Las autoridades de la enseñanza aprueban guía para cambiar el plan de estudios 2006 que rige en los liceos públicos y privados

Según afirmaron fuentes de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) a Búsqueda, dentro de los lineamientos generales de esa futura propuesta “se ajustan ciertos programas curriculares que existen actualmente, pero no otros como el actual plan Reformulación 2006”, que rige casi a la totalidad del ciclo básico.

El objetivo de la iniciativa es que la formulación de los planes de estudio tomen en cuenta las particularidades de la cultura nacional y el proceso histórico por el cual se ha arribado a la actual coyuntura en la enseñanza, según explica el documento. Fue presentado en febrero por el propio presidente del Codicen, Wilson Netto, desarrollado a lo largo del año por un grupo de trabajo y aprobado un mes atrás, aunque quedaban pendientes algunos cambios para completarlo.

Alerta e intervención.

El documento establece nueve lineamientos generales, definidos como “pistas” para iniciar el proceso de discusión, muchas de las cuales recogen prácticas ya elaboradas por centros y docentes, que no estaban incorporadas en la política educativa general, y que se enfocan en los problemas más importantes de la enseñanza media.

Uno de ellos es la alta tasa de abandono y repetición, la cual se pretende enfrentar incluyendo “dispositivos de acompañamiento en el ingreso y en las trayectorias” de los estudiantes. Propone seguir y monitorear a los alumnos a través de un “sistema de alerta e intervención” para disminuir entre otras cosas la desvinculación temprana o el abandono.

Otra de las dificultades más señaladas de la enseñanza media uruguaya son las diferencias sociales y económicas existentes entre los diversos centros y alumnos. Para este caso sugiere llegar a una propuesta con una estructura y modalidades de trabajo “plurales”, que diferencie “los espacios de formación en relación a los intereses y situaciones vitales de las personas”.

Sostiene que hay que “romper” con el enfoque homogeneizador donde todos los estudiantes realizan la misma actividad, de la misma forma, en el mismo tiempo y con los mismos materiales, “pero admitiendo una base común de saberes” a partir de la cual todos los estudiantes tengan la posibilidad de acceder a los bienes culturales en todas las instituciones. El documento dice que la “educación para todos” solo podrá alcanzarse cuando se asuman perspectivas que consideren las diferencias, las particularidades y las irregularidades entre los individuos.

Para lograr ese objetivo agrega que es necesario generar planes curriculares “que atiendan las diferentes formas de relacionamiento con el saber, producto de los variados contextos culturales, las franjas etarias, las condiciones socioeconómicas de las personas que ingresan y transitan el ciclo medio básico de educación”.

Además de atender esas diferencias los programas tienen también que “evitar la fragmentación y la desarticulación curricular”, promoviendo una formación centrada en la apropiación de la realidad y no únicamente en la mera transmisión de contenidos.

Cargas horarias.

Un 40,81% de los alumnos de Montevideo de primero, segundo y tercer año que asistieron a un liceo público repitieron en 2012, según los datos del CES, cifra por encima del promedio nacional. En el interior los resultados son un poco mejores y allí se encuentran los cinco liceos con menor porcentaje de repetición en todo el país. La capacidad para generar vínculos con la comunidad y la identidad del alumno con el liceo es señalada como una de las fortalezas de los centros del interior, atribuida principalmente al hecho de que los docentes trabajan en un solo liceo.

Con el objetivo de lograr algo similar en la capital, el documento pide fortalecer una gestión institucional donde “resulta pertinente pensar la posibilidad de modificar la estructura de las cargas horarias y la permanencia de los docentes en los centros educativos, a los efectos de poder consolidar comunidades educativas sólidas”. Así, enfatiza en recuperar “la centralidad de la dimensión relacional y vincular del ambiente institucional con los estudiantes, las familias y la comunidad”, desarrollando líneas de trabajo que permitan relacionamiento con distintos actores más allá de las aulas, reconociendo que existen otros ámbitos que inciden directamente en las propuestas educativas.

Señala además la necesidad de diseñar “espacios y prácticas donde, efectivamente, la participación de los estudiantes en la experiencia escolar se aleje de una mera enunciación formal y se traduzca en prácticas concretas” que permitan alcanzar una mayor identificación del alumno con su centro educativo.

Por último, plantea la importancia de implementar variedad de formatos de clase que habiliten diferentes modos en que los alumnos se relacionan con el conocimiento, incorporando conceptos como el aula-taller. “En este sentido un museo, una plaza de deportes, un circuito planificado en un determinado contexto o un establecimiento productivo pueden ser espacios sistemáticos de enseñanza que se sumen a los del centro educativo”.