—Como especialista en educación sexual, ¿qué opina de las guías?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá—Las guías son necesarias como protocolos de orientación. Pero es la sensibilidad de los docentes lo que permite mirar más allá de otros profesionales, incluso de las propias guías. Los maestros son agentes de detección oportuna en casos de violencia infantil, son quienes orientan y derivan oportunamente si corresponde la denuncia. Las guías son herramientas que operan como complemento, son útiles como protocolos. También hay que tener presente que no solo los niños sufren maltrato o violencia, también los maestros somos agentes de dolor y sufrimiento. Y cuando hablamos de sexualidad, muchos de los padres actuales no fueron formados o lo fueron en un modelo represivo, autoritario, del deber ser, y los niños asimilan eso.
—¿Han aumentado los casos de violencia intrafamiliar por el confinamiento?
—Hoy se visibiliza más algo que estaba latente, porque no es fácil convivir, y esta convivencia tan cercana durante estos meses no ha sido sencilla. Por eso la reapertura de las escuelas ha sido muy importante. Si hay tal grado de violencia de los varones, yo me pregunto como mujer y madre de tres hijos: ¿cómo estamos educando? Cuidado. Creo que estamos más alertas en nuestros sentidos para percibir esto y sacarnos el miedo de que no somos mejores ni peores mujeres, madres y maestras si admitimos que en nuestro propio círculo puede haber violencia, o que lo hemos vivido. Hoy se verbaliza más, y también se objetiva todo ese sufrimiento y está más visible. Si bien hablamos de patriarcado, nos tenemos que preguntar cuántas de nosotras inconscientemente portamos esas estructuras y las reproducimos en nuestras prácticas cotidianas, y en el aula pasa mucho eso, porque en las escuelas la mirada es muy femenina.