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Diez puntos y dos meses. Los puntos son los que, según las encuestas, debe sumar el precandidato nacionalista Luis Lacalle Pou para alcanzar a Jorge Larrañaga en la interna blanca. Los meses son los que restan para llegar al día en que todo se defina en las urnas. Con este escenario planteado, el pasado domingo 30 de marzo Lacalle Pou hizo el acto central de su campaña en un Palacio Peñarol repleto y entusiasta. Había un clima de euforia que se alimentaba desde afuera con decenas de ómnibus con militantes de todos los departamentos.
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En los días previos se habían conocido datos de la última encuesta de Cifra, que no solo mostraba un crecimiento del precandidato en los números sino que estaba acompañada por un concepto que lo alienta a ser optimista: el resultado de la interna blanca es “impronosticable”, dijo el politólogo Luis Eduardo González. En el comando de campaña de Lacalle Pou se sintió el viento a favor. Y en el acto del domingo, también.
La estrategia delineada por sus asesores incluía llegar a la fecha del evento central con —más o menos— estos números y con el programa de gobierno ya masticado y digerido. “Presentamos todas nuestras propuestas y algunas de ellas, como la del Asentamiento Cero, estuvieron en la agenda. Luis quería encarar los últimos meses de la campaña con las iniciativas de gobierno presentadas, se siente más seguro así porque para todos los temas tiene una respuesta”, comentaron a Búsqueda fuentes del comando de campaña.
En el acto del Palacio Peñarol recorrió, durante los casi 40 minutos del discurso, algunos de los asuntos que forman parte de su agenda de gobierno. Habló de la seguridad, de la educación, de sus planes sociales y hasta del medioambiente. Y resaltó el apoyo del cuadro técnico encargado de elaborar el plan. “Hemos tratado de juntarnos con los mejores”, destacó, y citó al ex presidente norteamericano John Kennedy. “Dijo que lo más inteligente que hizo en su vida fue juntarse con gente mejor que él”. Enfatizó que no llegaba a esta precandidatura con la intención de evitar que el Frente Amplio tenga mayoría parlamentaria. “Venimos a gobernar ahora y gobernar bien”.
Por el mismo andarivel.
Lo que en algún momento se preguntaron sus asesores es si convendría dar un viraje al tono de la campaña tras llegar a este punto. Si se abandonaba el discurso “positivo”, de propuestas, y sin confrontaciones, por otro que lo ubique en un plano “más desafiante”. Pero no. No habrá volantazos. Al menos esa es la respuesta oficial. Dicen que no se desviarán del andarivel que los condujo hasta el lugar en el que está ahora el precandidato. Argumentan que se logró, con esta estrategia, posicionar casi desde cero a un diputado para que sea una figura presidenciable.
Lacalle Pou dijo a Búsqueda que no hay razones para apartarse del camino trazado, que él confronta con sus propuestas, y que el tan manido concepto de “por la positiva” implica responder ataques con ideas de gobierno. “Nosotros tenemos propuestas concretas y no promesas”, dijo en un pasaje de su oratoria en el Palacio Peñarol. Paseándose de un lado al otro del escenario, sin un atril y sin leer el discurso, insistió una y otra vez en ofrecer un mensaje sin agresiones. “Nunca dijimos que los buenos están de un lado, no hablamos de ellos y nosotros. Ni de que hay un solo proyecto país”. Dijo que se “moría de ganas” de contestar algunas criticas y descalificaciones pero “por respeto” a los votantes no lo iba a hacer. “El autocontrol es una manera de ser mejores”.
Mensajes indirectos.
Sin embargo, desde las filas del precandidato Jorge Larrañaga, comenzaron a advertir otras señales, tiros por elevación. El discurso de Lacalle Pou del domingo fue analizado con lupa por integrantes del comando de Larrañaga. Y encontraron algunas “indirectas” en el mensaje. Se sintieron aludidos. “Fueron tres o cuatro alusiones que solo nosotros entendemos, no es para el público en general porque no las identifica”, reconocieron a Búsqueda fuentes cercanas a Larrañaga.
En un momento de su discurso, mientras hablaba sobre su apoyo a bajar la edad de imputabilidad penal, Lacalle Pou afirmó que el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, es el “peor ministro” de la gestión frenteamplista. Ahí el sector de Larrañaga identificó dos menciones indirectas. En primer lugar porque Larrañaga está en contra de bajar la edad de imputabilidad y en segundo porque éste declaró alguna vez —se lo dijo al propio presidente José Mujica en enero de 2012— que Bonomi le parece el “mejor ministro del Interior que tuvo el Frente Amplio”. Para los asesores de Larrañaga, estos dos “guiños” en contra, que calificaron como “chiquitajes” de campaña, marcan un perfil distinto al que pregona Lacalle Pou. Pero no lo responsabilizan a él directamente, sino que dicen que en este caso puntual es producto de cierta “manija” que le ha dado un sector, la Lista 40 de Javier García, que antes estaba en las filas de Larrañaga.
En el comando de Larrañaga también se sintieron aludidos cuando Lacalle Pou dijo que a él no lo van a escuchar “gritar ni arengar” porque no es ese su tono, y cuando habló sobre el necesario “autocontrol” que se debe tener para no responder a las críticas. “Esos fueron todos mensajes indirectos a Larrañaga”, dijeron las fuentes. Cuando Búsqueda consultó al entorno de Lacalle Pou sobre estos comentarios, la respuesta fue tajante: “Están paranoicos”.
