sigman, Mariano (201). La vida secreta de la mente. (7ª ed.). Debate: Buenos Aires.
Rafael Rubio
CI 1.267.677–8