Las empresas públicas son vistas como un “motor de desarrollo” y los órganos reguladores como obstáculo a “objetivos políticos”

REDACCIÓN  

Algunas empresas públicas presentan cuentas con “excedentes” y otras arrojan “déficits crónicos”. Funcionan “bajo un régimen implícito de restricciones blandas” cuyo resultado “es potencialmente peligroso para la eficiencia” de las mismas. Son vistas como “motores de desarrollo” y, bajo esa premisa, prevalecen en su gestión de objetivos “políticos”.

Esta nota es exclusiva para suscriptores de BÚSQUEDA y GALERÍA
Elegí tu plan y suscribite

Suscribite

¿Ya sos suscriptor? Iniciá sesión

Probá nuestro servicio, registrate y accedé a una nota gratuita por semana.