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A fines de mayo de 2010, el gobierno de José Mujica declaró la “emergencia sociohabitacional” de la población que vivía en la extrema pobreza y puso en marcha, de esa manera, el Plan Juntos, un programa que impulsó la construcción de viviendas. Ocho años después, la situación de los hogares más pobres poco ha cambiado. Por eso desde la organización Techo entienden que la situación en la que viven miles de uruguayos amerita que se vuelva a hablar de una “emergencia habitacional”.
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“El año pasado recibimos 480 solicitudes de vivienda”, comentó Belén González, directora de Techo, una organización de jóvenes voluntarios que trabaja con habitantes de los barrios más pobres para buscar soluciones a su situación. Una de sus principales tareas es proveer a las familias casas de madera que sustituyen a las precarias de chapa o materiales frágiles.
El acceso a viviendas es una de las prioridades del gobierno para este año, según se anunció tras la reunión de ministros con el presidente Tabaré Vázquez el fin de semana pasado. Entre las medidas que se trabajan están la relocalización de familias a lugares con mejores servicios y buenas viviendas, la búsqueda de terrenos para nuevas construcciones y la puesta en el mercado de casas y apartamentos abandonados.
Sin embargo, eso no alcanza para cambiar la situación de los más pobres. “Se ha hecho mucha cosa, pero no se ha movido la aguja como queríamos”, dijo a Búsqueda la vicepresidenta Lucía Topolansky, una de las principales referentes del gobierno en el tema vivienda.
El último censo, de 2011, reflejó que había 589 asentamientos en todo el país (348 en Montevideo), donde habitan unas 165.000 personas.
“Nosotros hemos operado sobre muchos asentamientos y lugares precarios, pero han nacido otros”, admitió Topolansky.
Situación precaria.
Los voluntarios de Techo recorren todos los meses varios asentamientos para relevar la situación en la que viven las familias (ver recuadro). “Hay personas en una situación muy precaria”, dijo González. Por eso sostuvo que “sigue habiendo una emergencia habitacional” que debe ser atendida.
Destacó que han visto cómo se fueron regularizando algunos asentamientos con la llegada de servicios de agua o luz.
La energía eléctrica fue uno de los principales reclamos de los vecinos del asentamiento Torre 8, ubicado en el noroeste de Montevideo, entre Conciliación y Lezica. Al realizar el relevamiento en el lugar el viernes 2, varios vecinos plantearon la necesidad de tener regularizada la luz. Es que todos los hogares están “colgados” de la red de UTE, lo cual es peligroso para las personas y se registran constantes bajas de tensión que afectan los electrodomésticos.
Pese a las condiciones de vida, muchos coincidieron en que no quieren abandonar el lugar. “Por mí me quedo a vivir acá para siempre”, comentó a Búsqueda un joven de 22 años.
Realojar familias que viven en asentamientos es uno de los principales objetivos que incluirá la próxima Rendición de Cuentas. El Plan Quinquenal de Vivienda prevé realizar antes de terminar el período 2.500 realojos.
Topolansky aclaró que concretar esta medida no será fácil.
“La gente no es un mueble que hoy lo pongo acá y mañana allá. Cuando vas a trasladar a una persona que desde tu punto de vista te parece que le mejorás las condiciones de vida, lo tenés que convencer. La gente tiene una red social en ese lugar. Conoce al del almacén que le fía una cosita; conoce al que hace una changuita acá, y hasta te dicen que tienen ahí al perro enterrado”, explicó.
“Es delicado lo que voy a decir, pero la persona tiene que aprender a vivir en ese nuevo lugar”, dijo. Topolansky relató experiencias que le tocó vivir cuando visitó a familias que habían dejado el asentamiento para vivir en una vivienda del Plan Juntos. Hay que explicarles cómo “gestionar la vivienda”, comentó. “Si un vidrio se me rompió no le pongo un cartón, sino que hay que hacer un mantenimiento. Entonces, aprender a vivir ahí lleva un tiempo y si no está un asistente social, no se resuelve el tema”, dijo.
Topolansky insistió con el rol de los asistentes sociales que deben estar en los barrios “chancleteando”. Si están recorriendo van a “ayudar” a que la persona “cuide” el lugar, porque de lo contrario “en cinco años eso se tugurizó”.
“Es mucho más grande, en proporción, el trabajo social que el constructivo”, afirmó.
La vicepresidenta ya tiene en marcha una idea para “repensar” el tema vivienda. Mantuvo conversaciones con dirigentes de los partidos políticos para realizar un foro, aprovechando que este año se cumplen 50 años de la ley de vivienda. Topolansky quiere que expongan no solo los partidos sino el Ministerio y la Agencia de Vivienda, Mevir, la Facultad de Arquitectura, la Cámara de la Construcción, las cooperativas y Techo. “Hay que ponerle pienso a esto”, dijo.