• Cotizaciones
    jueves 08 de mayo de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Las “tupamaras rehenas” siguen siendo “invisibles” por una subordinación de género ante los hombres, sostiene un libro

    Una madrugada de frío y tormenta, en pleno invierno de 1969, el ahora presidente José Mujica convocó a la recién incorporada militante del MLN-Tupamaros Yessie Macchi para que participara en una “expropiación” en la chacra de unos japoneses, para saber si esa mujer de clase media aceptaría ensuciarse en el barro como los hombres. Ella aceptó el reto.

    El sistema de subordinación por género —aún dominante en la sociedad casi medio siglo después— incluyendo a las Fuerzas Armadas pero también a grupos entonces insurgentes como los tupamaros, y la lógica de la llamada “teoría de los dos demonios”, son algunas de las explicaciones que encontró una investigación a la “invisibilidad” del caso de las once mujeres que fueron secuestradas del Penal de Punta de Rieles durante la dictadura militar.

    El libro “Las rehenas. Historia oculta de once presas de la dictadura”, de Rafael Sanseviero y Marisa Ruiz, editado por Fin de Siglo, cuenta los poco conocidos casos de Alba Antúnez, Cristina Cabrera, Elisa Michelini, Flavia Shilling, Gracia Dri, Lía Maciel, María Elena Curbelo, Miriam Montero, Raquel Dupont, Stella Sánchez y Macchi.

    Las mujeres fueron sacadas —entre junio de 1973 y setiembre de 1976— de la cárcel donde cumplían condena por integrar el MLN-Tupamaros y distribuidas en diferentes cuarteles de Montevideo, pero a diferencia de la situación de los “hombres rehenes”, entre ellos el presidente Mujica y el ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro, su caso fue muy poco conocido.

    Paloma.

    Una noche de mayo de 1976, la detenida Elisa Michelini recibió una visita especial en la cual le confirmaron el asesinato en Buenos Aires de su padre Zelmar. A la vuelta de la visita, su compañera de celda, luego de escuchar el terrible relato y llorar juntas, le contó que había vomitado por primera vez en su vida y que seguramente estaba embarazada.

    “Y ahí nos pusimos como dos guasas a llorar de vuelta, pero ya con otro llanto, ¿no? Con un llanto de alegría. Fue un momento muy intenso, creo que de los momentos más intensos que he vivido en mi vida, esa noche, en que llorábamos por las dos cosas, por la muerte y por la vida, ¿no?”, contó Macchi, fallecida en 2009, a los autores del libro.

    Paloma Soto Macchi vivió con su madre en el Penal de Punta de Rieles hasta que tenía ocho meses. La historia de Paloma comenzó cuando sus padres, los tupamaros Yessie Macchi y Mario Soto, se conocieron a través del muro de una celda en el cuartel de Artillería N° 1, conocido como La Paloma, donde ella estaba en “condición de rehena”.

    Con una condena de 45 años de cárcel por delante, la tupamara decidió que aprovecharía la oportunidad de cumplir con el fuerte anhelo de tener un hijo.

    El plan de llevar adelante una gestación clandestina contó con el apoyo de un cabo, un soldado y su compañera del celda Elisa Michelini.

    Cuando Macchi informó indirectamente al jefe de la unidad que tenía una relación con otro preso y que se quería casar, la noticia produjo un fuerte impacto entre los militares pero tuvo un efecto positivo para las presas, porque terminó con la ronda de las once mujeres por los cuarteles, además de represalias en forma de nuevas torturas y aumento de la pena para Soto, que meses después murió de cáncer en prisión.

    “¿Dónde vamos comandante? ¿A otra unidad?”, preguntó Macchi cuando le avisaron del traslado. “Ah no, los cuarteles no son lugares para mujeres”, respondió el oficial que aún no sabía del embarazo.

    A pesar de que la vuelta al penal fue una buena noticia porque el aislamiento y las condiciones de vida en los cuarteles, sin ser tan duras como las de los hombres, eran crueles, no todas apoyaron a Macchi e incluso algunas dejaron de hablarle.

    El nacimiento de Paloma, sin embargo, despertó los sentimientos maternales y ayudó a limar algunas asperezas.

    Causas del silencio.

    “Cuando había una visita de un oficial, los tipos en los cuarteles siempre los hacen recorrer, les hacen un tour y les muestran las posesiones más valiosas: primero las tanquetas, que era una adquisición reciente, después los caballos, después los perros ovejeros y después a nosotras, las rehenas mujeres, que eran los monstruos, mujer y guerrillera… para ellos era lo peor”, contó una de las entrevistadas, Lía Maciel.

    Otra de las “ex rehenas”, Stella Sánchez, apuntó en relación a la diferencia de castigos recibidos por hombres y mujeres: “Creo que el machismo tuvo mucho que ver, porque nunca nos trataron tan mal como a los hombres, jamás. Nos trataron mal pero nunca nos trataron como a ellos, nunca nos pusieron en un pozo inmundo ni nos pusieron en una perrera”.

    Los autores concluyeron que “la eliminación del rehenato femenino de la memoria colectiva es un hecho consistente y duradero que no puede atribuirse a la ignorancia, porque siempre hubo información sobre ellas, aunque fuera fragmentaria, a veces incompleta y siempre subsumida en la información sobre los hombres”.

    Interlocutoras.

    Una de las razones que encontraron los autores para que fueran estas once y no otras las que se convirtieran en “rehenas”, fue su calidad de interlocutoras con los militares, sobre todo luego de los comunicados 4 y 7 de febrero de 1973.

    “Hubo un momento en que las posibilidades de una alternativa peruanista fueron muy grandes”, escribió la brasileña Flavia Shilling en una carta fechada el 19 de febrero desde prisión.

    Los investigadores concluyeron: “Algo que parece común a las ocho (era el primer grupo) es que entre 1972 y 1973, ya sea en forma individual o como parte de colectivos, todas ellas dialogaron o fueron interlocutoras con militares que decían alentar un entendimiento con el MLN y salidas a la crisis política del país diferentes a las que triunfaron en la puja interna de las Fuerzas Armadas” .

    En otra parte del libro, Sanseviero y Ruiz ingresan al polémico asunto de las negociaciones que tuvieron como escenario el batallón Florida y la interpretación que se hizo en la izquierda acerca del movimiento militar. “Los líderes tupamaros creyeron ver bases para transitar del enfrentamiento armado a un programa político compartido con los recientes enemigos donde otras expresiones de izquierda vieron razones para esperar una diferenciación entre patriotas y fascistas”.

    Otro tema que aborda el libro es el cuestionamiento por parte de las mujeres respecto al discurso dominante de los varones que “se basa en la teoría de los dos demonios y se sostiene mediante la evocación sin fin de la violencia insurgente y la contra-violencia institucional”.

    Para los autores, esta construcción cultural de ex combatientes “no soporta la voz de aquellas antiguas guerrilleras que salen de la cárcel bajo la bandera de un Frente Amplio eminentemente identificado con la epopeya civil y ciudadana de las luchas desarmadas contra la violencia del Estado”.

    Más de cuatro décadas después del episodio de la “expropiación” de la chacra de los japoneses, algunos prejuicios siguen en pie, aunque Mujica asistió, como uno más, a la presentación de la investigación acerca de las “rehenas” en la última Feria del Libro.