Con la llegada de la soja a la agricultura de Uruguay, los productores de arroz comenzaron a rotar sus cultivos con esta oleaginosa. Pero, por la novedad del tema, los productores no contaban con demasiada información al respecto.
Con la llegada de la soja a la agricultura de Uruguay, los productores de arroz comenzaron a rotar sus cultivos con esta oleaginosa. Pero, por la novedad del tema, los productores no contaban con demasiada información al respecto.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáPor eso, el año pasado el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) implementó un programa de estudio para analizar el comportamiento de la soja en los suelos bajos.
Sin embargo, por las “muy buenas” condiciones del clima y la “excepcional cosecha” en el período 2012/2013, no fue posible llegar a ninguna conclusión “importante”, señaló uno de los agrónomos encargados de la investigación, Ignacio Macedo.
Por tal motivo, este año el INIA relanzó el programa de estudio para poder relevar información.
La idea es realizar análisis tanto “en la zona baja” como en el “suelo de lomada”, explicó en un video institucional el agrónomo del INIA, Walter Ayala. Hay intención de “ver cómo se manejan los cultivos” y explorar “alternativas de riego para el cultivo de soja”, destacó. “Creo que en general (el programa) se enmarca dentro del interés que el tema ha tenido en la región y que la soja ha tenido en el Este”, valoró.
“Nosotros nos preguntábamos qué pasaría con las evaluaciones en un año promedio” con “condiciones más desfavorables”, las cuales se dieron en esta zafra, aseguró el agrónomo del INIA, Jesús Castillo. Y especificó: “El mes de noviembre, el más favorable para plantar, se perdió, y se empezó a sembrar en diciembre”.
A su vez, el exceso de lluvia registrado en los primeros dos meses del año contribuyó a establecer una diferencia con la zafra anterior, y ya se pueden “observar algunos cambios” y establecer “alguna comparación”, señaló Macedo.
Manejo ante la saturación de agua
A principios de enero, el técnico del INIA, Jesús Castillo, había advertido que “un porcentaje importante” de cultivos de soja habían emergido con “alguna problemática” que podría solucionarse con agua. Sin embargo, el exceso hídrico registrado más adelante no contribuyó a mitigar el problema, sino que lo agravó, ya que la “soja sufre tanto la falta como el exceso” de lluvia, dijo Macedo.
El tema hídrico en los distintos cultivos fue planteado como uno de los puntos para abordar en las investigaciones de las zonas arroceras, que tienen más tendencia a saturarse de agua.
En este sentido, el impacto de la lluvia en la producción de soja en los suelo bajos va a estar siempre vinculado a la capacidad de los productores para drenar el agua, indicó Macedo.
En la zona este se está cosechando en estos días, por lo cual todavia es temprano para hacer una evaluación final. Pero será un año válido para obtener insumos útiles para la investigación.